Italia ha tomado una decisión extraordinaria, única en la historia, poner en cuarentena su país. Esta semana se cerrarán algunas industrias de la Lombardia, (norte de Italia) la paralización será casi total. Los decretos de urgencia, desde el primero, hablan de una emergencia que durará seis meses. Esta cuarentena, creará una gran dificultad económica. Antes del COVID19, la economía no estaba yendo bien.
La elección italiana de proteger a su gente se contrapone a la de aquellos países que han elegido proteger la economía como Alemania y Reino Unido, aceptan resignadamente la muerte de una parte de la población. Angela Merkel acaba de disponer una inyección de €550 millones a sus empresas, el objetivo es evitar que la propagación de la pandemia desencadene una recesión, han suspendido las clases, los partidos de futbol y las reuniones con más de mil personas. Boris Johnson, declaró “muchas familias perderán a sus seres queridos antes de tiempo”. La rendición ante lo inevitable no es gestión gubernamental.
La decisión italiana y sus dificultades financieras no recibió la comprensión de Christin Lagarde quien dirige el Banco Central europeo, hasta hace poco dirigido por el italiano Mario Draghi, sensible a la estabilidad financiera. Lagarde declaró que no reduciría las tasas de interés, agregando “no estamos aquí para bajar el spread” , declaración que ocasionó una perdida en la Bolsa de Milán de casi 17% y la venta rebajada de importantes títulos lo cual ha sido considerado una especulación. Un jueves 12 de marzo doloroso que llevó al Presidente Mattarella expresar “Italia está atravesando una condición difícil y su experiencia de contrastar la propagación del coronavirus probablemente será útil para todos los países de la Unión Europea. Por lo tanto, con razón esperamos al menos en el interés común, iniciativas solidarias y no movimientos que puedan obstaculizar su acción.”
La Comisión europea, la cual no tiene entre sus funciones la gestión de la salud en ámbito comunitario, ante el socavón italiano motivó a su presidenta Ursula von der Leyen declarar “Ayudaremos a Italia por cualquier medio” haciendo un importante contraste con la actitud Lagarde, fue un bálsamo para la serenidad italiana.
Los eventos se suceden rápidamente en Europa, en el mundo, difícil hacer pronósticos, la fragilidad humana es la misma ante un virus del cual carecemos de inmunidad, un virus que ha provocado una pandemia mundial. En semanas, los eventos alteran la fisonomía del problema y sus soluciones, no tenemos pronóstico. En dos semanas la desgracia italiana se agravó. En un solo territorio, como es el europeo, las diferentes posturas ante un mismo problema podría llevar a Italia, posteriormente, solicitar mayor rigor hacia quienes ingresen a un territorio que ha actuado una heroica cuarentena.
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