Escribe: Jorge Zavaleta
Alegre | Opinión - 12 jul 2015
La demografía es una disciplina que debe estar muy ligada con las
decisiones de los Estados que poseen mayor cantidad de población menor de 15
años de edad, lo que obliga a incluir el concepto de bono demográfico a la
próxima campaña electoral. Ante el envejecimiento de nuestra sociedad, es
necesario adoptar medidas para continuar con el crecimiento económico,
consolidar la igualdad social y económica, y dar sostenibilidad a los sistemas
de transferencias de poder.
Su tratamiento es una oportunidad no solo coyuntural, sino también
histórica para las sociedades de este siglo porque el bono viene a ser el
fenómeno que se da en el proceso de transición demográfica en el que la
población en edad de trabajar (económicamente activa) es mayor que la
dependiente (niños y adultos mayores) y, por tanto, el potencial productivo de
la economía es superior.
Actualmente, el grueso de los habitantes se concentra en la edad activa
comprendida entre los 15 y 59 años, pero no olvidemos que esta etapa es una
ventaja relativa porque el 39% de los jóvenes latinoamericanos y caribeños son
pobres. El porcentaje llega al 47% en el medio rural, mientras que en áreas
urbanas es de 25.5%. La falta de acceso a la educación es de un tercio de los
jóvenes; uno de cada cinco ni estudia ni trabaja y es víctima de la violencia;
mientras que los jóvenes indígenas y afrodescendientes padecen una exclusión
aún mayor.
Pese a ello, el Perú posee la ventaja de tener todo el período de bono
demográfico hacia adelante, lo que le permitiría realizar las previsiones en
las políticas públicas. El Ceplan y el Ministerio de la Mujer y Poblaciones
Vulnerables (Mimp) tendrán que multiplicar el mensaje del aprovechamiento de
este concepto, fortaleciendo las capacidades de los funcionarios en la dinámica
de la población peruana y resaltando aspectos de salud, educación y empleo.
Por lo pronto, aquí presentamos algunas cifras: la población mundial
bordea los 7,200 millones de habitantes; el promedio de vida es de 69 años;
Lima es una megaciudad con más de 10 millones de habitantes; hace 30 años solo
había 3 megaciudades, hoy existen 21 y se proyecta que a 2050 el 70% de la
población mundial vivirá en una. También se prevé que para 2050 la población
peruana superará los 40 millones de habitantes; de ellos, el 65.4% estará en
edad de trabajar; mientras que el actual sistema de pensiones solo tiene al
33.1% de afiliados.
Ante estos índices, el bono demográfico ofrece un futuro mejor para
todos. Desde la ONU y sus organismos pertinentes debe promoverse el tema más
allá de los ambientes académicos porque es un asunto de emergencia cuyo debate
debe ser público, es una cruzada que tiene que contar con la predisposición
ciudadana. Por último, el bono demográfico debe disponer de un presupuesto
descentralizado porque este tipo de macroproyectos merece una mirada más cauta,
según recomiendan estudios de diferentes tendencias.