Entre Lima y ahora en Maryland, desde 1992, en que conocí a Juan Tomás de Salas, fundador de Cambio16, siempre creí que esta publicación representa el periodismo que soñamos. La libertad bajo palabra, un respeto infinito a la versión del Corresponsal. Una efectiva y amplia solidaridad cuando atraviesa alguna dificultad en el cumplimiento de su labor, como el suscrito sufrió la intimidación legalista del fujimorismo, sistema represivo que ensanchó las compuertas a la corrupción infinita y a la masacre durante el conflicto de las fuerzas armadas con las organizaciones de Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru. En noviembre del 2016, la dirección de C16 en manos de Gorka Landaburu Illarramendi, permite apreciar la continuidad de ese horizonte. No hay mejor trofeo para un periodista que un buen periódico impreso y ahora surcando el firmamento para llegar a los lugares más remotos donde todavía la oscuridad es una amenaza.
Las líneas que siguen es una reproducción del texto que C16 dedica a Gorka Landaburu y su equipo consecuente con los postulados de C16.- Jorge Zavaleta Alegre.
El presidente del Grupo EIG
Multimedia, editor de Cambio16, Energía16 y Cambio Financiero, así como de las
ediciones digitales cambio16.com y energia16.com, y director de Cambio16, Gorka
Landaburu Illarramendi, nació en el exilio en París en 1951, donde había huido
su familia víctima de la persecución política de que fue objeto su padre,
Francisco Javier de Landaburu Fernández, diputado del PNV durante la II
República y vicelehendakari del gobierno vasco clandestino durante el
franquismo, una expatriación que, en lugar de acentuar un sentimiento de
desarraigo y extrañamiento, contribuyó a fortalecer sus firmes convicciones
democráticas y la defensa de la libertad y el diálogo en la acción política.
Esta circunstancia marcaría toda su vida, hasta el punto de que años después,
en el juicio donde se vio cara a cara con los terroristas que intentaron
asesinarle, recordó que sus padres tuvieron que marcharse de Euskadi a causa de
sus ideas, “pero a mí nunca vais a echarme: me quedo luchando por la libertad y
la paz”.
Tras cursar estudios de
Periodismo en Francia, regresó a España en 1972, compaginando sus primeros
trabajos periodísticos con la docencia en centros educativos, donde impartió
clases de francés. Debido a sus vínculos con el país galo, Landaburu colabora
habitualmente con medios de comunicación franceses, como Radio France, y ha
sido igualmente corresponsal de la RTVA en Euskadi. Participa habitualmente en
tertulias en radio (estuvo durante años con Luis del Olmo en Las mañanas de
Onda Cero) y televisión (en el programa 59 segundos de TVE). Su carrera
profesional empezó en la agencia EFE (1976). Un año después, publicaba crónicas
en el semanario Opinión y Radio Luxembourg. En esa época comienza su relación
con el Grupo16, tanto en Diario16 como en Cambio16. En la década de los 80,
colabora con Le Matin, Radio France y la agencia Reuters. También participa
habitualmente en programas de la televisión y radio públicas vascas (EITB).
Gorka Landaburu, presidente de
Cambio16
En su dilatada trayectoria
profesional ha recibido numerosos premios y distinciones, aunque quizás sea el
galardón otorgado por Reporteros Sin Fronteras (RSF), el homenaje más
internacional. Esta organización lo incluyó en 2014 en la lista de los 100
héroes de la información, publicada con motivo del Día Mundial de la Libertad
de Prensa. En el prefacio de la citada lista, RSF destaca que los héroes de la
información “son una fuente de inspiración para todos los hombres y mujeres
porque sin su determinación y la de todos sus semejantes no sería posible la
libertad”.
Su compromiso con una información
veraz e independiente le situaron como un referente periodístico en el País
Vasco durante la Transición democrática española, los denominados “años de
plomo” de ETA, cuando la organización terrorista recurrió a una violencia
criminal que sembró de cadáveres todo el territorio. “Aquí nos conocemos todos
–afirma Landaburu–. No hay prácticamente ninguna familia que no haya sufrido,
de lejos o de cerca, los zarpazos de la violencia etarra, el chantaje, la
coacción, la kale borroka, el atropello del Estado y de los grupos
parapoliciales, la guerra sucia, el GAL, los malos tratos o torturas en
dependencias policiales… Pero la violencia más cruda y más persistente la ha
producido ETA, con más de 800 víctimas mortales y decenas de miles de personas
heridas y perseguidas”.
Su beligerancia contra la banda
armada, al tiempo que su defensa de la paz, le situaron pronto en el punto de
mira de los terroristas. Las crónicas en Cambio16 y su participación activa en
las concentraciones de Gesto por la Paz incomodaban especialmente a los
violentos, que comenzaron una campaña de acoso y coacción contra el periodista
y su familia. El 8 de septiembre de 1995, varios encapuchados dibujaron el
anagrama de ETA en la fachada de su casa, ubicada en Zarauz (San Sebastián). El
propio Landaburu, testigo del hecho desde el balcón, recriminó esta conducta a
los autores. No sirvió de nada. Siguieron apareciendo pintadas con su nombre en
el centro de una diana y continuaron asimismo las amenazas telefónicas.
La escalada intimidatoria culminó
el 15 de mayo de 2011, cuando resultó gravemente herido tras la explosión de un
paquete bomba recibido en su domicilio. El atentado tuvo lugar dos días después
de las elecciones autonómicas en Euskadi, en las que la coalición abertzale EH
perdió la mitad de sus escaños en el Parlamento vasco. La banda terrorista
remitió a su domicilio en Zarauz un sobre con el membrete de la revista
económica Elkargi, a la que estaba suscrito el periodista, y 150 gramos de
dinamita Titadyne, utilizada habitualmente por ETA. La explosión le causó
severas lesiones, con la pérdida completa del dedo pulgar de la mano derecha,
así como tres falanges de la mano izquierda, fuerte hemorragia en el ojo
izquierdo y heridas múltiples en cara y abdomen. Si Gorka no hubiese abierto el
paquete reclinado sobre el sillón de su mesa de trabajo, que actuó como
parapeto, no habría vivido para contarlo. “Salí de la ducha, me acerqué al
despacho, abrí el sobre y me explotó. Me
dije: me han pillado”. Tras 319 días de cuidados médicos y cinco operaciones de
cirugía, Landaburu recibió un dictamen que declaraba su incapacidad permanente
como víctima del terrorismo.
El atentado no amilanó al
periodista, que continuó trabajando por el fin de la violencia desde las
páginas de Cambio16. El 9 de febrero de 2012 tuvo lugar en la Audiencia
Nacional el juicio contra los terroristas que intentaron asesinarle y que
fueron condenados a 23 años de cárcel. Con las manos mutiladas, manteniendo la
mirada, Landaburu señaló: “Yo soy periodista, me habéis cortado las manos, me
habéis dejado ciego del ojo izquierdo y tengo cicatrices por todo el cuerpo,
pero os habéis equivocado: no me habéis cortado la lengua”
Partidario de la negociación con
la organización terrorista para poner punto final a la violencia –todos los
gobiernos democráticos en España han hablado con ETA–, y certificar así la
entrega de las armas y la disolución de la banda, ha trabajado a favor de la
integración social de los presos vascos que asuman el abandono del terrorismo y
se arrepientan de sus crímenes, pidiendo perdón a las víctimas. También es
miembro del Patronato de la Fundación Víctimas del Terrorismo. “Siempre he
defendido la necesidad de poner fin a esta violencia sin sentido que sólo ha
traído dolor, sufrimiento y desolación. Hemos enterrado a demasiados amigos,
hemos asistido en directo a atentados con víctimas mortales, conocido a
ciudadanos extorsionados por ETA, a otros que tuvieron que huir del País Vasco
ante la presión terrorista, a personas maltratadas y torturadas por las Fuerzas
de Seguridad del Estado. Todos estos hechos quedan en la retina de nuestros
ojos y si los asesinados no pueden volver, es nuestro deber, además de inquirir
memoria, justicia y reparación, emprender la vía que nos permita cicatrizar
nuestras heridas y aliviar nuestro dolor”.
Con este fin, ha mantenido
reuniones con algunos exetarras, entre ellos Carmen Gisasola, que lideraba los
comandos liberados en 1980 y que encabeza el denominado Colectivo de Presos
Comprometidos con el Irreversible Proceso de Paz, un movimiento que se encuadra
en la conocida como vía Nanclares para la reinserción. Al reunirse con Gorka,
Gisasola, que cumple condena por cinco asesinatos y goza de beneficios
penitenciarios, comentó que en esa cita sintió como si la bomba que le había
destrozado las manos la hubiera mandado ella: “Cuando le vi y nos saludamos, me
impactó estrechar su mano amputada y al mismo tiempo sentí la satisfacción de
verle con vida, de poder hablar con él, de transmitirle lo que pensaba y poder
escucharle directamente”.
Con su nombramiento como
presidente y director, culmina un proceso de relanzamiento que ha vuelto a
situar la emblemática cabecera como un referente de la información y la
opinión, con renovados contenidos que profundizan en el análisis y la
excelencia y que asumen el espíritu de nuestro tiempo sin renunciar a las señas
de identidad y de marca de una revista que representa la historia y la cultura
española y que, según Jorge Neri, CEO del Grupo EIG Multimedia, “estamos
orgullosos de mantener en el mercado y de continuar trabajando para que siga
siendo un éxito”. Ese espíritu de nuestro tiempo que encarna el nuevo Cambio16,
y que los alemanes denominan Zeitgeist, resume la línea editorial de esta
publicación.