Papel de Arbol

domingo, 4 de marzo de 2018

EL CONDOR REGRESA A LOS ANDES?

* Una cruzada internacional EL CONDOR REGRESA A LOS ANDES Jorge Zavaleta* (articulo autorizado por el autor para ser publicado en el surmagico) El Cóndor, ave mítica y legendaria de los pueblos latinoamericanos, retornó a los andes, empezando por el Valle Urubamba donde en los tiempos del Incanato, fue reconocido como el Dios la Montaña. Los peligros de su extinción comienzan a superarse, gracias a un programa de redoblamiento en el cual participan diversas instituciones científicas y los propios gobiernos de Italia, Austria y Perú. Se ha iniciando una fase importante en la ciencia para la conservación de una ave símbolo de América Latina. Austria, a través del Centro de Biología de Viena y el Instituto Konrad Lorenz (nombre del Premio Nóbel 1973, conocido como el padre de la etología moderna, ciencia que estudia el comportamiento de los animales), viene auspiciando diversas investigaciones para proteger los halcones, águilas, grúas siberianas y cóndores, entre otras especies. Hace 18 años una pareja de cóndores fue llevada de Sudamérica a Viena. El macho, procedente de Machu Picchu, y la hembra del altiplano boliviano. En la capital austriaca la pareja vive en cautiverio, conservando su capacidad reproductiva. Los cóndores son longevos, con un promedio de 70 años, con 50 de fertilidad, pero sólo produciendo entre uno a dos huevos por cada par de años. El retorno de la simiente. La Expedición Wings of Condor es responsabilidad de Metamorfosis, un equipo de expertos, liderado por Angelo D’Arrigo, un apasionado profesor de ciencias y del arte del volar. D´Arrigo, cuya trágica muerte se produjo el 26 de marzo del año pasado, creó en el Cusco el primer programa de repoblamiento de cóndores en el Perú. Inca y Maya, la pareja de cóndores nacidos en Europa, gozan de buena salud y son parte esencial del proyecto de protección y conservación de esta especie amenazada. El eje principal del proyecto es el Valle del Urubamba, con el apoyo de la Fundación D´Arrigo, la Asociación Kallpa y la Universidad cusqueña San Antonio de Abad. Con la muerte de D´Arrigo no se ha interrumpido el soñado proyecto. Laura Mancuso, viuda del D`Arrigo en coordinación con un equipo técnico de la Universidad San Antonio de Abad, dirigido por Miguel Ayala Calderón, han sido los principales promotores para que Inca y Maya, con la participación de la National Geografic, llegaran al Cusco, cinco meses después de la desaparición del padre del proyecto. El ingreso al Perú de Inca y Maya fue una odisea. El proceso de internamiento tuvo dificultades con la administración pública. El Servicio Nacional de Sanidad Animal, en el proceso de la cuarentena, tuvo dificultades técnicas, inclusive para extraer sangre a esas aves, perjudicando la realización de los vuelos de práctica de los cóndores. Senasa ahora es un aliado del proyecto. El primer vuelo de liberación de Inca y Maya, en el distrito cusqueño de Maras, fue un acontecimiento internacional para admirar a las aves y el parapente diseñado por D`Arrigo, que simula las alas de un cóndor andino. La National Geographic y Cambio16 registraron las escenas. El propósito del proyecto es educar a la población estudiantil y el entorno sobre el cuidado de los cóndores para su inserción a la vida natural. En una siguiente etapa, mostrar a los turistas las aves en vuelo, construir un observatorio especial y un Centro de Reproducción de Cóndores. El proyecto Inca y Maya ha logrado sensibilizar a la población del Cusco y otras regiones. Se han realizado decenas de vuelos controlados en las alturas del Sagrado de los Incas, causando la admiración de la ciudadanía, ambientalistas y científicos. Este proyecto fue presentado a la Unesco por Angelo D`Arrigo, lo que posibilitó su exportación al Perú y su expectante desarrollo, siguiendo antecedentes de los científicos Noel Snayder en la recuperación del cóndor californiano y Mike Weallace con los cóndores en el desierto peruano de Sechura. La crianza de cóndores en semi cautiverio se está convirtiendo en una nueva alternativa de recuperar la especie y su articulación a las actividades económicas, como instrumento en beneficio de las comunidades campesinas. La Asociación Kallpa considera que el Congreso debe declarar intangibles las zonas de vida de los cóndores a fin de garantizar la protección natural con la ayuda activa de los municipios locales. MÁS CONOCMIENTO Según la observan los zootecnistas cusqueños, los cóndores toman baños cada 5 a 6 días, como un hábito. Les gusta bañarse en cochas, en espejos de agua retenidos y no en aguas corrientes. Los cóndores diferencian los colores. Por lo general el rojo es el más impactante. En el caso de Maya e Inca, ellos, después del ejercicio de vuelo, regresan donde está la bandera roja y no a la negra y blanca que están cerca. El control de sus vuelos de práctica de Maya e Inca se facilitará con el uso del Micro Chip y rastreador, que aún la Universidad cusqueña no cuenta. Estas aves tienen un olfato fino, respecto a la existencia de carroña. Inicialmente Inca y Maya comieron carne normal, luego carroña andina suave, como menudencias de cuyes, patos gallina, palomas y perdices, fetos de caballos, de perros. Paralelamente han aprendido a consumir agua en lavadores, simulando que son fuentes naturales. LA VIDA DE D`ARRIGO El piloto de ala delta y ornitólogo italiano Angelo D'Arrigo, conocido como el "hombre cóndor", murió el 28 de marzo del 2006 en Sicilia al estrellarse su avión. D'Arrigo, de 45 años, participaba en una exhibición de vuelo y se estrelló junto con el piloto Giulio De Marchis a bordo de un avión ultraligero Sky Arrow de dos plazas en las cercanías del pueblo de Cosimo, en el sur de Sicilia, en un olivar. Darrigo voló con una bandada de grullas salvajes del Círculo Polar al Mar Caspio sobrevolando Siberia. Logró sobrevolar el Everest, el pico más alto del mundo, a una altura de 9.000 metros y con 50 grados bajo cero. Planeó sobre el Aconcagua y batió su propio récord mundial de altura, alcanzando los 9.100 metros. Su próximo proyecto era volar en la Antártida, sobre el monte Vinson. Para ello estaba trabajando en la construcción de un ala tecnológica que le permitiera atravesar esa zona fría con ayuda de la energía solar. En los últimos años D'Arrigo se dedicó a estudiar al cóndor, cuyo hábitat natural es el Aconcagua, en la región andina de Sudamérica, hasta que completó exitosamente su misión sobre esa cumbre, a comienzos deL 2006. Según sus propias palabras, perseguía objetivos "naturalistas y científicos", con la reintroducción del cóndor en la naturaleza, ya que como último paso de este proyecto liberó tres cóndores que se estaban criando en Italia. "El sueño de la humanidad fue siempre volar con grandes alas. Yo ahora lo realicé y se lo dedico a los pioneros de la aviación, al experto Leonardo Da Vinci y a los hermanos Wright, que fueron los primeros en volar", subrayó. *Datos del Autor de este artículo: Jorge Zavaleta Corresponsal del Grupo Editorial Cambio16 de Madrid www.cambio16.info presidente y director de Instituto Desarrollo y Descentralización

La tierra donde se vive


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Por Jorge Zavaleta Alegre



Peru: La Literatura de C.E. Zavaleta.
Después de la segunda guerra mundial, los principales líderes nazis huyeron por el mundo, especialmente a pequeñas ciudades de América del Sur, donde anteriores generaciones habían emigrado con gran éxito, en la presunción de burlar el ajuste de cuentas por sus crímenes y asesinatos colectivos.

Uno de esos presuntos seguidores del supremo führer, se instaló en Caraz, una ciudad del Callejón de Huaylas, muy parecida al paisaje suizo, ofreciendo servicios médicos a los pobladores, según revela un cuento corto de C.E Zavaleta, quien acaba de fallecer en Lima, a los 83 años, dejando una frondosa literatura de alta calidad que ha surcado mares y exigentes centros académicos de los EE UU, Inglaterra y España.

La literatura de los años 50, fue precisamente la de cuentos y novelas sobre fugitivos, entrelazados con historias de amor como una forma pedagógica para explicar la barbarie nazi y contrarrestar aquella ideología que destruyó Europa y buscaba extenderse por las antiguas colonias.

Carlos Eduardo Zavaleta (Caraz, 1928 - Lima 27 de Abril 2011), fue quien dedicó su mayor creación a tratar de romper los “misterios locales” como una forma de evitar la creciente escisión de nuestras naciones multiculturales como es el Perú. Caminamos por el siglo XXI y el país de 30 millones de habitantes, lejos de unirse, la geografía y el poder económico en manos de unos cuantos, generan más pueblos atrapados en atávicos rencores y creciente pobreza material.

La tierra natal de C.E. Zavaleta y el resto de ciudades del Callejón de Huaylas son extraordinarios observatorios de los principales nevados del Perú como el Huandoy y el Huascarán, entre otros. Cuando caen sobre los nevados los rayos del sol y/o de la luna, sus habitantes, congregados en sus campiñas o plazas públicas, disfrutan del paisaje idílico, y aún más durante los días festivos. Al son de bandas musicales, multicolores danzantes y quema de castillos artificiales, la gente de todas las edades y lugares circulan por las calles a la espera de un nuevo y venturoso amanecer.
En la plaza principal de Caraz, que cobijó a Simón Bolívar durante su travesía por los andes hacia la batalla final por la independencia de cinco repúblicas, otro gran atractivo nocturno, igualmente bello, son los desfiles de sus mujeres lugareñas. Ya el Libertador constató la cálida acogida de sus pobladores, además de las “tres” o “doce etc”, según las tradicionalistas Celso V. Torres y Ricardo Palma.
  
Para los jóvenes estudiantes, causó sorpresa la aparición en la Plaza Bolívar, de un alemana rubia y escultural, que obsequiaba sonrisas a sus admiradores; en tanto su pareja, un hombre bajo de estatura, calvo y taciturno, se le veía agotado por las sombras de los muertes en Auschwitz y Birkenau, campos de concentración, de experimentación médica y de exterminio en masa de los prisioneros tras la invasión de Polonia de 1939.

Desde esa noche singular, los alumnos del centenario colegio nacional “2 de Mayo”, solían caminar siempre detrás de aquellos novios germanos, con la obsesión de cómo arrancarle el amor al huidizo alemán. Y Carlos Eduardo, en versión premonitoria, anunció que muy pronto esa ensoñadora mujer no tardaría en traicionar al amante ultramarino. Y así fue semanas después.

En efecto, la belleza berlinesa apareció con otro acompañante. Su antigua pareja había desaparecido, sin aviso alguno, para nunca más volver. La justicia, aunque tarde, había llegado con un lapidario fallo de los tribunales de guerra.

Estas y otras múltiples historias convirtieron a C.E. Zavaleta en uno de los escritores más destacados del Perú desde mitad del siglo pasado. Fue animador de poetas y narradores peruanos y extranjeros, cuya obra él admiró o discutió. Además de traductor, profesor universitario, fue estudiante de medicina, periodista, viajero, y ejerció con talento las funciones diplomáticos de su país en varias capitales de Europa y América. Carlos Eduardo, no dudó en protestar cuando un joven caracino fue detenido por la policía, por el hecho de vivir a Cuba en el momento que el senador Edward Kennedy iniciaba un discurso en la plaza de Caraz, en 1962, pocas semanas después de que un deslizamiento del nevado Huascarán sepultara el pueblo de Ranrahirca.

Junto con José María Arguedas, Ciro Alegría y Manuel Scorza, logró conjugar esfuerzos, como núcleo de su visión, para exportar la creación cultural urbana del Perú en busca de una relación armónica de carácter mestizo. Y lo hizo, desde tribunas importantes como las universidades norteamericanas de Lawrence, Duke, Columbia, Complutense de Madrid, y London University.

No cesó su labor cultural a través de las revistas Centauro, Letras Peruanas, Boletín Cultural Peruano y como traductor de autores como T.S. Eliot, James Joyce, Ezra Pound, Nathaniel Hawthorne, Tenessee Williams. Sólo el arte popular en sus más diversas manifestaciones ha sido capaz de mostrar y defender, al margen del Estado oficial, el extraordinario mosaico de culturas y el valor de los recursos naturales de la Amazonía, de los Andes y de la franja costera del Pacífico.

Desde 1948, C.E. Zavaleta fue el introductor en su país de las nuevas técnicas narrativas en el cuento y la novela. Mario Vargas Llosa, Nobel de Literatura 2010, confesó en un reciente discurso de agradecimiento a San Marcos, la universidad más antigua de América, que por culpa de Carlos Eduardo Zavaleta, escuchó hablar de William Faulkner y Joyce, en los años cincuenta “escritores que más me han marcado".

Autoridades de la provincia de Huaylas, amigos y familiares de Carlos Eduardo comparten la posibilidad de llevar una parte de sus cenizas a la ciudad de Caraz. El alcalde Fidel Broncano; los músicos David Flores, director de la Lira Huaylina; Efraín Rosales, investigador del huayno o Canto del Cuculí; Agusto Alva, biógrafo del bandolero Luis Pardo y de las rebeldes comunidades ancashinas; la poesía de Isaías Zavaleta Figueroa y el asentimiento del general del ejército Rudecindo Zavaleta Rivera, hermano mayor del escritor, entre otras opiniones, ayudará a que la nueva sede de la biblioteca caracina lleve el nombre de C.E Zavaleta, el más grande escritor que Ancash haya tenido hasta ahora.

Pero esta decisión municipal no pondrá fin al debate de lo que significa el terruño. Carlos Eduardo, hijo de un dinámico telegrafista, acompañó a su padre desde La Pampa, en la provincia de Corongo y otras poblaciones que recibían los servicios de correos y telecomunicaciones. Después creció y vivió en Caraz y otras localidades, circunstancias que le permitieron entender y explicar que el ser humano puede ser de muchos lugares o “uno es de donde quiere ser”.

“Mi vida me permitió conocer el Perú y me permitió conocerme a mí mismo. Me acuerdo nítidamente de las escenas serranas que están en mis cuentos, el paisaje, la gente pobre, pero resistente. Los ancashinos han pasado tremendos aluviones, peligros, terremotos salvajes. Son indestructibles”, declaró en el 2008 al diario peruano El Comercio, respuesta dirigida a revalorar su terruño, como un pedazo de tierra donde uno encuentra la mayor felicidad.

Precisamente, José María Arguedas (Andahuaylas, enero de 1911 - Lima, 2 de diciembre de 1969), en el “Zorro de arriba y zorro de abajo”, realizó una conmovedora descripción de cómo los campesinos fueron tragados por el mar de Chimbote para lograr el “boom” pesquero que benefició solo a la industria agrícola de Europa y Asia y no del desarrollo local. Finalmente se preguntó qué es mejor para el hombre: la competencia individual o la cooperación fraternal de todos los hombres.

Con enfoque parecido trabajó Carlos Eduardo Zavaleta. Autor de libros como El Cristo Villenas, El cielo sin cielo de Lima, El cínico, Los Ingar, Los aprendices, Retratos turbios, Un joven, una sombra, Campo pálido pero sereno, Huérfano de Mujer, es considerado un innovador de la narrativa peruana al alejarse del indigenismo y difundir la obra de autores extranjeros. Fue uno de los novelistas que más ha contribuido a reconocer la tierra natal como el lugar más preciado, en tanto todos sus habitantes sean reconocidos.


Edicion de  Romulo Pajuelo. Caraz, la tierra de C.E. Zavaleta


En su “Autobiografía fugaz” (2000) ratifica el valor de la crítica, y recuerda el permanente retorno a su idílica provincia de Huaylas para presentar, a través de la municipalidad, cada nueva obra literaria. Ahora, cuando se le esfumó la vida, los devotos de la cultura de la muerte, multiplican homenajes, ratificando así que ninguna persona de valía “es profeta en su tierra”, porque la cultura, para una economía de libre mercado, es el lado oscuro de la luna, es la negación de la educación pública de calidad para las comarcas más alejadas.


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