Papel de Arbol

sábado, 1 de junio de 2019

¿China acabará con la pobreza el 2020??


 Jorge  Zavaleta Alegre

América Latina y el Caribe crecerá será solo  1.3% en 2019, estima la CEPAL.  

Esta reducción de la  tasa  de crecimiento  es una consecuencia de la  guerra comercial entre Estados Unidos y China, que aún no ha resuelto, lo que conlleva riesgos  para el comercio mundial y la tasa de crecimiento  a medio plazo. También para las diversas condiciones financieras internacionales

Este pronóstico  considera que los precios de los productos básicos también pueden verse afectados negativamente por un aumento en las restricciones comerciales.

A partir de ahora, se prevé una ligera disminución en el nivel de precios promedio para los productos básicos (de -5%) para 2019, con los productos energéticos que muestran la mayor caída (-12%). Pero como el nivel de actividad global y el comercio global están empeorando más de lo esperado, esta proyección podría revisarse a la baja.

Para Centroamérica, México, República Dominicana, Haití y Cuba, el crecimiento será del 2.0%. Del mismo modo, las economías del Caribe de habla inglesa y holandesa también registrarán un crecimiento del 2.0% en 2019, cerca de lo previsto en diciembre.

Como en años anteriores, persisten las preocupaciones con respecto a la evolución de la economía china. Se estima que se desacelere una vez más en 2019, a un crecimiento del 6,2%. Finalmente, están los riesgos geopolíticos habituales, compuestos por la incertidumbre en curso con respecto a ciertos procesos que no solo tienen importancia geopolítica sino en la económica global, como el Brexit.

BREXIT
Es el acuerdo  entre el Reino Unido y la Unión Europea, que pasa por un período de transición  hasta el 31 de diciembre del  2020 para  darles tiempo a ciertos ajustes y negociaciones a los términos de su nueva relación. El acuerdo también define cuánto dinero le debe pagar Reino Unido a la Unión Europea para honrar los compromisos adquiridos como miembro del bloque: unos 39.000 millones de libras (casi US$50.000 millones), según la UE.

Y, en el mismo  acuerdo las partes también se comprometen a mantener los derechos para los ciudadanos británicos que actualmente viven y trabajan en otros países de la UE, y para los ciudadanos europeos que viven y trabajan en Reino Unido. El punto de la polémica, sin embargo, es una "salvaguarda" para evitar la instalación de una frontera física entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte.


Volvemos al plan chino que considera  terminar totalmente la pobreza en el país y conseguir el sueño de «una sociedad modestamente acomodada». Iramsy Peraza Forte desde el diario Granma de Cuba comenta que en  tres años China quiere sacar de la pobreza a más de 50 millones de personas.

En su aval para conseguir ese objetivo el gigante asiático cuenta con la «hazaña» de haber sacado a cerca de 700 millones de personas de la pobreza en menos de 40 años, un logro que no puede ostentar casi ninguna nación del planeta y que la convirtió en la primera en cumplir la meta de desarrollo del milenio de la ONU, que reclamaba reducir a la mitad la población pobre.

Para cumplir con ese anhelo –que hoy implicaría mejorar el bienestar de cerca de 50 millones de personas, superior a la población entera de España o Sudáfrica– el gigante asiático está optimizando sus estrategias y para ello ubicó a la erradicación de este flagelo como una sus políticas cardinales.

Beijing está consciente que la construcción de una «sociedad moderadamente próspera y el rejuvenecimiento de la nación», dependerá del cumplimiento de  las metas trazadas en el 2012, durante XVIII Congreso Nacional del Partido Comunista de China (PCCH). .

Wu Peng, director del departamento de desarrollo internacional de la Fundación del Alivio de la Pobreza considera que el objetivo de eliminar completamente este lastre para el 2020 es perfectamente viable.

«El plan actual del gobierno consiste en sacar de esa difícil situación a diez millones de personas anualmente y ya en el 2016 casi 14 millones cambiaron de estatus. Si continuamos a ese ritmo es muy posible lograrlo, hay plena confianza», remarcó.

El XIII plan quinquenal de China (2016-2020) para el desarrollo económico y social de la nación codificó, por primera vez, la tarea de la reducción de pobreza y estableció una serie de pautas obligatorias a cumplir por los organismos gubernamentales, a todos los niveles, con tal de superar el umbral.

Durante los últimos 30 años, desde la aplicación de la política de la reforma y apertura, el porcentaje de la población que vivía en condiciones de miseria se contrajo hasta representar solamente el 5,7 % del total.

A partir del 2011 China reajustó los parámetros para la medición de las personas en pobreza y los adaptó a los parámetros internacionales, desde entonces no se distingue entre pobreza extrema y población de bajos ingresos. Ahora la realidad plantea llegar a los lugares más remotos sin acceso, siquiera, a carreteras, electricidad o agua limpia, condiciones que elevan considerablemente los costos de esa misión.

El paquete de medidas incluye, en primer lugar, a ayudar con el desarrollo de industrias a 30 millones de personas que tienen la capacidad de trabajar y poseen habilidades productivas. Ofrecer asistencia a diez millones transfiriéndolas a lugares donde puedan encontrar empleo. Relocalizar a diez millones de personas cuyas tierras no proporcionan subsistencia trasladándolas a otras zonas. Y  por último la inclusión de toda la población empobrecida en el sistema de dietas rurales y la erradicación de la pobreza mediante la garantía de la seguridad social.

EL EJEMPLO DE SICHUAN

Con 91 millones de habitantes Sichuan es una de las provincias chinas con mayor cantidad de población y, a la vez, con un arduo trabajo en el alivio de la pobreza. Su desempeño en este sentido es un reflejo, a escala menor, de lo que se hace en todo el país, explicó Zhang Haipeng, viceinspector del Buró de Reducción de Pobreza y Migración de la demarcación.

Las empresas privadas también desempeñan un rol muy importante en esta lucha, destacó Zhang. «Las compañías particulares son una de las principales fuerzas en el enfrentamiento a la pobreza, actualmente más de 2 800 corporaciones se han emparejado con aldeas empobrecidas de la provincia para crear empleos, fundar emprendimientos, ofrecer asistencia y consultas».

Otro asidero importante para lograr la meta de pobreza cero en esa zona es el turismo comunitario, refiere Zhou Jiangrong, subdirectora de intercambio y cooperación de la comisión de desarrollo del sector.

De las 50 000 aldeas administrativas que existen en la provincia, más 5 000 están desarrollando el turismo campesino. Los pobladores de Yongtai y Nangshan, dos localidades de la ciudad de Deyang, antes sumidas en la pobreza, ahora fortalecen el trabajo en las plantaciones de loto, uvas o kiwi; el turismo también se ha convertido en un importante fuente de ingresos y en otra vía para escapar de la pobreza.

Los observadores de la economía china destacan que hay  mucho que aprender y copiar de las economías asiáticas, incluso Vietnam que triunfó después que Cuba se liberó del régimen de la dictadura de Batista, más allá de la doctrina socialista, de adecuación a los tiempos actuales.

Para América Latina, la  CEPAL destaca la importancia de la cooperación Sur-Sur: "La búsqueda de nuevos mercados y relaciones comerciales que sean consistentes con la dinámica comercial innovadora": sugiere que la igualdad, el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental van de la mano, apoyándose y fortaleciéndose mutuamente. Se trata de la igualdad para el crecimiento y el crecimiento para la igualdad. 

No olvidemos la cruda realidad. Bibliotecas oficiales e investigaciones de las centenas de facultades de economía de América concluyen que el largo recorrido de la pobreza en América Latina no es sino el resultado de unos sistemas políticos, sociales y económicos que no estuvieron a la altura de las circunstancias. La pobreza extrema se ve en las calles, mientras el capital privado goza del  comercio  externo de productos agrícolas y mineros.

Ante la complejidad de las diferentes realidades nacionales, en la segunda mitad del siglo pasado la región se convirtió en un gran laboratorio de recetas económicas que buscaron tanto el crecimiento económico como el alineamiento de los países con los intereses del capitalismo. La adopción del paradigma económico neoliberal, no pudo avanzar en Estados débiles, improvisados, donde el  férreo control político que frenara la ola de cambios,  estimularon la emigración masiva de la población  hacia  el Norte.

La igualdad de derechos es un principio importante que implica igualdad de oportunidades, una visión a largo plazo. Y  La estrategia fiscal   debe enfatizar la redistribución y también en la mejora de las capacidades de las personas más vulnerables para obtener un empleo productivo, proponen líderes demócratas, pero con una administración que no puede encontrar la cooperación del sector privado, porque no basta el libre mercado sino identidad con el el país, con su población.

Solo  un ejemplo: Europa  y el aparato estatal  de Perú, Ecuador, Colombia, entre otros,   celebran la calidad del pisco, del café, del cacao, pero en ninguna hemisferio  se buscan soluciones a la injusta relación comercial empezando por la injusta distribución del agua y los salarios  bajos para los agricultores. Decenas de miles de campesinos  se ven obligados a entregar sus tierras  y su mano de obra a las grandes empresas familiares-asociadas al capital  externo- y el negocio  de exportación resulta una operación injusta,  abusiva, "legal" para el campesino. De este problema solo hablan las pequeñas emisoras  y periódicos de ciudades muy pequeñas.






PSICONALISIS ESTIVAL 68. Escribe Jorge Zavaleta Balarezo



La conspiración
como “tragedia dentro
de la tragedia” en Julio César,
de William Shakespeare

Jorge Zavaleta Balarezo
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La conspiración encabezada por Bruto y Casio contra Julio César, a la que se suma un grupo de cómplices, no sólo es el hecho histórico que Shakespeare toma directamente de Plutarco, sino que constituye, en la mente y pluma del inmortal dramaturgo inglés, una muestra de la ambición desmedida, un “juego de emociones”, una apelación al “otro” y, como telón de fondo, el gran cambio que ocurre a partir de este hecho de la vida real, el paso a un estado distinto, políticamente hablando, en Occidente. Una suerte de cisma que, a su vez, es un nuevo enfoque del mundo que se gesta, precisamente, a partir del asesinato de César y que considera, en Roma, el tránsito de la República al Imperio.

Que César esté a punto, gracias a sus victorias, de ser “algo más” en esta jerarquía de poder, obviamente causa rechazos, celos, envidias. A Shakespeare le preocupan, quizá, un poco más que las intensas motivaciones de lo que ahora sería considerado un magnicidio —el asesinato de un gobernante— la misma psicología de los autores del crimen, el porqué de este desbalance en un orden establecido. Bruto, en este contexto, resulta, finalmente, una figura excepcional, con una carga significativa de referentes e ideas, de un modo de “pensar” y “sentir” que encuentra su propia expiación o sanción.

Al mismo tiempo, Marco Antonio, en su famoso responso —un enorme discurso persuasivo, digno de registrarse más allá de la propia literatura— también se revela como un líder que convoca y convence a la multitud con un giro en su inteligente oratoria que sorprende, que no elude los detalles, que, una y otra vez, presiona, insiste y logra su objetivo.

La conspiración, pues, al interior de la tragedia shakespeariana, es un vehículo motor, un generador de futuros acontecimientos cruciales, asimismo trágicos —ellos también y en el sentido más contemporáneo de la palabra— y, en sí misma, constituye un hecho que, además de consecuencias luctuosas y sobre ellas, de naturaleza ideológico política, revela una cierta naturaleza, casi inmutable, de esos seres conflictivos a los que con frecuencia acude Shakespeare para dar forma y conjunto a sus obras más celebradas.

Precisamente la tragedia de Julio César está incluida en ese grupo de obras mayores, con Hamlet, Macbeth o Romeo y Julieta. René Girard, en torno a este proceso trágico, que él llama, en teoría, perfectamente mimético, reflexiona sobre dos hechos fundamentales a los que lleva la conspiración contra César.

El primero es el carácter de “chivo expiatorio” del estratega romano, por último traicionado y asesinado, culpable de encabezar un sistema que quiere ungirlo mas allá de lo permitido, según sus enemigos. Casio recuerda, no sin ira, que él es mejor que César y que no puede someterse a su poder. Casio será quien lleve al cambio de mentalidad en Bruto y lo convenza de este movimiento opositor.

El segundo hecho es el del “sacrificio inaugural”. Girard toma con pinzas los sucesos y, mezclando la ficción que propone Shakespeare con los sucesos de la Historia, propone que el de César es un sacrificio que anuncia y preludia otros más pero que, en su condición iniciática, abre vías diversas y complicadas para nuevos conflictos.

A la luz de esta mirada de Occidente sobre sí mismo, es que también podemos sugerir, no sin cierta reserva, que Shakespeare es, además de un profundo conocedor del alma humana, un cercano seguidor de la política como campo de batalla, como tablero de ajedrez, donde reyes y reinas, peones y alfiles juegan cada vez más y muy intensamente un rol determinante. ¿Cuándo ocurre, realmente, la sanción contra César? Los presagios —la leona que pare en medio de la calle, las estatuas que lloran sangre, los anuncios del adivino acerca de los idus de marzo— nos aproximan a un estado del que vamos tomando conciencia y cuya verdad va siendo revelada. Pero, en sí misma, esta penalidad definitiva creemos encontrarla en el diálogo entre el propio César y Decio. La gala persuasiva del segundo, que oculta las motivaciones del crimen mayor, está definiendo el futuro del protagonista y es una auténtica “vuelta de tuerca” en la obra:

CÉSAR:
La causa es mi voluntad; no quiero ir.
Esto bastará para contentar al Senado.
Pero para tu propio beneficio,
porque te estimo, te digo.
Calpurnia, mi esposa, me quiere en casa.
Soñó anoche que mi estatua,
como una fuente con cien bocas,
chorreaba sangre pura, y muchos romanos fornidos
sonreían, mientras bañaban sus manos en la sangre.
Ella toma este sueño por presagio
de peligros inminentes, y me ha rogado
de rodillas que hoy me quede en casa.

DECIO:
Ese sueño ha sido mal interpretado.
Es una visión muy dulce y auspiciosa
la de tu estatua chorreando por cien caños una sangre
en la cual tantos romanos sonrientes se bañaban.
Significa que Roma absorberá de ti
la savia fortalecedora, y que todos los notables
se pelearán por sus tintes, sus reliquias y blasones.
Esto es lo que encierra el sueño de Calpurnia.

CÉSAR:
¡Y qué bien lo has interpretado!
(Segundo Acto, Escena Dos)

Sin ese diálogo, sin esa demostración brillante de reinterpretación de los presagios, sin ese ardid que se corresponde con motivaciones de un grupo interesado, la obra no avanzaría ni tampoco alcanzaría su clímax como espléndidamente lo consigue.

En cuanto a Bruto, una vez que se suma a la conspiración y la co-lidera, vemos en él a un personaje inicialmente dubitativo. En las partes finales de la obra, parece, como un cargo de conciencia, que el sentir del “fantasma” en César lo hiciera dudar de unas convicciones que nunca son en realidad tales. Si Casio lo convenció, su propia tortura mental, la profundidad psicológica que Shakespeare describe y descubre en él, nos dan cierta talla moral del personaje.

Bruto es manipulado y a la vez manipula. La trama de Julio César de ninguna manera quiere convencernos de que la actitud de los conspiradores es necesariamente positiva o negativa o indiscutiblemente necesaria. No, de lo que se trata aquí —y el autor es un obrero de su propia pluma— es pintar un cuadro de actitudes y sentimientos a partir del cual el espectador, el lector, toman en cuenta ciertas coordenadas que se nos brindan, primero, dosificadas, y luego, en un ritmo más apurado, tenso, que se pueden comparar, por su acumulación, a un gran estallido.

Que la conspiración ocupe más de la mitad del argumento es un indicador seguro de que las intenciones del autor, por un lado, buscan cierta sensibilización, un reconocimiento respecto a un “gran tema”. Por otra parte nos muestra, con los cómplices y partícipes de esta rebelión (Casca, Decio, Cina, Metelo, Trebonio, Cayo Ligario) que esa organización secreta —esa suerte de frente cohesionado— puede resultar tan frágil e inocente, a pesar de los resultados parcialmente exitosos.

Y es que esa parcialidad del éxito sólo se remite a un César asesinado, ejecutado, que yace ensangrentado tras varias puñaladas, pero que, aun muerto, clama inmediata venganza. De inmediato, Shakespeare traspone los escenarios y no es más el campo de los conspiradores ni su supuesta actitud “justiciera” o “legítima” sino el campo de batalla donde se decidirán los destinos y temas mayores. Roma necesita, reclama un nuevo orden. Ya hemos visto a la turba enfurecida, después de las persistentes palabras de Marco Antonio, ahora asistimos al escenario bélico, donde las cosas son, incluso, más complicadas que la conspiración inicial.

En dicho sentido, ese despliegue de órdenes y avances, de acosar y cercar a los enemigos, y los propios cuasisuicidios de Casio y Bruto que son, a la larga, suicidios personales pero también políticos, muestran ya el panorama que ha desencadenado la tragedia. Los motivos son irreconciliables. Aquí se extinguieron los presagios y la acción se expande, se diversifica entre los campamentos de un bando y otro. El triunvirato que saldrá victorioso de esta pequeña gran guerra, definitiva en sí misma, no recuperará la figura mancillada de César, sino que a su vez es manifestación de apetitos y ambiciones personales. Ya Antonio, por ejemplo, casi al principio del Cuarto Acto, en un parlamento se aventura a predecir el futuro de Lépido.

Estos apetitos que se han mantenido escondidos en apariencia pero que se distinguen tanto y con mucha claridad en el discurso de Marco Antonio ante el cuerpo de César e incluso se vislumbran en su propia actitud de “negociación” con Bruto y sus seguidores, sí, estos apetitos que creíamos propios solamente de los conspiradores, encuentran un reflejo paralelo e inequívoco en los líderes militares que se imponen al final.

La arquitectura de “Julio César”, su textura poética, son elementos precisos para representar en este arte doble de politizar y guerrear. La pugna por el poder no admite remilgos ni reservas. No importa quién ni cuántos mueran. El carácter de esta tragedia universal de Shakespeare refleja, precisamente, su contemporaneidad en esos enfrentamientos continuos, esas intenciones persuasivas, esa retórica del ponerse a salvo y buscar una posición más elevada, menos riesgosa. Son síntomas y características —la traición, el castigo, la lucha— que inequívocamente se comprueban día a día en el mundo de hoy. Shakespeare no sólo acudió a un pasado relativamente lejano, “clásico”, sino que proyectó su mirada hacia un futuro que también se le ofrecía negro, a un mundo de sevicia, crueldad y dolor, lleno de constantes conspiraciones.

Por ello, Julio César, tragedia entre tragedias de las shakesperianas, simboliza ese acierto visionario además de la fina percepción del autor ya no sólo por la individualidad del ser sino por el comportamiento de un colectivo, de un grupo que planea y ejecuta y que luego se refugia, o cree refugiarse, en su propia orfandad, desarmado y vencido.

Este “juego de emociones” es, sin dejar nunca de lado el aspecto político, una visión de conjunto que expresa desacuerdos y pactos bajo la mesa. La urgencia de negociar hasta la vida.

¿Qué es Julio César sino la puesta al día permanente del ocaso de un régimen y el nacimiento inmediato o más aun la imposición de otro modelo? Es lo que sucedió en el siglo XX, con asesinatos de gobernantes, con cambios de ideologías, con nuevas aperturas y abandono de modelos, con invasiones y guerras, con violaciones de derechos humanos. El mundo como una tragedia es un concepto que va más allá, que se impone al aparente acto un tanto más simple del grupo de conspiradores. No hay verdad a medias, todo queda explícito, todos, al mismo tiempo, pertenecen a un movimiento y están al margen de un orden. Como si se exiliaran de él sin quererlo o, en todo caso, resultan en esa condición como producto de sus acciones personales.

Así, Bruto se debate entre esa pertenencia y su repentino liderazgo pero también está enfrentado a su soledad e inseguridad. Casio, aparentemente más seguro, no convoca más que a su propia conciencia, pero tampoco revela una lucidez digna de un gran líder. Y el resto de conspiradores es consciente de sus argumentos y son partícipes de su propia aventura —vamos a llamarla así— mas cuando se embarcan en ella están firmando su propia sentencia de muerte. En el aludido “juego de emociones”, el asesinato de César conduce a la propia sanción, casi inmediata, de los responsables. Esta dinámica de la obra es la que, precisamente, nos permite hablar de ella como tragedia y de su específico “sentido trágico”. Incluso en el sentido de la tradición griega porque aquí también el destino parece escrito de antemano y si todos, ya no sólo César, tienen que ser sacrificados, ello es consistente muestra de esa visión, un tanto “maldita” y “enrarecida”, del propio complot y cómo se ofrece en la obra.

Shakespeare impone, entre la variedad del discurso teatral, un juicio decisivo. El público, el lector asisten cada vez más sorprendidos, apresurados, hacia el final de esta obra mayor, como si el hecho central —el que pareciera serlo, el asesinato de César— sólo fuera un eslabón, doblemente importante, por cierto, en una cadena que conduce, sin redención, a lo salvaje, lo antinatural, lo primitivo, feroz y tanático.

Lo prehumano no puede ser de ningún modo una virtud, y Shakespeare por ello lo muestra de tal forma que rechazamos esos comportamientos pero a la vez nos sentimos como enlazados, integrados, hasta cómplices de las simpatías que nos generan unos personajes más que otros. Esta dualidad del mundo “normal” y el más real de los conflictos domina la obra desde varias perspectivas; una de ellas es la expresión constante de Casio, Bruto, Marco Antonio, seres que parecen, en algunos casos, elevarse y sobredimensionarse a causa de sus propias ambiciones y necesidad de poder, y que, en la misma medida, caen, envilecidos, autotraicionados, por último sin capacidad de reaccionar, más que ante la espada que se incrusta en su propio cuerpo, como en el caso de Bruto y Casio. Ello denota, en este caso también, el castigo por esa conspiración, aparentemente tan bien intencionada, según sus promotores, para acabar con un tirano. Todos pierden en esta obra, de algún modo. Y sólo se respira, en última instancia, polución y maldad humanas, un “despertar trágico” tras un sueño instantáneo de poder y gloria.

Bibliografía
Bloom, Harold. El canon occidental. Barcelona: Anagrama, 2002.
Girard, René. Shakespeare. Los fuegos de la envidia. Barcelona: Anagrama, 1995.
Shakespeare, William. Julio César. Traducción de Alejandra Rojas. Buenos Aires: Norma, 1999.
Traversi, Derek. Shakespeare: The Roman Plays. Londres: Hollis & Carter, 1963.
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Jorge Zavaleta Balarezo

Escritor, crítico de cine y periodista peruano (Trujillo, 1968). Es doctor (Ph.D.) en literatura latinoamericana por la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos). Además, tiene estudios de literatura, periodismo, cine, publicidad y análisis político en la Pontificia Universidad Católica de Lima (PUCP) y en el Instituto Idea, de Caracas (Venezuela). Su obra creativa incluye la novela Católicas (1998) y una colección aún inédita de cuentos. Ha publicado ensayos y reseñas en revistas académicas como Mester, Variaciones Borges, Revista Iberoamericana, Nomenclatura y Visions of Latin America. Su carrera periodística en Lima y América Latina incluye artículos en diarios, revistas y agencias de noticias como Argenpress (Argentina), Notimex(México) y DPA (Alemania). En 1998 participó en el volumen colectivo Literatura peruana hoy: crisis y creación, editado por la Universidad Católica de Eichstätt (Alemania), con el ensayo “El cine en el Perú: ¿la luz al final del túnel?”. 
Cofundador de Papeldeaarbol@gmail.com
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Papel  de  Arbol, desde Emmitsburg, EEUU
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