Por: Mario Malpica Silva Santisteban
El es uno de los principales directivos, junto con Ricardo Letts, del. Comité Carlos Malpica, recordado político peruano autor de Los dueños del Perú, libro que va por la décima sexta edición.
La campaña de desprestigio
contra el régimen bolivariano de Venezuela prosigue con denuedo y renovada
energía
.
Es que ya la vieja consigna
del imperio contra el actual gobierno de Nicolás Maduro viene alcanzando
niveles incluso superiores a los que sufrió su antecesor Hugo Chávez Frías, que
quizás fue derrocado en días de triste recordación, tema sobre el cual volveremos
más adelante.
Es tanto el odio del
neoliberalismo digitado desde los Estados Unidos, contra Maduro y su régimen
bolivariano, que hasta el célebre manual desestabilizador elaborado por la
I.T.T. y aplicado con singular éxito contra el gobierno del presidente chileno,
Salvador Allende, ya ha sido corregido y aumentado para dar al traste con el
chavismo liberador de América Latina, y fundamentalmente integrador de las más
sentidas aspiraciones de sus pueblos.
Por cierto, la influencia yanqui en sus
variantes electorales republicana y demócrata, contrarias al gobierno de
Maduro, se han extendido como aceite en el mar buscando su derrocamiento. En
España, para citar un caso, los medios de comunicación se ocupan tanto como de
sus frustradas elecciones, de los asuntos de Venezuela enviando veedores por
cualquier motivo para preparar informes negativos.
También en América Latina 2
de los países más importantes como Brasil y Argentina, con los presidentes
Temer y Macri, haciendo trío con el impresentable Cartes, acusado de
contrabandista y otras perlas delincuenciales; no quieren reconocer a Venezuela
en la presidencia de Mercosur. Que por simple turno de 6 meses le toca
presidir. Todo por tratarse de Venezuela y su régimen.
Cité el informe de la I.T.T.
(Compañía Telefónica Norteamericana) para desbarrancar a Salvador Allende.
Tenía que comenzar con el desabastecimiento de los alimentos de primera
necesidad que no hay que repetir cuales son, para continuar con su complemento
el papel higiénico, las toallas higiénicas, donde ya no se usan los trapitos
lavados y secados en cordeles; luego la escasez de medicinas básicas para los
múltiples dolores del cuerpo humano, y las infaltables diarreas y fiebres.
Es decir, acumular males y
desgracias casi sin solución, a no ser por los remedios caseros y los chamanes,
sus charlatanerías y embrujos para el mal de ojos. Finalmente, las traiciones
de los presuntos demócratas, la fuga de sus aliados y el golpe artero de
Pinochet, Comandante General del Ejército, con su intermedio de asesinatos como
del General Pratts y el trovador Jara. El suicidio de Allende para no ser
exhibido como trofeo, y la muerte al poco tiempo del Nobel Pablo Neruda. Toda
una tragedia tan alta como el Aconcagua.
Los medios imperiales,
globalizadores y neoliberales de toda laya, prensa concentrada y pasquines
faranduleros incluidos, han hecho del caso Leopoldo López emblemático a
nivel mundial, como si este personaje golpista fuera la “morenita de Guadalupe”
(me refiero a la amada Virgen de los creyentes y no a la gaviota de la
Casa Blanca, asunto de Peña Nieto).
En efecto, recuerdo haber visto a tal
personaje hoy condenado a 13 años de prisión, alentando incendios y promoviendo
“warimbas”, que eran una forma de armar interrupciones del tránsito en
vías principales, con desmonte, piedras, basura, llantas quemadas y toda clase
de desperdicios, amén de colocar alambres de púas capaces de degollar ciclistas
o motociclistas, como en realidad sucedió. Todo esto a solo tres meses de la
asunción a la presidencia de Nicolás Maduro. No le daban siquiera lo que
llamamos 100 días de “luna de miel” gubernamental, cuando el tal Leopoldo
López, que participó con entusiasmo con Capriles, Ledezma y otros más en el
golpe contra Hugo Chávez, planteó “la salida” que no era otra cosa que
la caída del presidente Maduro. Lo dijo con toda claridad ante las televisoras
que lo entrevistaron.
“Estaremos en la calle hasta
que se vaya”, se le escuchó decir, muy orondo y confiado.
Habría que preguntarse si
eso sería posible hacer en Lima, nuestra capital de la República. Que alguno de
nuestros dirigentes políticos de primera línea, pidiera “la salida” de P.P.K.
por los errores, dificultades, dislates o “gaffes” que comete continuamente,
que en ningún caso correspondió a Maduro explícitamente.
Quien lo hiciera sería
llevado a proceso con leyes draconianas como las que existen en el Perú; y la
policía procedería en menos de 24 horas a desarmar dichas “warimbas” como
correspondería. Pero en Caracas, no se sabe por qué razones o consideraciones,
las turbas – porque eso eran – siguieron provocando incendios y disturbios
varios meses más, hasta que se dieron cuenta que con tales métodos no iban a
conseguir “la salida” de Maduro, ni de nadie. Tan se sintió responsable
Leopoldo López que decidió entregarse, luego de un mitin en la céntrica plaza
José Martí. Resultado de tal aventura: 43 muertos y juicios a 75 personas que
fueron hallados culpables y se hallan mayoritariamente en prisión.
Resumen final
El proceso venezolano con
fuertes raíces en América Latina, no puede concluir como en Chile. La
dirigencia chavista sabe lo que le espera en caso de derrota. El golpista
Carmona derogó en 24 horas todas las medidas constitucionales y legales aprobadas por el régimen de Hugo
Chávez, mientras este estaba en prisión en una isla, hasta que las masas
populares y un sector del ejército (la aviación) lo rescató y lo llevó de nuevo
al poder hasta su lamentable muerte.
Saben los dirigentes que eso volvería a
pasar, que el reconocimiento del ansiado por la derecha nuevo régimen sería
inmediato por Estados Unidos y los gobiernos neoliberales del mundo entero que
han hecho de la desigualdad social y la no redistribución de las riquezas, banderas de la injusticia
reinante. Ese 1% de ricos que ya tienen por ahora el 50% del P.B.I. según se
reconoce (el 90% de las utilidades va al 1% de la población, ha dicho Hillary
Clinton en su campaña hace un mes) batiría palmas y con ellos sus secuaces a
soldada. En el Congreso del Perú presentarían mociones de saludo.
Pero Maduro y ese alto
porcentaje que lo apoya (casi un 50%, en situación de crisis económica en
Venezuela), se preparan para enfrentar al enemigo incluso en el camino de la
confrontación bélica. El binomio pueblo – fuerza armada aparece hoy imbatible y
llevando adelante lo que llaman los “15 motores” del desarrollo para superar
una economía que dependía de los precios del petróleo. Ir de $120 a $20 por
barril de crudo fue demasiado, agregado al boicot económico escrito en manuales
imperiales. La guerra económica es una realidad.
Pero creo que Maduro,
Cabello, Rodríguez y la actual cúpula chavista no se dejarán apurar con
procesos electorales (las peticiones de la MUD de 1’9 de firmas sólo
fueron validadas 300 mil porque hasta a los muertos los hicieron firmar).
Los 11 pasos que faltan son
equivalentes al legendario “mito de Sísifo”.
Lo dicen los chavistas por
ese gran canal que es TELESUR:
“Con nuestro ejército,
nuestros 350 mil milicianos y nuestro pueblo, enfrentaremos cualquier amenaza
imperialista …. y los derrotaremos”.
Ahora bien, es muy difícil
saber cual es peor políticamente: si la Asamblea Nacional Venezolana,
dominada por los adecos (A.D.) y grupos derechistas; o el Congreso Nacional
Peruano, dirigido por el fujiaprismo y otros colectivos oportunistas,
unidos en una suerte de “superconvivencia”, remedo de la que se formó allá por
los años sesenta.
Surco, 10 de agosto
de 2016