Siguiendo la estela de Dilma Rousseff, Michelle Bachelet en Chile y 
Cristina Fernández de Kirchner en Argentina, Marina Silva es aspirante a
 gobernar Brasil,  aunque las últimas encuestas revierten los resultados
 a favor de la candidata  del Partido Socialista.
Tras la muerte del líder socialista Eduardo Campos,  es Marina Silva,
 la ecologista que quiere gobernar Brasil, representando a la coalición 
entre socialdemócratas y verdes, para vencer en las urnas a la actual 
presidenta Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores, de quien  
Marina Silva afirmaba  que “el gobierno de Dilma no ha dejado su marca o
 una característica propia”.
Las próximas elecciones del Brasil, del 5 de Octubre, tienen un 
profundo significado para América Latina, en tanto el próximo presidente
 debe gobernar una de las potencias mundiales emergentes, con enormes 
retos de cara al futuro. Algunas organizaciones denuncian  que el 18,6% 
de la población vive en la pobreza (37 millones de personas).
Las encuestas le daban a Marina Silva como ganadora en segunda 
vuelta. En  los debates televisados celebrados semanas atrás  la  
vencedora era ella, con sus 56 años de edad,   cristiana evangélica, 
quien se muestra hostil al aborto como uno de sus  rasgos políticos.
La hija política del mítico activista Chico Mendes, María Osmarina 
Marina Silva Vaz de Lima, natural de Río Branco, senadora, concejal y 
ministra del Ambiente del gobierno de Lula da Silva, aspira a ser 
presidenta de Brasil, para seguir luchando por un mejor Brasil y la 
integración de América Latina y el Caribe.
Marina Silva plantea “la crisis de la civilización” desde cinco 
grandes crisis que atraviesa el mundo: “económica, social, ambiental, 
política y de valores”.
Sus reflexiones para salir de esta cruda realidad pasan por el 
“cambio en el tejido social” y la emergencia de un nuevo sujeto 
político, el “Activista Auroral”, encarnado en la civilización, más allá
 de la política, de los gestos moralistas, del pesimismo o del 
optimismo, sino más bien de la persistencia.
Considera indispensable un nuevo modelo de desarrollo sostenible, más
 allá de los partidos políticos y de las lecciones del socialismo, no 
solo económico y social sino desde la diversidad cultural, de la 
sabiduría de los pueblos, eliminando las diferencias, dando valor 
supremo a la belleza. “Es una tarea de la civilización para conservar la
 vida”.
AMAZONIA y GOBERNANZA DEL AGUA
Para el Partido Socialista de Brasil que encabeza Marina Silva, la 
mayor selva del mundo es tremendamente vasta y aparentemente indómita y 
ha despertado sueños de riqueza infinita. En el pasado, bajo el amparo 
de leyes favorables para la colonización, el gobierno brasileño dotó 
enormes latifundios a incipientes empresarios que tenían por misión 
potenciar el crecimiento económico regional. Las nuevas actividades 
productivas implicaron una creciente deforestación.
Ante la inacción de los gobiernos, emergieron movimientos sociales en
 defensa de los árboles, de los cuales, el más conocido fue Chico Mendes
 en los años 80. “Los desafíos del desarrollo sostenible”, de los que 
habla la maestra e historiadora, a lo largo de sus 30 años de vida 
pública, pasan por la defensa de la ética, de la valorización de la 
naturaleza”. Desde Futuro, una organización que lidera y promueve 
diálogo, capacidades y desarrollo sostenible, plantea seis estrategias 
esenciales: la gobernanza marina para evitar la sobreexplotación de los 
recursos pesqueros.
La agenda del  Brasil pasa por una gestión integrada de los recursos 
hídricos, por los territorios interculturales, el respeto, diálogo 
horizontal, comprensión mutua y equidad entre los diversos actores a 
nivel local, nacional y regional.
La difícil construcción del desarrollo local implica el 
fortalecimiento de las capacidades de municipios y sociedad civil, como 
se ha logrado en la provincia de Azuay en Ecuador. Otra iniciativa 
estratégica es la cultura de paz y las zonas fronterizas, consolidando 
tejidos sociales y disminuyendo la vulnerabilidad en que viven los 
jóvenes de los lugares más alejados.
Marina Silva fue candidata en 2010 por el Partido Verde y obtuvo unos
 20 millones de votos. Posteriormente se asoció para los comicios al 
Partido Socialista Brasileño (PSB). La número dos pasó a ser cabeza de 
lista tras la traumática pérdida de Eduardo Campos que se estrelló con 
todo su equipo de campaña cuando volaba en un viaje interior por Brasil.
La activista medioambiental considera que las prioridades que debe 
fijar la política en el mundo han cambiado con el nuevo siglo. “Se 
necesitan programas para los grandes desafíos actuales. Qué y cómo vamos
 a hacer para tener energías limpias y renovables. Cómo vamos a aumentar
 producción por gran productividad y no por expansión predatoria”.
Postula una economía con prosperidad, pero con bajo carbono, con 
respeto a la diversidad cultural, profundizando la democracia y 
preservando las conquistas”.
DIFICULTADES PARA  PRESIDENTA ROUSSEFF
En cuanto a la candidatura de la  presidenta Rousseff, en su último 
año atraviesa con una serie de dificultades “con un crecimiento muy 
bajo, un regreso del alza de la inflación y preocupación por el riesgo 
de desequilibrio fiscal”.
Entre sus convicciones destaca que Brasil, el gigante sudamericano, 
debe seguir con su “principio de liderazgo fraterno y solidario” en 
América Latina, e insistir para que el Mercosur se convierta en un área 
de libre comercio. Con relación a otros bloques como la Alianza del 
Pacífico –Colombia, México, Perú y Chile.
Marina Silva considera que Brasil necesita profundizar la experiencia
 del Mercosur, sin dejar que ese acuerdo regional vaya en perjuicio de 
la libertad de hacer alianzas bilaterales. “Mercosur quedó muy limitado a
 una articulación política y debe transitar a una integración efectiva, 
que abarque todos los aspectos, no sólo utilitaria y meramente 
económica, tiene que integrar los aspectos sociales, culturales y 
ambientales”.
Siendo el desarrollo sostenible la doctrina de una nueva política, 
apuesta por “la sostentabilidad en sus diferentes dimensiones: estamos 
hablando de economía, de inclusión social, de reducción de la pobreza, 
de mejora de la calidad de vida de las personas, de educación, 
tecnología e innovación”.
EL BRASIL  DE HOY
Según la prensa brasileña, este país es  una de las economías que más
 ha crecido en los últimos años, pero también es una de las más 
vulnerables de los países emergentes. El Fondo Monetario Internacional 
alerta  que la situación de las cuentas externas es “moderadamente 
frágil”, aunque el país no lo reconoce.
El Mundial de Futbol en el Brasil, no permitió  mostrar, como se 
esperaba,  la cara deportiva del campeonato. Las tensiones sociales 
derivadas de las elevadas inversiones provocaron que la brecha entre 
ricos y pobres se evidenciara, convirtiendo la situación política, 
económica y social de Brasil en un problema alarmante.
En Brasil, país integrante del grupo BRICS, junto con Rusia, India, 
China y Sudáfrica, la mirada global percibe  condiciones financieras más
 restrictivas y que continua la debilidad de la confianza de las 
empresas y los consumidores están frenando la inversión y moderando el 
crecimiento del consumo.
DILMA  EN  MINAS GERAIS
A principios de este año Dilma Rousseff alcanzó el 44% de las 
intenciones de voto, convirtiéndola  como favorita para ganar las 
elecciones de Brasil en una primera vuelta. Ahora, después de 
experimentar la imagen de una montaña rusa, vuelve  al punto de partida,
 liderando las encuestas después de semanas en que  su contendora  
Marina Silva llevaba ventajas. según el Instituto Datafolha.
Descartando  los votos blancos y nulos, Dilma Rousseff alcanzaría el 
45% de los votos válidos contra el 31% de Marina Silva, resultado que 
induce a pensar que disminuye la posibilidad de una segunda vuelta.
La baja de simpatía de la candidatura de Silva  sería su apuesta por 
una actitud más cercana a Estados Unidos, en tanto varios países como 
Nicaragua, El Salvador, Panamá, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina, 
Cuba  y Uruguay, mantienen una posición más independiente  que se 
sintetiza en una visión de
Cambio de época en esta parte del mundo.
La candidatura de Marina Silva llevó  hace pocos días a Washington un
 discurso de cambio de actitud  ante las apretadas elecciones 
presidenciales brasileñas. Washington y Brasilia aún no han recuperado 
del todo la confianza por la revelación de que EE UU espió a la 
presidenta brasileña, Dilma Rousseff. La campaña de la candidata Silva 
coincide con la de Obama en el mensaje de "cambio y esperanza".