Jorge Zavaleta Alegre
La desigualdad está creciendo a un ritmo alarmante y plantea un grave riesgo para el crecimiento económico, la lucha contra la pobreza y la estabilidad social. El impacto destructivo de la extrema desigualdad sobre el crecimiento sostenible y la cohesión social es evidente en América Latina y el Caribe. Esta RegiónAmérica sigue siendo la más desigual del mundo. En 2014, el 10% más rico de la población de esta Región había amasado el 71% de la riqueza de la región. Según Oxfam, si esta tendencia continuara, dentro de solo seis años el 1% más rico de la región tendría más riqueza que el 99% restante.
Su informe de enero del 2018 precisa que ese 1% más rico de la población mundial acaparó el 82% de la riqueza generada el año pasado, mientras que la mitad más pobre no se benefició en absoluto: Es decir 3 700 millones de personas no se benefició lo más mínimo de dicho crecimiento, según el documento distribuido en el Foro Económico Mundial en Davos (Suiza) que reúne a las élites políticas y empresariales.
Premiar el trabajo, no la riqueza muestra cómo la economía mundial posibilita que los más ricos sigan acumulando vastas fortunas, mientras que cientos de millones de personas luchan cada día para sobrevivir con salarios de pobreza.
Desde el año 2010, la riqueza de esta élite económica ha crecido en un promedio del 13% al año; seis veces más rápido que los salarios de las personas trabajadoras que apenas han aumentado un promedio anual del 2%.
Entre marzo de 2016 y marzo de 2017 se produjo el mayor aumento de la historia en el número de personas cuyas fortunas superan los mil millones de dólares, con un nuevo milmillonario cada dos días.
El equipo investigador del informe también realizó algunos cálculos para América Latina y el Caribe: En esta región el 10% más rico de la población concentra el 68% de la riqueza total, mientras el 50% más pobre solo accede al 3.5% de la riqueza total.
La riqueza de los milmillonarios latinoamericanos creció en 155 mil millones de dólares el último año, dicha cantidad de riqueza sería suficiente para acabar casi 2 veces con toda la pobreza monetaria por un año en la región.
En América Latina y el Caribe, el 16% de los trabajadores asalariados y el 28% de los trabajadores por cuenta propia se encuentran en situación de pobreza.
Las principales causas por las cuales las ganancias de accionistas y altos directivos se incrementan a expensas de las condiciones laborales y salarios de los trabajadores y trabajadoras. Entre ellos, la erosión de los derechos de las personas trabajadoras, la excesiva influencia de las grandes empresas en la formulación de políticas públicas y el apremio constante de las empresas por minimizar los costes para, así, maximizar los beneficios de los accionistas.
EL FRACASO DEL SISTEMA ECONOMICO
Winnie Byanyima, directora ejecutiva de Oxfam Internacional, señala: "El boom de los milmillonarios no es signo de una economía próspera, sino un síntoma del fracaso del sistema económico.
Se explota a las personas que fabrican nuestras ropas, ensamblan nuestros teléfonos y cultivan los alimentos que consumimos para garantizar un suministro constante de productos baratos, así como engrosar los beneficios de las empresas y sus adinerados inversionistas".
Normalmente, son las mujeres trabajadoras quienes se encuentran en la base de esta pirámide económica. En todo el mundo, las mujeres ganan menos que los hombres y están sobrerrepresentadas en los empleos peor remunerados y más precarios. De igual forma, nueve de cada 10 milmillonarios son hombres.
"Oxfam ha hablado con mujeres de todo el mundo cuyas vidas están marcadas por la desigualdad. Como, por ejemplo, las mujeres que trabajan en fábricas textiles vietnamitas, lejos de sus hogares y sin ver a sus hijos durante meses, a cambio de salarios de pobreza.
O como las mujeres que trabajan en la industria avícola de los Estados Unidos, obligadas a llevar pañales porque no tienen descansos para ir al servicio. O las mujeres que trabajan en hoteles de Canadá, víctimas de acoso sexual y obligadas a mantenerlo en secreto por miedo a perder su empleo", señala Byanyima.
Al actual ritmo de cambio, llevará 217 años cerrar la brecha salarial y de oportunidades laborales entre hombres y mujeres a nivel mundial. En América Latina las mujeres trabajan casi el doble de horas que los hombres en trabajos no remunerados.
Garantizando que los más ricos pagan los impuestos que les corresponden aplicando impuestos más elevados y combatiendo la evasión y elusión fiscal, así como incrementando el gasto en servicios públicos como la salud y la educación. Oxfam estima que un impuesto global del 1,5% a las fortunas de los milmillonarios
permitiría escolarizar a todos los niños y niñas.
De las 70.000 personas encuestadas en 10 países, indica Oxfam, casi dos tercios piensan que se debe abordar urgentemente la brecha entre ricos y pobres: "Las personas están listas para un cambio. Quieren que los trabajadores y trabajadoras reciban un salario digno, que las grandes empresas y los más ricos paguen más impuestos, que las mujeres trabajadoras disfruten de los mismos derechos que los hombres trabajadores, y que se impongan límites al poder y la riqueza en manos de unos pocos. Quieren ver acciones", señala la CEPAL.
Voceros del Banco Mundial indican que si bien la región ha logrado un éxito considerable en la reducción de la extrema pobreza durante la última década, sigue mostrando niveles altos de desigualdad del ingreso y de la distribución de la riqueza, que han obstaculizado el crecimiento sostenible y la inclusión social.
Entre 2002 y 2015, las fortunas de los multimillonarios de América Latina crecieron en promedio un 21% anual, es decir, un aumento seis veces superior al del PIB de la región según las estimaciones de Oxfam.
Gran parte de esta riqueza se mantiene en el extranjero, en paraísos fiscales, lo que significa que una gran parte de los beneficios del crecimiento de América Latina está siendo acaparada por un pequeño número de personas muy ricas, a costa de los pobres y de la clase media.
Este grado extremo de desigualdad y de concentración del ingreso también se ve confirmado por los análisis de los datos fiscales disponibles relativos a la renta personal en diversos países de la región.
En consecuencia, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe y Oxfam están decididas a trabajar de manera conjunta para promover y construir un nuevo consenso contra la desigualdad. La reforma tributaria es un buen lugar para empezar.
Unos sistemas tributarios inadecuados, así como la evasión y la elusión de impuestos, cuestan a América Latina miles de millones de dólares en ingresos tributarios impagados, unas cantidades que podrían y deberían invertirse en luchar contra la pobreza y la desigualdad.
En muchos países, el sistema tributario se apoya de forma particular en los impuestos sobre el consumo, que resultan especialmente gravosos para los grupos de ingresos bajos y medianos. Además, los sistemas tributarios de la región suelen estar más orientados a los ingresos laborales que a las ganancias de capital y a menudo carecen de impuestos sobre bienes inmuebles y sucesiones, de manera que se incrementa la concentración de la riqueza, que es aún mayor que la concentración del ingreso.
La recaudación del impuesto sobre la renta personal es relativamente baja, especialmente entre los grupos con ingresos más altos.
La CEPAL calcula que la tasa impositiva media efectiva para el 10% más rico solo equivale al 5% de su ingreso disponible. Como resultado, los sistemas tributarios de América Latina son seis veces menos efectivos que los europeos en lo referente a la redistribución de la riqueza y la reducción de la desigualdad.
Además, los gobiernos otorgan un trato de favor a las compañías multinacionales en materia de impuestos, por medio de reducciones excesivamente generosas de las tasas de los impuestos de sociedades en muchos países de la región. Según algunos cálculos, la carga impositiva para las empresas nacionales equivale al doble de la carga efectiva soportada por las compañías multinacionales.
A esto hay que añadir las terribles tasas de elusión y evasión de impuestos en la región. De acuerdo con las estimaciones, las pérdidas de recaudación del impuesto sobre la renta de las empresas van del 27% del ingreso potencial de la tributación de las empresas en el Brasil al 65% en Costa Rica y el Ecuador.
La CEPAL estima que la evasión y la elusión de los impuestos sobre la renta personal y de las empresas costaron a América Latina en 2014 más de 190.000 millones de dólares, es decir, un 4% del PIB regional.
Papeldearbol@gmail.com
Editor
Corresponsal de El Mercurio Digital. Diario16 Madrid. Panoramical de Milán
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