Jorge Zavaleta Alegre
“Todas las sangres, de José
María Arguedas y Conversación en la Catedral, de Mario Vargas Llosa constituyen en última instancia
y desde orillas opuestas, reflexionar sobre
el Perú”, conclusión que comparten lectores y críticos literarios, como Carmen María Pinilla, socióloga de la PUCP y directora de la
Colección José María Arguedas de la Biblioteca Central de dicha universidad. Ha
editado, entre otras publicaciones, Arguedas en familia (1999), Arguedas en el
valle del Mantaro (2004) y Apuntes inéditos. Celia y Alicia en la vida de José
María Arguedas (2007) y Todas las sangres (2015)
Los cantos serían la única manifestación directa –“auténtica” de la población quechua enfocada por la novela Todas las sangres. |
Junto a esos dos
intelectuales hay una larga lista de
autores. Y muchos son los que aún no han leído a Arguedas y guardan devoción
por su vida. Fue un Comunicador de Verdades. José María Arguedas (Andahuaylas, Perú, 18 de enero de 1911 – Lima, 28 de noviembre
de 1969), es de los mejores escritores de América Latina que ha contribuido a
la necesaria integración social como única posibilidad de ingresar a una
civilización global y moderna.
Carlos Eduardo Zavaleta,
quien publicó su novela Los aprendices
(1974); en los mismos años del ´50 en que apareció Los Ingar, trataba de
escribir una novela que, a la manera de Todas las sangres – publicada tiempo
después (1964)–, pudiera dar una imagen integral de la sociedad peruana. Incluso
quizá pensó en el título que debería llevar ("Historia de mi sangre"
o algo así).
Los aprendices, cuando ya habían
aparecido la obra citada de Arguedas y Conversación en la Catedral (1969),
quienes perseguían, a todas luces, el mismo objetivo que Zavaleta, se había propuesto realizar en sus años
juveniles. Los aprendices sería el
punto de referencia obligado para explicar toda la novelística posterior, señalan
investigadores como Antonio Cornejo
Polar, cuyo Centro de Estudios
Literarios, que lleva su nombre, es reconocido por el Ministerio de Cultura y por la Biblioteca Nacional del
Perú como Biblioteca Especializada. Actualmente viene trabajando con la
Colección del poeta Carlos Germán Belli.
Los aprendices como Una piel de serpiente (1964) de Luis
Loayza, Los geniecillos dominicales
(1965) de Julio Ramón Ribeyro, son novelas en las que figuran otros
personajes que encarnan ideales y actitudes del momento.
El Libro reciente, incluye una carta inédita de JMA, sin fecha, dirigida a su amiga cusqueña Elsa Samanez
Concha, en la que habla de un proyecto de novela que tratara de interpretar el Perú actual de algunas zonas de la sierra muy
dinámicamente vinculadas a Lima. Podría ser
Todas las sangres.
EL SUEÑO DEL PONGO
El Sueño del Pongo, en
la narración de Arguedas, cuando fue difundido a fines de los sesenta y
poco después, provocó la ira contra el
régimen militar que había decidido hacer reforma agraria, proceso incomprendido inclusive por los más lucidos dirigentes de la Izquierda
del Perú, cuando en efecto la RA buscaba que el país saliera de la “barbarie” a la “modernidad”.
Martín Leinghard considera que la novela de Arguedas alude ciertamente a la
efervescencia indígena o campesina que estaba en su auge. Ninguno de estos
discursos, neutraliza o anula del todo a ningún otro.
El Sueño del Pongo, eliminado de los libros publicados por el
Ministerio de Educación, es la historia de un campesino constantemente
maltratado por el patrón de la hacienda: "Creo que eres perro,"ladra",
"ponte en cuatro patas", "trota de costado como perro". El
pongo hacía todo lo que le ordenaba y el patrón reía a mandíbula batiente.
Pero... una tarde, a la
hora del Ave María, cuando el corredor estaba repleto de gente de la hacienda,
el hombrecito le dijo a su patrón: "Gran señor, dame tu licencia;
padrecito mío. El
pongo, tiene un sueño que se atreve a contárselo acerca de
que en el cielo los papeles cambiarían. Dice
que el ángel cubre al pongo con excremento humano que tenía en un tarro de
gasolina, al mencionar “el tarro de gasolina” ya estaría señalando un proceso
de modernización en la cultura andina.
El patrón le dice:
"Habla... si puedes". Entonces el pongo empieza a contarle: "Oye
patroncito, anoche soñé que los dos habíamos muerto y estábamos desnudos ante
los ojos de nuestro gran padre San Francisco. Él nos examinó con sus ojos el
corazón del tuyo y del mío y ordenó al
Ángel mayor que te eche toda la miel que estaba en la copa de oro. La cosa es
que el ángel, levantando la miel con sus manos enlució todo tu cuerpecito,
desde la cabeza hasta las uñas de tus pies.
Bien, ahora me tocaba a
mí, nuestro gran Padre le dijo a un ángel viejo: "Oye, viejo, embadurna el cuerpo de este
hombrecito con el excremento que hay en esa lata que has traído: todo el
cuerpo, de cualquier manera, cúbrelo como puedas, ¡Rápido!". Entonces,
patroncito, el ángel viejo, sacando el excremento de la lata, me cubrió todo el
cuerpo con esa porquería. Espérate, pues, patroncito, ahí no queda la cosa.
Nuestro gran Padre nos
dijo a los dos: "Ahora, “lámanse el uno al otro; despacio, por mucho
tiempo".
LA UTOPIA ARCAICA
Para Vargas Llosa, el
Perú es un país marcado por una brecha insalvable entre la sierra y la costa,
entre la cultura andina y occidental que
él equipara con la barbarie y la racionalidad, el primitivismo y la modernidad.
Estos extremos son representados por el sargento Lituma y el hechicero
Dionisio. El único camino (para lograr el desarrollo del país), sería
incorporar el mundo andino a la cultura occidental y moderna, “lo cual supone
despojarla de su espíritu nativo y abandonar el sentido gregario atávico, a fin
de asumir la libertad plena de la
sociedad actual”.
Todas las sangres de JMA, desde su
publicación, hace 50 años, no ha dejado de suscitar pasiones encontradas. La reciente obra, auspiciada por el Ministerio de Cultura, trae el recuerdo
de viejas debates como el de junio de
1965, cuando los científicos sociales locales y del exterior, con la presencia
de Arguedas, concluyeron que la novela era limitada y llena de falacias con
respecto al mundo andino y la sociedad peruana de entonces.
UNA OBRA TEATRAL y TOTAL
El actor Luis Peirano, califica el libro de JMA como una “novela polémica”, evocando el aspecto teatral del comienzo de Todas las sangres.
Ramón Mujica, director
de la Biblioteca Nacional del Perú, reconoce que Todas
las sangres es una novela de vanguardia y precursora de la “novela total”,
con elementos sociales, políticos,
religioso, una novela viva y vigente
para el Perú de hoy.
Reúne textos de Martin
Lienhard, Luis Nieto de Degregori,
Alejandro Ortiz Rescanieri, Gonzalo Portocarrero, Carla Sagástegui y
Stefano Varese, Cecilia Rivera, Francisco Miro Quesada C. Aníbal Quijano, Mario
Vargas Llosa y hermanos Cecilia, Carlos y Teresa Tovar Samanez.
EL COMUNICADOR DE
VERDADES
Muchos son los que aún
no han leído a Arguedas y guardan devoción por su vida. Fue un Comunicador de
Verdades. El antropólogo ayacuchano Rodrigo Montoya, con motivo del centenario
del nacimiento de JMA, recordó que JMA ha dejado una especie de
precedente, de lo que más tarde podría suceder. “Falta esa biografía del país
que no soportó, que aceptó y que vivió alegrías y grande
dolores”, en palabras de Abelardo
Oquendo.
En junio de 2011, en el
Congreso Internacional “Arguedas: la dinámica de los encuentros culturales” en
la PUCP, se presentaron más de 160
ponencias de estudiosos de todas partes del mundo, que abordaban la
representativa y polifacética obra del autor desde variadas perspectivas
académicas.
El escritor peruano Luis Nieto,
como director regional en Cusco, del
Ministerio de Cultura, nos ofrece una visión global
sobre Todas las sangres, que desde su aparición crea un nuevo imaginario sobre la nación
peruana. Como expresión literaria
llama la heterogeneidad estructural de
la sociedad peruana, entendida como la “coexistencia de muchas formaciones sociales, muchos modos de existencia social,
de tiempos y distancias diferentes, que se juntan en Perú y América Latina más que en otras partes del mundo”.
Hay que tener presente
que estamos hablando de una empresa desmesurada y quijotesca: mostrar cómo en el Perú la servidumbre de los indios y la
hacienda terrateniente conviven con la
comunidad, el trabajo asalariado, el gran capital, la pequeña producción mercantil,
etc.
Ese horizonte utópico, en palabras de Aníbal
Quijano, consistiría en el inmenso movimiento de la población indigenizada
mundial, es decir toda la que no es
europea. Utopía que gana mayor sentido luego
de las grandes tragedias históricas que sufrió la humanidad en el siglo XX al perseguir
la utopía socialista.
Citando a Bajín sobre
JMA, menciona que en la
particularidad profunda con las novelas de Dostoievski, hay una
multiplicidad de conciencias
plenamente cualificadas, no es un mundo
único.
Para Carla
Sagástegui, el soporte estructural de la Novela y las
características de muchos de los dioses de Huarochirí alimentarían los rasgos
de los personajes de Arguedas.
Gonzalo Portocarrero,
destaca la influencia de muchos intelectuales como Mariátegui. Aborda el tema del neo colonial que sigue aprisionado
a la sociedad peruana y que la misión
que se plantea Arguedas es deshacer este
nudo colonial, generando entre
los señores una política de reconocimiento a los logros indígenas. Apunta el
proyecto arguediano a sacar de la penumbra la cultura andina, al lugar donde el mundo criollo la tenía relegada.
Luis Nieto, comparte con otros
autores, que “son dos las novelas más
importantes en lo que va de la segunda mitad
del siglo XX y la década y media del
XXI: Todas las sangres y Conversación
en la catedral”. La relación
entre Arguedas y Vargas Llosa siempre fue compleja y que por eso han enriquecido grandemente la cultura peruana: