Papel de Arbol

sábado, 21 de noviembre de 2015

Dr. José Kanshepolsky, médico neurocirujano: LA VIDA CONTINUA EN OTRA PARTE























































































































“Quien busque el infinito
 que cierre los ojos: Milán Kundera, 
(n. Brno, 1 de abril de 1929), 
hijo del musicólogo y pianista Ludvík Kundera.

Las más antiguas culturas a lo largo del tiempo  han determinado  el cambio  de actitudes y visiones para conservar  la vida o   mantener su eterna vigencia mediante la criogenia. En China, Jinking, hay una lista  de  150 mil células madres criogenadas, nos explica  el médico peruano José  Kanshepolsky, quien retorna a su Perú natal de vacaciones para compartir recuerdos  con  su  hermana   y asistir a los  60 años de su promoción del  colegio San Andrés.

La  conservación de la vida, en la historia de la humanidad se ha pasado de la incineración, al entierro y ahora a la  criogenia como alternativa de que algún día  se  descubra la medicina o curación de la enfermedad que causó la muerte, y recurriendo al  descongelamiento  volver a vivir.

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El médico José Kanshepolsky, peruano  de nacimiento, en el crepúsculo de la vida, ha acumulado muchas vivencias y viajado por todos los Continentes, destacando también como humanista apasionado en el cuidado ambiental.

Nació en Lima, un 1º de Mayo de 1938, en casa, con partera. Era la primera cuadra de la Avenida Tacna. Hasta los 15 años vivía, a dos cuadras del Palacio Presidencial, en Jirón Arica 325 (Nombre antiguo de esa calle).

Recuerda que su educación, desde kindergarten hasta el 5 de media fue en el Colegio San Andrés (antes Anglo-Peruano). Tuvo suerte de distinguirse como el mejor alumno y mi nombre está grabado en medallas de plata en ese colegio.

“Ingresé a la Universidad  de San Marcos  a estudiar pre-Médicas, después de huelgas y paros, pase dos años en la Facultad de San Fernando, que se cerró en medio de mis estudios. Por esa razón, continúe mi carrera en Medicina en la Universidad de Ginebra, Suiza, terminando en 1966 con una tesis original que me dio un Máster en Medicina”.

Recuerda  que cerca de la Plaza San Agustín, estaba la embajada de  Suiza.  Su bandera atraía la atención. Joven inquieto decidió visitar la sede diplomática.  Fue atendido por la secretaria con especial cordialidad y luego de unos minutos dialogó por el embajador y le ofreció la oportunidad de estudiar en la universidad de Lausana y Ginebra. Escogió la segunda opción.

Pasó internados en Suecia, Alemania y España. Renovó su título en el Perú, pero nunca practicó en Lima.

Luego pasó un año en Montreal, Canadá y dos años y medio en Nueva York. Terminó su entrenamiento de Neurocirugía en Phoenix, Arizona y prácticó en el Estado de Wisconsin.


¿Por qué  escogió  la cirugía?
--Estuve en Buenos Aires en los  años cincuenta y adquirí numerosos libros, entre los cuales “Viaje al torno  de mi cráneo, de Karinthy, me llamó la atención.

Frigyes Karinthy, periodista del Imperio Austro Húngaro, que en género novelado cuenta que acompañó a su esposa, a quien le encontró un  tumor cerebral y  ella  lo llevó al cirujano Olivecrona, quien lo operó  en el Hospital de Estocolmo. 

Después  cultivó vínculos con el doctor Olivecrona en los sesentas y asistí a 20 reuniones con él, internado en Karolinska Stuhousset o  casa de enfermos en idioma sueco.

Obtuvo el  grado  de doctor, con la  tesis sobe “Esplenectomía”,  una cirugía que se usa en casos de leucemia.

Seguí estudios en Montreal  asistiendo en neurocirugía. Pasé a  Neourological, en  Arizona, un instituto donde hubo casos de Parkinson, como el de Mohamed Aalí y de reyes árabes, experiencias que me permitieron producir  varias publicaciones.




WALT DISNEY
El famoso creador y fundador de los estudios de su mismo nombre, Walt Disney, murió el 15 de diciembre de 1966 de un carcinoma pulmonar.

Alcon dio a conocer que Walt Disney no era uno de sus paciente

Apoyándose en su persona, tan querida por la población, ésta fundación lograba, así, mayor confianza de parte de los seguidores de éste a la práctica de la crio preservación, adquiriendo mayor popularidad y por ende adhesión a su fundación. Hoy en día, luego de conocer el correspondiente certificado de defunción, sabemos que los restos de Walt Disney fueron cremados.
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Todo lo siguiente, después de mi retiro, lo comentare en persona, pero déjame decirte ya que soy consultante por 20 años en ALCOR, haciendo cirugías para Crio preservación Humana.

Este año hice las primeras criogenizadas personas en Bangkok, Tailandia y en Beijing, China, lo cual causó  mucho periodismo a través del Mundo.




DEJAME  RECORRER MI CEREBRO



La historia de Karinty, Viaje  en torno a mi cráneo,  hablaba que había perdido la memoria  de la música. Pudo deslindar que el cerebro tiene dos partes. En una de ellas se guardan los conocimientos y en el otro los  trastornos.  En el  test del infarto develó que en las dos partes  del cerebro, había perdido la memoria, incluyendo el concepto  de la música.

Este  curso ha sido documentado con  reconocidos especialistas audiólogos  y patólogos, con asistencia de un equipo.

Frigyes Karinthy (1887-1938) fue poeta, periodista, novelista y traductor (ahí es nada), un firme defensor del esperanto (aunque nunca llegó a hablarlo) y el primero que propuso la teoría de los seis grados de separación. Además, fue el padre de Gábor (que llegaría a ser un conocido poeta) y Ferenc Karinthy (cuya obra Metrópolis reseñamos aquí).

Entre las muchas obras que escribió destaca ésta, que describe de forma novelada lo que vivió desde que descubrió que tenía un tumor cerebral hasta que fue operado en Estocolmo.

Así, Karinthy comienza su novela situándonos en el momento en el que experimenta los primeros síntomas de su dolencia –escuchando asombrado el sonido de un tren que sólo él puede oír– y desarrolla su obra a través de lo que él siente, lo que le dicen sus allegados –que su letra se vuelve indescifrable por momentos, por ejemplo, algo que él no es capaz de percibir– y del sinfín de médicos que visita y las interminables e innumerables pruebas médicas de las que es objeto.

Lo curioso de este libro es que en ningún momento el autor teme por su muerte ni se encuentra preocupado por el tumor que amenaza su existencia (lo que, obviamente, sería lo normal). Más bien al contrario, Karinthy describe todo lo que le ocurre con una increíble serenidad, como si la persona que tuviera el tumor fuera otra. Así, muestra una gran curiosidad y un incansable deseo de conocer –y, sobre todo, entender– lo que le ocurre, lo que le hacen y las consecuencias que todo ello puede tener en su salud.

Gracias a esa distancia, nos encontramos ante un libro que tiene mucho de científico y poco de sentimental, pero también ante una obra excelentemente escrita, con pasajes llenos de la ironía que también habita en sus otros trabajos.

Aunque en ocasiones se enreda en digresiones más extensas de lo necesario, en mi opinión, es éste sin duda un libro que puede enseñarnos mucho sobre uno de los mejores autores del siglo pasado y, a su vez, de lo mucho que ha avanzado la medicina desde entonces.

En 1936, la vida de Rigyes Karinthy, emblemático escritor húngaro de su generación, sufrió un vuelco de consecuencias imprevisibles: le habían diagnosticado un tumor cerebral. Con delicioso sentido del humor, ironía y elevadas dosis de cinismo convierte al lector en testigo de lo que sintió, oyó y reflexionó entre el antes y el después de una enfermedad que lindaba con la muerte.

La expresión "vivir para contarlo" nunca fue más oportuna que en el caso de Frigyes Karinthy. Fue un novelista, poeta, dramaturgo, periodista y traductor húngaro que gozó de una extraordinaria fama y prestigio en su país en las primeras décadas del siglo XX, prestigio que todavía hoy conserva. En 1936 se diagnóstico él mismo, acertadamente, un tumor cerebral, y el proceso de su ingreso e intervención, que constituyen el eje de esta obra, se convirtieron en asunto de interés nacional, seguido minuto a minuto por la prensa.

Viaje en torno de mi cráneo se abre con la primera sospecha por parte del autor de que algo no funciona del todo bien cuando empieza a oír, con toda claridad, un ruido de trenes que se ponen en marcha. 

Lo que viene a continuación es un apabullante, apasionante, a ratos espeluznante y casi siempre divertido recorrido por el cerebro del autor, tanto en sentido figurado como literal.

Este viaje es un libro cuyas trescientas páginas se nos hacen cortas, a pesar de que el argumento podría resumirse en apenas una línea: a un escritor de éxito le diagnostican un tumor cerebral, lo operan, se cura y escribe un libro sobre la experiencia. Con qué poco material se puede crear una obra maestra. ¿Quién quiere argumento?

Conviene aclarar antes que nada que este libro no es un emocionante testimonio de la lucha de un hombre contra el cáncer, ni una historia ejemplar sobre cómo el ser humano es capaz de superar la más terrible adversidad. Nada más lejos. Viaje en torno de mi cráneo es un libro desolador, sin dejar de ser optimista. Vamos, una especie de Samuel Beckett para todos los públicos.

Karinthy con su gran amigo Dezso Kosztolányi

Estamos solos. Solos en el mundo y en la vida. Familia y amigos nos pueden acompañar, su presencia nos puede ofrecer un apoyo más o menos sólido y constante, pero cuando a un hombre le dicen "tienes un tumor canceroso en el cerebro"(y recordemos que estamos en 1936), no se tiene más que a sí mismo.

Karinthy va a pasar por todas las etapas que cualquier persona que ha pasado por una situación parecida conoce tan bien. En primer lugar, observa cómo los demás, desde su mujer hasta sus compañeros de trabajo, pasando por los mismos médicos, se niegan a aceptar el diagnóstico que se hace el mismo autor cuando, en un centro psiquiátrico que visita con su mujer, pregunta qué le pasa a cierto enfermo y le contestan que está desahuciado a causa de un tumor cerebral.

La expresión de la cara de aquel enfermo, cama número 3, a la derecha. ¿Quién podrá ser? ¿A quién me recuerda? ¿A quién o qué? (...) En ese mismísimo instante, como un relámpago, brota la idea: lo sé. Me ha hecho pensar en mi propia cara; mi cara pálida y distraída; mi cara tal como se refleja por las mañanas en el espejo, al afeitarme.

Doy dos pasos, me detengo otra vez... Me dirijo a mi mujer con un gesto de satisfacción, como quien se está burlando y vanagloriando, simulando ligereza:

-Aranka, yo padezco de un tumor cerebral.
-Anda, deja de decir estupideces...

Una vez rechazadas otras posibles causas de sus espantosas jaquecas, vértigo, vómitos y papilitis, los médicos certifican que se trata de un tumor del tamaño de un huevo de gallina. Karinthy no se hunde al recibir la noticia, ni tampoco siente una repentina pasión por vivir. Lo único que hace es seguir conquistando al lector con su asombrada y tranquila observación de todo lo que le rodea. Así, cuando el doctor Pötzl le confirma el terrible diagnóstico:

Creo que soy el único que se da cuenta, a pesar de mi vista deficiente, de que Pötzl aprieta los labios. No me cabe duda, ha sofocado un bostezo. Sí, ¡ha bostezado mientras leía en voz alta el resultado del examen! ¡Oh, qué próximo le sentí en aquel momento! ¡Cómo le comprendí en el acto! (...) ¡Oh, doctor, ese bostezo significó para mí mucho más que unas falsas lágrimas de cocodrilo llenas de falso patetismo, al promulgar la sentencia de Dios ante el reo que yo era!

La siguiente fase por la que ha de pasar lo sitúan entre la insignificancia y el centro del universo. Karinthy deja de ser un periodista, un padre, un esposo, un autor, y se convierte en mero paciente y terrible tabú:  Se trata de mi cerebro, siempre de mi cerebro; ni una palabra sobre mí mismo.

 (...) Lenta, oscuramente, se va formando en mí una idea que acaba por cobrar forma de convicción: todos habéis guardado un silencio reverencial antes de entrar en mi habitación, y conservaréis el mismo gran silencio cuando hayáis salido de aquí. En los recién llegados ya noto claramente que, antes de abrir la puerta, se han detenido un instante para adoptar una expresión risueña y han afinado su garganta para unas carcajadas demasiado agudas.

Pero una vez más, no tenemos aquí rencor ni comprensión, indiferencia ni interés. El autor no quiere nada de nadie, no busca comprensión, no está dando un grito pidiendo ayuda. Tan solo le invaden la extrañeza y la curiosidad. Las cosas son así. Esto es lo que me sucedió. Poco puede sorprendernos esto en Karinthy, un hombre capaz de observarse a sí mismo desapasionadamente mientras le trepanan el cráneo. 
Queda el humor.

Lo que acaba de leerse está destinado al lector inteligente: lo que sigue es para los demás, con quienes quiero ser no menos deferente. Ignoro cuál de ambos grupos es el más numeroso. Algo debió de pasar en Hungría a finales del s. XIX, porque la generación de grandísimos escritores que parió el país no es normal. Bánffy, Kosztolányi, Krudy, Márai  y, entre otros que todavía no he descubierto, Frigyes Karinthy, del que jamás había oído hablar y que me ha maravillado con esta novela, comentó el doctor Kanshepolsky.
Karinthy murió dos años después de la operación.
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EL CASO NAOVARATPONG


Matheryn Naovaratpong, miembro de Alcor A-2789, fue declarado legalmente muerto el 8 de enero de 2015 (la misma fecha, tanto en Tailandia y la zona horaria de Arizona) en Bangkok, Tailandia. El mismo día Matheryn, miembro neurocryo preservation, se convirtió en paciente 134a del Alcor.
Ella también es la paciente más joven del Alcor, siendo menos de tres años de edad en el momento de su criopreservación.

Matheryn  fue diagnosticada con una rara forma de cáncer cerebral pediátrico (ependimoblastoma). Sus padres, ambos con doctorados en ingeniería, se esforzaron mucho para encontrar un tratamiento efectivo, y trataron de quimioterapia agresiva, radioterapia de dosis alta, y numerosos neurocirugías, pero la salud de Matheryn fallaba. Los padres completaron arreglos crónicos para ella y trabajado con Alcor (principalmente Director de Respuesta Médica, Aaron Drake) para superar las barreras de la distancia a que le facilite con una crio preservación de alta calidad - que incluye crio protección de su cerebro.

La familia había planeado originalmente para trasladar a su hija a los EEUU como su proceso de la enfermedad se hizo más avanzada y la planificación significativa se hizo con ese fin con un hospital de especialidad con sede en California.

Esto incluyó la búsqueda de hospitales adecuados que aceptan casos pediátricos o centros de cuidados paliativos que están certificados para los casos pediátricos. Sin embargo, con sólo unos pocos días que quedan antes de que la niña fuera a ser trasladado en avión a los EE.UU, su función respiratoria disminuyó significativamente y ella se colocó en un ventilador, que eliminó cualquier posibilidad de viajar en líneas aéreas comerciales.

Desde la planificación antes se había hecho y los contactos se había establecido dentro de ese país para un cliente diferente Alcor (quien ayudó con generosidad y eficacia en este caso) y su familia, el nivel de confianza era alta que el procedimiento aún se pudo realizar con éxito en Tailandia.

Después de discutir sobre las personas que deben estar en el equipo de respuesta para un niño que tuvo 12 cirugías neuro anteriores y potencialmente vasculatura muy desafiante, se decidió que el Dr. Kanshepolsky, un cirujano neuro, sería un excelente candidato.

Luego  se hizo una petición, el Dr. Kanshepolsky acordó viajar con Aaron para realizar la reserva y un campo de la neuro-crioprotección, tras el pronunciamiento de la joven. Su experiencia resultó muy valiosa.

Después de examinar a la niña en el hospital, él hizo varias observaciones y recomendaciones a la familia que informó a la decisión de realizar la perfusión crioprotector del cerebro de Matheryn en Tailandia, mientras que no se separa de su cerebro (que debía ser preservada) del resto de su cuerpo. 

Esto resultó ser una manera eficaz de realizar el proceso de repatriación y de vuelta a los EE.UU

Se necesitan dos días para viajar a Tailandia y dos días los pasamos en espera. En el segundo día, Matheryn fue pronunciada por un médico que estuvo presente en la cama cuando se produjo la muerte clínica. Una sala de cirugía había sido preparada en una habitación contigua y acceso a la paciente para la estabilización y la perfusión fue inmediata. Sistema de campo crio protección del 

Alcor se puso a prueba en el campo muy remoto y resultó eficaz. 

Por puntos de referencia existentes, el procedimiento fue muy bien y sin incidentes. Todo el paciente fue colocado en un recipiente seco preparado especialmente el envío de hielo y enfriar a la temperatura del hielo seco (-79 grados C / -109 grados F) comenzaron en el lugar.

Después de la Embajada de EEUU en Tailandia aprobó el envío, el contenedor fue rematado con hielo seco y enviados por avión a LAX para su aprobación.

Era más fácil y más rápido para Alcor para trabajar directamente con nuestro agente funerario en Buena Park, California. Steve Graber y Aaron Drake llevó a California, encabezó el recipiente con hielo seco, obtuvieron un permiso de tránsito con la asistencia de la funeraria y se dirigieron de nuevo a Arizona. La separación se realizó en neuro Alcor después de su llegada y Matheryn convirtió paciente 134a del Alcor.

Este caso ingenio de los padres de Matheryn en trabajar con Alcor para hacer de este caso muy de larga distancia posible y exitoso. Era la primera vez crioprotección campo neuro en Asia y el Matheryn es nuestro paciente más joven. La familia de Matheryn , que se extiende mucho más allá de su madre y su padre, eran de apoyo y han dicho que planean también hacer arreglos de crio preservación con Alcor.

 No hay duda de estar rodeado de caras conocidas de amar familiares hará que la reanudación de su vida - como esperamos y esperamos estar suceda - más fácil y más alegre.


EL PRIMER CASO EN CHINA

El famoso médico  neurólogo José Kanshepolsky,  nos cuenta que en  mayo del 2015 viajó a Beijin-China, junto con un asistente,  llevaron  el mismo  equipaje  que tuvo oportunidad de llevarlo a Tailandia. En la aduana del aeropuerto tuvimos  dificultades para ingresar el equipo  quirúrgico.

Se trataba de una  famosa escritora de libros de niños, falleciendo de  cáncer del pancreas.
Inmediatamente producida su  fallecimiento, "tuve oportunidad única de hacer el procedimiento en una morgue local.

Después de la criogenizaciónm fue trasladada  a los EEUU, acontecimiento médico que ccausó el interés de los principales medios de comunicación de China. Portrait Magazine, en su artículo Global  300 anuncia la publicar este mes de diciembre una entrevista al médico peruano-norteamericano considerado como uno de las  treinta personas que más han influido en China y en el mundo, en el 2015-

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Bibliografía  y consultas
-Frigyes Karinty, Viaje en torno a mi  cerebro, Título original Utazás a koporiyán Korul. Idioma original:húngaro. Año  de publicación, 1937. Valoración muy  recomendable.

--July  Z – Camerieri, psicóloga, de la Mount Saint Mary University, Emmistburg, Maryland.
China, Revista Pontraitt mundial 30.  Convierte en Alcor's 134 The Paciente. De dos años de edad, Tailandia se convierte en paciente 134a del Alcor. Marzo 2015 Escrito por  Max More y Aaron Drake.

....Jorge Zavaleta  Balarezo, crítica literaria  y cinematográfica- PhD Universidad  de Pittsburgh, Pennsylvania.

jkanshepolsky@aol.com