Papel de Arbol

miércoles, 22 de febrero de 2012

PAPELDEARBOL: A VECES, JORGE ZAVALETA BALAREZO, LETRALIA

PAPELDEARBOL: A VECES, JORGE ZAVALETA BALAREZO, LETRALIA: http://www.letralia.com/261/letras03.htm http://www.letralia.com/firmas/zavaletabalarezojorge.htm A veces, como esta noche, escribo pa...

A VECES, JORGE ZAVALETA BALAREZO, LETRALIA

http://www.letralia.com/261/letras03.htm
http://www.letralia.com/firmas/zavaletabalarezojorge.htm
 A veces, como esta noche, escribo para sonreír un poco, o sonreír un poco más. Me gustan los inventarios, mis inventarios de chicas soñadas, ansiadas, deseadas, hiperbolizadas, muñecas que, finalmente, nunca poseeré. Me gusta recordar apenas el año pasado. Sandra Luciana toda de negro enviándome mensajes de texto al celular, esperando que llegara, pronto, a la esquina de Forbes y Craig. Íbamos a ver una película del gran Jacques Tati. Íbamos a reír mucho esa tarde del domingo con una película tan clásica que, como otras, yo descubría para ella. Yo tenía mis planes, quería, otra vez, tenerla cerca, a mi costado, escuchando su respiración agitada, mirando por entre sus anteojos, otra vez toda de negro, otra vez mía, una vez más pura y entera. 
Entonces había planeado comer hot dogs, y lo hicimos, ella, en su bien dominado inglés, ordenó sin displicencia. Yo me dispuse a la ceremonia. Me sentía un hombre gordo, viejo y agotado junto a alguien tan núbil como ella. Gozaba con sus brazos largos y desnudos. Llevaba un vestido corto, negro otra vez, una vez más, los anteojos, lo supe entonces, eran Donna Karan, las gafas de montura negra que terminarían por inmortalizarla. Y le dije que estaba como para una foto. Hubieras traído tu cámara, respondió, avispada, atrevida. Entramos en el cine. La película nos colmó con todo su colorido. Jacques Tati era brillante y original. Sandra Luciana se había cuidado de empaquetar las papas fritas para disfrutarlas durante la proyección. Yo, a cada momento, recordaba ese cuento tan traicionero de Onetti, “La cara de la desgracia”, yo era el hombre pensativo, perezoso e intelectual ganado finalmente por la causa de una temible lolita. Ni el crujir de las papas fritas me distrajo de su omnipresencia. Otra vez, una vez más, el cine, la película, Tati, la original trama, todo eran pretextos. Su vestido corto nunca disimularía la redondez orgánica de sus rodillas. Yo era su siervo. Hubiera descendido a besarlas, de mis labios hubieran salido ósculos directos, poderosos, acaso ingenuos. Ella reía con cada escena. Yo esperaba, sigo esperando. Entonces la película, ese símbolo cinematográfico que nos unía desde unos meses atrás, llegó a su fin y caminamos, juntos, hacia la parada de autobús. Me sentía torpe queriéndole explicar cosas. Me sabía nervioso, impaciente. Ella reía con sus dulces dientes. En el bus de regreso hice un par de comentarios sobre el sistema académico norteamericano. Ella, impávida, no abandonaba la sonrisa que siempre sería una invitación, una puerta abierta. Pero la promesa finalmente no se cumpliría. Volvimos al inicio, a Forbes y Craig, donde la esperaba su bicicleta, no regresaríamos caminando juntos a nuestro barrio. Fue entonces que ni siquiera le di un beso y nos despedimos. Fue cuando montó en la bicicleta y, audaz, comenzó a pedalear. De pronto ya era lejana. No me quedó más que caminar, pero nunca cabizbajo, la noche era larga, siempre sería larga y esquiva. Sandra Luciana llenaba mi mente, desde su reciente adolescencia. Todo había sido tan rápido. Quizá sólo unos meses antes. Quizá esa dirección de e-mail que casi adiviné. Que realmente adiviné. Y la respuesta tan rápida y entusiasta, que sí, por supuesto, quería ver películas conmigo. Y yo actuando como un Pigmalión cinematográfico. La tuve cerca, a mi lado, como en cuatro o cinco funciones. Terminé grabando su respiración entre mis recuerdos. Ya para entonces me turbaba, me turbaba ese pantalón negro y las caderas atrevidas, la espalda casi de gimnasta, la mirada capciosa, pícara, singular, especial. También fue emocionante el intercambio de correos, me gustaba esa forma suya tan irresponsable y juvenil de pensar. Siempre tenía una respuesta, no evadía nada, no tenía por qué hacerlo. Un día me contó del tatuaje de la pantera que se estamparía en la espalda. Yo imaginé esa espalda tersa y joven, y también, y por fin, mía. Quizá mi ingenuidad avanzaba sin control, pero no me importaba. Tampoco me importaba que nuestros veinte años de diferencia sugirieran o protagonizaran el ridículo. Finalmente allí estaba, ella siempre, como esa noche en que yo, tan nervioso, presentaba una película chilena en el auditorio, y ella me miraba con atención y yo descubría su cara de niña, inocente, olvidaba la tortura que significaba a veces noches enteras cuando la prefiguraba salvajemente mía, cuando prefería imaginarla entre mis brazos, totalmente entregado a ella, suspirando de goce, gritando mi placer, sintiendo cómo se acurrucaba entre mis brazos, cómo me besaba el vientre o cómo miraba fijamente mis ojos, buscando una mentira, la razón de una mentira.Fue eso y más. Siempre más. Inacabable, inexistente. Ahora que se ha marchado, quizá para siempre, sé que no fue ni aventura ni pretexto, ni chiquillada. Era toda una mujer. Las llantas de la bicicleta avanzaban sobre el asfalto y ella afirmaba las piernas duras, el pecho fuerte, femenino, saliente. Quizá mi comportamiento debió ser distinto, quizá debí ser más avezado, quizá debí tener respuestas, precisas, para todas sus preguntas. Puede que este sea otro inventario, pero ella no será una más. Rotunda, inteligente, desde su lejanía o su ternura, allí estará, observándome sabiamente, como cuando disfrutaba las películas a mi lado o me regalaba sus sonrisas. Esa era, fue, nuestra unión, nunca indisoluble. Fue nuestro juego, nuestro atrevimiento. La tarea, ahora, es no olvidarla, levantarle un altar, rendirle un homenaje, imaginar, desear que no se ha ido, que va a volver, que otra vez todo será como antes. Sandra Luciana, la ropa negra, las caderas, las rodillas, los ojos protegidos por las gafas, la certeza de que el cine nos eleva, nos une, nos santifica. Eso, todo eso eres tú, mi niña veneno, Sandra Luciana.
*Escritor, crítico de cine y periodista peruano (Trujillo, 1968). Es doctor (Ph.D.) en literatura latinoamericana por la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos). Además, tiene estudios de literatura, periodismo, cine, publicidad y análisis político en la Pontificia Universidad Católica de Lima (PUCP) y en el Instituto Idea, de Caracas (Venezuela). Su obra creativa incluye la novelaCatólicas (1998) y una colección aún inédita de cuentos. Ha publicado ensayos y reseñas en revistas académicas como Mester, Variaciones Borges, Revista Iberoamericana, Nomenclatura y Visions of Latin America. Su carrera periodística en Lima y América Latina incluye artículos en diarios, revistas y agencias de noticias como Argenpress (Argentina), Notimex (México) y DPA (Alemania). En 1998 participó en el volumen colectivo Literatura peruana hoy: crisis y creación, editado por laUniversidad Católica de Eichstätt (Alemania), con el ensayo “El cine en el Perú: ¿la luz al final del túnel?”.

CAMISEA UN PUENTE ENTRE CAMPO Y CIUDAD


Jorge Zavaleta Alegre-Cambio16, Madrid.
http://www.losandes.com.pe/?c=noticia&id=61018

Los recursos naturales  son para todos. Cuando el 6 de agosto del 2004, el presidente de la república abrió la válvula  de salida  del gas de Camisea que ya llega a  Lima,  no significó un acontecimiento de raigambre popular hasta que hoy se pone en marcha un proyecto concreto que llega a las economías de menores ingresos, en tanto prosiguen estudios y negociaciones para reactivar refinerías y construir un gasoducto andino para beneficiar al sur del país.

(Foto JZA. Campo gasífero de Camisea en la Cuenca del Ucayali, en Cusco).


La construcción de zanjas en una ciudad que nunca había planeado canales de distribución para este recurso, inclusive en la reconstrucción de Ica,  provocó hasta descontento, salvo las primeras empresas de la avenida Argentina, rumbo al Callao, como una fábrica de fina cristalería,  que tras 150 años de experiencia, debía apagar sus hornos por el alto costo de la energía, dejando en la calle a un centenar de diestros trabajadores, cuyo sindicato había tenido, incluso, el admirable aval  de uno de los hijos de la familia propietaria y que había fundado Marka, diario profundamente popular.


Camisea tiene  pues una historia hasta turbulenta de veinte largos años.  Es la inversión  de mayor trascendencia en la historia del Perú, cuyo aporte al Producto Bruto Interno superaría el 8%, incluyendo enormes beneficios  sociales.


Los peruanos recordamos con desencanto  las primeras negociaciones  con empresas extranjeras, algunas de las cuales se negaron a dialogar con las comunidades nativas ni con la mediación de Iglesia. Después vinieron subastas con evidente propósito de desactivar las empresas públicas, incluyendo remate de grifos y refinerías.


El 9 de diciembre del 2000 hay un viraje. El Estado peruano suscribe la buena pro con el consorcio Pluspetrol de Argentina, Hunt Oil de EEUU y SK de Korea,  que ofertaron una tasa de regalías de 37, 24%. 


La concesión del transporte y distribución del gas natural y los condensados fueron ganadas por la argentina Tecgas, la argelina Sonatracch, y la peruana Graña y Montero con una oferta de 1449 millones de dólares como costo total del servicio, según una cuidadosa investigación del Instituto Riva – Agüero.


Cuando el gas  llega a Lima - después de surcar los andes desde la cuenca del Ucayali y  rastreando  antiguas civilizaciones que para el observador casual eran simples construcciones  o una duna en el desierto – la población comienza poco a poco  a percibir las ventajas del proyecto. La comercialización   del balón de gas GLP en 16 distritos de Lima, con el rótulo de Petroperú, constituye un simbólico paso en beneficio de las  amas de casa. Las estaciones participantes han sido calificadas por el Osinerg. La proyección es masificar el GNV y hacer respetar el contrato del Lote 88, que estableció la prioridad del mercado interno frente a la exportación.


La reactivación de  Petroperú, es un referente para entender la función de una empresa pública en áreas estratégicas, en alianza con la moderna empres privada, respetuosa de los acuerdos y de las exigencias de los consumidores. El Gasoducto Andino es el nuevo proyecto  más importante. La CAF anuncia que en  cuatro meses estaría finalizado el estudio integral con el que se definirá la modalidad de participación de Petroperú. Es más los 25 gobiernos regionales y la municipalidad de Lima han adelantado su respaldo y deseo de participar en el financiamiento.


La reactivación de petróleos del Perú, incluyendo la refinería de Talara y la implementación de un gasoducto virtual, tendrá que estar articulada al desarrollo agropecuario, reducción de  la pobreza rural,  conservación de los recursos naturales y la diversión de fuentes energéticas, que son los  más importantes desafíos que enfrenta la Región y el país.