Nota del Editor.Once mil mulas cargando oro fueron llevadas del Cusco a Cajamarca para tratar de liberar al Inca Atahualpa, de los conquistadores españoles...Esta frase que es parte de los Cien Años de Soledad, Gabriel García Márquez no exagera, ni su imaginación rebasa la realidad. Es una fotografía de esa invalorable riqueza que habían producido los pobladores de la América que descubrió Colón, y murió sin saberlo. La civilización de los Andes tuvo como cimiento la explotación de los recursos de origen mineral, vegetal y animal. Esta civilización surgió de una sola fuente natural de riqueza y de un solo ideal de vida: el esfuerzo humano, dirigido hacia la búsqueda del bienestar material y espiritual, mediante el trabajo cooperativo y la filosofía de cultivar la verdad, el trabajo y la honradez, Si miramos Grecia, vive en el siglo XXI y seguirá en los siguientes, conservando en lo posible su pasado, como primer ingreso de su economía. Gracias al autor del documento que publicamos. Jorge Zavaleta Alegre, Papel de Arbol. Corresponsalía en América de Diario16 y Elmercurio.Digital.Net.
Escribe José Luis Espinoza Villalobos,
Ing. Agrónomo, Investigador de las culturas del Norte de Lima y Ancash.
El tiempo y el viento vistieron de polvo, arena y olvido la historia y obra de misteriosas personas que legaron en piedra sus curiosos pasos sobre el valle de Sechín en Casma, Ancash, al norte de Lima, vestigios de la probablemente más enigmática civilización andina.
Escribe José Luis Espinoza Villalobos,
Ing. Agrónomo, Investigador de las culturas del Norte de Lima y Ancash.
El tiempo y el viento vistieron de polvo, arena y olvido la historia y obra de misteriosas personas que legaron en piedra sus curiosos pasos sobre el valle de Sechín en Casma, Ancash, al norte de Lima, vestigios de la probablemente más enigmática civilización andina.
A pesar de su relevante significancia, limitado ha sido lo aportado por académicos y científicos para comprender esta civilización, Tello, Shady, Torero y Funchs nos han ido dibujando sombras de lo acontecido en Sechín desde el 3,500 A.C., pasando por el misterioso origen de la Cultura Sechín en el 1,600 A.C. en pleno colapso de la Cultura Supe-Caral y en relativamente poco tiempo construyen gigantescas estructuras que revelan fuerza, monumentalidad y poderío que colapsa rápida y enigmáticamente en el 1,200 A.C. cediendo paso sin grandes modificaciones a lo que entendemos por Cultura Chavín.
En síntesis, en Perú hacia el año 4,000 A.C., antes que en otros lugares del mundo, aparecieron los primeros estados organizados, reflejados en cultos, arquitectura monumental, primero a lo largo de la costa peruana entre las regiones de Lambayeque, La Libertad, Ancash y Lima, especialmente antiguos en esta última, donde a partir del 3,500 A.C. nace la Civilización Supe-Caral al norte de Lima, la cual sinterizaría todo lo anterior y engendraría un imperio teocrático que desde su Ciudad Sagrada Caral influye en todos los andes.
Especialmente la costa y sierra centrales durante cerca de 2,000 años, sus valores espirituales, culturales y materiales como geoglifos (antecesores de las Líneas de Nazca y de iconografía Sechín), el primer quipu (contabilidad y quizás escritura de waris e incas) y como señaló el prestigioso lingüista Alfredo Torero su lengua, el quechua. En un periodo cercano al 1,600 A.C. De acuerdo a lo mencionado por Ruth Shady “descubridora y principal investigadora de esta cultura” se produjo un Mega Fenómeno del Niño que limitó drásticamente la disponibilidad de recursos, aniquiló el sistema político-religioso y forzó un éxodo a Sechín en Casma.
Alrededor del 1,600 A.C en Sechín parece haber también poseído otra cultura local también avanzada, sabemos esto puesto que vienen surgiendo de la mano del arqueólogo alemán Peter Fuchs las primeras evidencias de antiguas construcciones del 3,500 A.C. casi tan antiguas como las de la Civilización Supe-Caral y alrededores pero menos abundantes, ello nos hace suponer un choque titánico entre ambos pueblos quizás de grandes proporciones para la época (se ha postulado que la zona era una de las más pobladas del mundo después de China para entonces), la modificación significativa del clima, la reducción de recursos y la competencia por estos, crisis a nivel políticoreligioso debe haber alimentado el nacimiento de la guerra propiamente dicha en el Perú antiguo, algo poco explorado anteriormente por las culturas costeras peruanas al no haber evidencia significativa de armas los siglos antes de los cruciales años cercanos al 1,600 A.C. como señaló Pablo Macera.
Área de Influencia de Caral en la Costa y Andes Centrales
En efecto, a su llegada estas gentes interrumpieron la cultura local, la asimilaron y agregando sus valores se reinventaron en breve tiempo arqueológicamente hablando, como muestra de ello la orgullosa la Civilización Sechín exhibe en el denominado Templo de Cerro Sechín imágenes anteriormente vistas en Caral (geoglifo) reaparecer en piedra, pero en una escena de aparente violencia con cerebros y viseras saliendo del cuerpo, revelando un ritual de combate o quizás más ambiciosamente a esta teoría representando la violenta llegada e imposición de Caral en el valle de Sechín en Casma.
Para hablar con sus dioses construyeron gigantescas estructuras, sin dudas la mayor de todas es la gran pirámide de Sechín Alto, uno de los templos más grandes del mundo, de hecho solo la plaza central de acceso al templo poseía 2 kilómetros de largo, escoltados por otras pirámides de menor tamaño a los lados, lamentablemente el poco interés y la ignorancia han permitido el avance de tierras agrícolas en sus interiores perdiéndose información para siempre año a año.
Sechín Bajo es otro templo piramidal trunco, de gran belleza, de bordes redondeados y aunque de menor tamaño que el de Sechín Alto, goza de doble distinción, primero por haber sido construido imponiéndose sobre el viejo templo del 3,500 A.C. encontrado por Fuchs y sobre todo por ser el lugar donde se ha encontrado la representación más antigua del Dios Wiracocha-Pachacamac, el creador del universo difundido aparentemente desde Sechín, sería la deidad más profundamente impregnada en el espíritu del antiguo y actual Perú, relacionado siempre en sincretismos y no sin polémica a diversas deidades, en el norte sería el Aiapaec de los mochicas, en el sur sería el Wiracocha de los quechuas, puquinas y aymaras y por la costa y sierra centrales sería Pachacamac de los quechuas centrales, incluso adorado posteriormente en el importantísimo y duradero templo Pachacamac de Lima, el mismo que surgiría tras la caída de Chavín y que duraría milenios hasta la llegada de los españoles donde terminó sincretizándose con su parafernalia de terremotos y poder sobre la tierra en el Cristo de Pachacamilla, un lugar donde migraron los habitantes de Pachacamac dentro de la ciudad de Lima y cuya procesión es hoy la procesión anual consecutiva más numerosa del mundo.
Templo Piramidal de Sechín Bajo y ubicación de sus hallazgos
Un lugar fascinante es Moxeque que deja más preguntas que respuestas, evidencia dos hermosas pirámides truncas de bordes redondeados y una ciudadela de importante extensión en lamentable estado de preservación.
Para Julio Cesar Tello tanto Sechín como Chavín serían una misma cultura sin diferenciarlas debido a su notoria similitud y cercanía (Chavín es geográficamente la proyección costera de Sechín en línea recta saltando la cordillera negra), hoy las identificamos como culturas distintas, se ha determinado que Chavín nacería después en la periferia andina de la Cultura Sechín a muy poca distancia, pero no está del todo claro cuándo y como ocurre esto, postulándose variables entre 1,500 al 1,200 A.C. siendo el último el más mencionado por los especialistas. Sea cual sea el caso, independientemente del momento y hurgando en la imaginación podríamos afirmar que el templo de Chavín parece haber desplazado a los templos de Sechín en algún punto por causas más humanas que ambientales, quizás también violentas, podría esto relacionarse al hecho que no hubo actividad arquitectónica significativa en Sechín luego del ascenso de Chavín.
Chavín llegaría a ser un nuevo imperio teocrático que influyó durante 1,000 años los andes y costa centrales (al igual que Caral), en sus límites sur y norte se formarían culturas llamadas chavinoides (Cupisnique, Kuntur Huasi, Paracas-Chavín, Chupas-Ayacucho), aunque su presencia fue a lo largo de todos los Andes hasta el 200 o 100 A.C., como portador del quechua I, su lengua se habría encontrado al aymara en el sur dando origen a las variantes quecha II (que hablarían waris e incas). Como ya se señaló Chavín durante su apogeo parece no haber desarrollado importantes construcciones en Sechín.
Esto parece solo cambiar cerca del final de su dominio 300 A.C. en Chanquillo algunos kilómetros más al sur de las construcciones anteriormente descritas de la cultura Sechín, se trata del observatorio más antiguo de América, construido en la cima de un elevado cerro donde levantaron tres murallas a modo de anillos concéntricos que protegían el centro de observación hacia el sur-este había un segundo cerro donde estaban erigidas 13 torres, entre cuyos espacios intermedios cruzaba el sol registrando meses y actividades astronómicas diferentes, en los alrededores parece haber habido una ciudadela de la cual conocemos poco. Esta maravillosa estructura llega a ser el último gran regalo material que nos lega este continuo cultural antes de su ingreso a la esfera cultural Recuay que, aunque heredera directa es menos influyente.
Concluimos destacando la importancia de Sechín que en breve lapso de 300 a 400 años unió el continuo cultural Caral-Sechín-Chavín, legándonos diversos valores materiales, espirituales y culturales, destacable es el quechua, de hecho, las variantes más antiguas fueron agrupadas por Torero como quechua I (con pocos o ningún préstamo aymara) y que se hablan en la costa y andes centrales donde influyera significativamente este continuo cultural.
La Presencia del Quechua I, relacionado con el Continuo Cultural Caral-Sechín-Chavín A lo largo de la Costa y Andes Centrales
Este llega a nosotros con nitidez, pese a las razonables alteraciones del tiempo viven en nuestras costumbres, nuestra lengua y acento característico, nuestra muy mestiza forma de entender el cristianismo, nuestro espíritu y arte, y sobre todo en silencio y agazapado en nuestra sangre.