Papel de Arbol

jueves, 25 de octubre de 2012

PAPELDEARBOL: REIR EN EUROPA

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PAPELDEARBOL: REIR EN EUROPA: Jorge Zavaleta Alegre  E n las principales ciudades de América Latina,  es posible festejar la vitalidad y excelencia del cine europeo...

REIR EN EUROPA

Jorge Zavaleta Alegre 
En las principales ciudades de América Latina,  es posible festejar la vitalidad y excelencia del cine europeo, pero solo en  breves temporadas anuales, porque el mercado  no siempre suele ofrecerlo con la regularidad que exige el público.
Esta atingencia no es un secreto. Mas bien es una  oportunidad  para recordar que el libre mercado no es perfecto, tiene  trampas cuando se incentivan  tendencias  monopólicas.
El filósofo peruano Salomón Lerner Febres, presidente de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación Nacional,  ahora también representante  de uno de los centros  culturales más dinámicos del Perú, lamenta que el  Festival Cinematográfico de Europa, no tenga  mayores espacios en la creciente sociedad del espectáculo.
La vieja Europa está en crisis. No se manifiesta con la violencia y la magnitud de la primera y segunda guerras mundiales. Es posible que esta crisis haya  sido provocada  por contagio. La quiebra de la banca norteamericana  y el extremado consumo suntuario nos indica la necesidad de un  Estado regulador que esté más cerca del bien común.
También se puede comprobar que los pueblos con mayor educación, tecnología y  cultura tienen más probabilidades  de superar  los períodos difíciles de la historia. En cambio para los países  con frágiles estructuras   económicas, sociales y políticas, las catástrofes naturales o creadas por sus propios habitantes imposibilitan construir un futuro sólido, confiable.
El mercado, en teoría, no se refiere directamente al lucro o a las empresas. Se produce en el marco de las transacciones, donde están pres entes  los objetivos públicos y en sus diferentes manifestaciones, y donde el quehacer  cultural  subyace permanentemente.
La opinión  del doctor Febres creo que debe ser bien recibida por la colectividad  porque también expresa el reconocimiento  a los valores culturales de  Europa, expresados a través   de los geniales realizadores  del cine que “con delicada y bella armonía, entre el quehacer técnico que implica  rodar una película y la representación ficcional, ensancha los límites de lo que se suele llamar realidad”.
El cine en general  tal como es vivido y expresado en los países del viejo mundo, “potencia nuestra imaginación, diluye los a  veces tenues límites entre vida y sueño y nos hace participar en sucesos en los que aparecen seres nuevos que nos abren su intimidad y nos ofrecen tácitas lecciones sobre la aventura  de existir”.
El Festival de  Cine Europeo  que este año  cumple  24 años de vigencia, expresa su sentido homenaje  al director griego  Theo Angelopoulos, fallecido el reciente 24 de enero, y al legado de sus continuadores. Se trata de un  espectáculo que demanda un dinamismo concertado entre  los 27 Estados miembros  de la UE, de sus delegaciones en América Latina, de instituciones diversas de ambos continentes para ofrecer una puerta de ingreso a la complejidad y multiplicidad de lenguas y cuyo valor  es reconocido por la exigente crítica internacional.
Este año serán  más de medio centenar de  largometrajes,   cortos portugueses, el tour Eurochannel titulado Reir en Europa, dedicado esta vez a la comedia. Además, participa la red mundial de institutos nacionales de cultura de la UE con su programa “Palabra de mujer” y  especialistas  de la revista Nosferatu y de Cahiers du Cinema España.
Una lección adicional de este espectáculo, es el reconocimiento desde Europa, a la labor de la señora Norma Rivera, como incansable promotora del cine, desde la vieja filmoteca, en el Centro Histórico  de Lima, incluyendo la restauración de viejos documentales y producciones fílmicas del Perú, según expresiones de Hans Alidén, jefe de la delegación de la UE y padre de una joven productora que tuvo la primera oportunidad de ver cine cuando tenía apenas tres años.
La abrumadora sencillez y eficiente gestión de Norma Rivera, ha hecho posible la existencia de una nueva  generación  que enriquece el llamado cuarto cine latinoamericano, venciendo las limitaciones, tan frecuentes, en el campo de la cultura.