Durante
el periodo 2007-20015, solo por canon minero, el departamento de Ancash recibió más de 14 mil millones de dólares. Sin embargo, durante ese mismo
periodo, la tasa de crecimiento en nuestro departamento fue poco más
del uno por ciento anual, en tanto el crecimiento promedio del país superó el cinco por ciento.
Es
obvio que compartimos la necesidad de profundizar la descentralización, pero nuestra perspectiva no significa que el Gobierno Central deje de cumplir con su rol de orientar
y fiscalizar el correcto uso de los recursos públicos. En vez de hacer aquello pareciera
que ha evadido la realidad, ha practicado un conducta resumida en la frase "hacerse de la vista gorda". Peor aún, ha conservado un sistema judicial y de control colapsado.
Se creó un caldo de cultivo, un rumor sobre la interrelación del gobierno regional o de gobiernos locales condicionado a un perverso mecanismo llamado “diezmo”. De esa manera se da paso a un
sistema que distorsionó valores y conciencias. Que permitió la desviación de
importantes recursos en perjuicio de proyectos considerados como aportes a la solución de problemas centrales de nuestra Región. El saldo de esa perversa conducta se traduce en inversiones marginales.
En esta oportunidad, queremos remarcar que esa administración sin valores, sin ética arroja como balance un profundo daño a la niñez ancashina. Diversos trabajos de investigación social, concluyen que un niño desnutrido o con anemia será un ciudadano sin posibilidades de pleno desarrollo, pues el daño que sufrirá en sus conectores neurales
será permanente y afectará su capacidad de aprendizaje. El daño es inclusive irreversible..
Hace
un año se realizó en la ciudad de Huaraz el Encuentro Regional de Lucha contra la Anemia y Desnutrición infantil
(movilización impulsada por el Grupo Inversión en la Infancia). En esta cita participaron autoridades del Gobierno Regional, funcionarios de la Dirección
Regional de Salud, algo más de setenta autoridades Municipales, representantes
de la Mesa de lucha contra la pobreza y organizaciones de la Sociedad Civil.
Los medios radiales y televisivos, por lo sensible del tema, le dieron importante
cobertura noticiosa al Encuentro.
En ese Encuentro, la Encuesta Demográfica y de Salud
(ENDES), señaló que la anemia infantil es un problema cada vez más agudo. Si en el 2011 nuestra Región llegó al 42,2 por ciento de niños de 6 a 36 meses de edad con anemia, el 2015, la misma fuente de información consigna un cifra mayor: 45,8
por ciento..
El Gobierno Regional señaló en su exposición que el
índice de anemia sería reducido a la mitad al final del primer trimestre del
presente año. Una de las recomendaciones del Encuentro consideró que las autoridades municipales incorporen en sus
actividades el seguimiento y coordinación de acciones regulares que permitieran
reducir ese flagelo en los ámbitos territoriales bajo su administración.
Por
sus obras se les conocerá, reza el dicho popular.
Con datos de la ENDES al primer trimestre del presente año, constatamos que en
vez de reducirse el indicador de anemia infantil se ha elevado al 50,8 por
ciento; es decir, cinco de cada diez
niños ancashinos vienen sufriendo de Anemia.
Creemos que las autoridades municipales deben involucrarse directamente
en la atención y seguimiento de este problema para mitigar los efectos, no solo porque
administran un territorio donde viven niños desnutridos y con anemia, sino
porque en dicho territorio debieran concordar acciones con los diversos actores
públicos.
Según el Sistema de información del estado nutricional (SIEN) del
sector salud, en varios distritos ancashinos siete de cada diez niños sufren de anemia. En esa lista figuran: Yanama en Yungay, Aija,
Llamellín en Antonio Raymondi, Cusca en Corongo, Cochabamba en Huaraz, Huayllabamba
en Sihuas, Cátac en Recuay, Parobamba en Pomabamba; y podríamos seguir dando
más ejemplos.
Se
han creado programas del estado para atacar dicho problema en los sectores de
Salud, Saneamiento, Educación, Agricultura y Transportes.
Asimismo, existen varios
programas adscritos al Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS):
como el programa nacional Cuna Más, Desarrollo Infantil Temprano (DIT), Programa
Nacional de Alimentación Escolar (Qali Warma), Fondo para la inclusión
económica en zonas rurales, Mesas de concertación y lucha contra la pobreza,
etc.
A estos programas se les ha ido incrementando anualmente recursos
presupuestales, pero de qué vale si más del setenta por ciento de tales
recursos se destinan a sufragar gasto corriente. Pues, mantenemos dudas razonables
de que tales programas actúen con una productiva coordinación y focalización.
Demás
está decir que la lucha contra la anemia y desnutrición infantil no solo es
responsabilidad del sector público y del sector privado (responsabilidad social
empresarial), sino también nos compromete ética y moralmente a todos, como ciudadanos.
No solo para sensibilizarnos por el tema que afecta a seres humanos que no se
quejan por lo que sufren, sino para involucrarnos, con acciones
concretas. Erradicar este flagelo es lograr un objetivo que está directamente vinculado con el capital más
valioso que posee la sociedad peruana: nuestra
Primera Infancia.