Papel de Arbol

sábado, 23 de enero de 2016

LATINOAMERICA, El LABERINTO DE SOLEDAD

Los pobres viven abajo esperando que el río
se levante en la noche y se los lleve al mar.
He visto pequeñas cunas que flotaban, destrozos
de viviendas, sillas, y una cólera augusta
de lívidas aguas en que se confunden el cielo y el terror.
Sólo es para ti, pobre, para tu esposa y tu sembrado,
para tu perro y tus herramientas, para que aprendas a mendigo.
El agua no sube hasta las casas de los caballeros
cuyos nevados cuellos vuelan desde las lavanderías.
Come este fango arrollador y estas ruinas que nadan
con tus muertos vagando dulcemente hacia el mar,
entre las pobres mesas y los perdidos árboles
que van de tumbo en tumbo mostrando sus raíces.
Pablo Neruda
América Latina tiene depositados en el resto del mundo más de un millón de millones de dólares.
Mercosur plantea necesidad de un nuevo Banco Regional
Argentina, Brasil, Paraguay el Uruguay suscribieron el 26 de marzo de 1991 el Tratado de Asunción, como punto de partida  de un proceso de integración, creando el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), y recientemente vienen planteando la necesidad de un gran banco.
La nueva institución financiera se sustenta en que América Latina tiene depositados $1’034,005 millones líquidos en el resto del mundo, cifra que representa la más grande paradoja de la vieja arquitectura financiera.

“Si los países miembros del Banco del Sur lo hubiesen implementado hace años, incluso hace un año, no tuvieran que enfrentar las complicadas coyunturas macroeconómicas con implicaciones geopolíticas que enfrentan hoy”, comentan sobre Mercosur en busca de autonomía y sin perder de vista que la Alianza del Pacífico también se una al proyecto integracionista.
PRESIONES DEL BANCO MUNDIAL
Los países fundadores del Mercosur desde hace 25 años han tenido que ceder ante presiones del Banco Mundial (y de quien está detrás del Banco Mundial) para pagar indemnizaciones ilegítimas por arbitrajes de inversión, temen sentencias judiciales de EEUU respecto a más arbitrajes de inversión y a fondos buitre, reflexionan economistas argentinos y uruguayos.
El resto de los países de la región se ha escudado en la triste carrera devaluatoria por el fin del ciclo de los precios altos de los commodities.
Con el aumento en el nivel de poder adquisitivo y propensión al consumo importado de la población suramericana, Mercosur ratifica que la salida de divisas aumentará, ejerciendo presión sobre las reservas de los países de la región.
Esta presión no será aliviada dada la reprimarización de la exportación (soya, hidrocarburos, minerales) de nuestros países y la disminución de precios.
Los BRICS lanzaron la nueva arquitectura financiera global y comenzarán a prestarse en monedas nacionales. El Banco Asiático de Inversión en Infraestructura está en pie y se plantea proyectos magníficos que cambiarán el mundo.
Los países miembros del Banco del Sur deben estar a la altura de la historia, con los aportes de capital (apenas $200 millones colectivamente en el primer año). Los créditos intra-regionales dinamizarán el comercio y la inversión, como bien lo conocen las empresas brasileñas y argentinas. Proyectos regionales hay suficientes y hay muchos estudios aún por contratarse que parten del portafolio del COSIPLAN de Unasur.
FONDO DEL SUR
El Fondo del Sur es otra urgencia y se puede establecer ágilmente mediante un fideicomiso internacional administrado por el Banco del Sur, como lo establece su Convenio Constitutivo (artículo 3.1.6).
También el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) administra fideicomisos con mandatos específicos (artículo 8 del Convenio Constitutivo).
Otra parte de los recursos (20% adicional) puede, y debe, depositarse en instituciones supra-nacionales (FLAR, BCIE, CAF, FONPLATA, Banco del ALBA) o en instituciones nacionales de la región (bancos centrales, bancos públicos, bancos comerciales de propiedad estatal y certificados de tesorería de los fiscos).
Los gobiernos de los países miembros del Banco del Sur, van a tener que encontrar soluciones en un periodo crítico de la economía global cuando los Jefes de Estado compartan experiencias comunes.