Papel de Arbol

domingo, 8 de julio de 2012

Yo, el dictador y la suerte paraguaya, segùn Cambio16



http://cambio16.es/not/1837/yo__el_dictador_y_la_suerte_paraguaya/
Desde Asunción. Jorge Zavaleta Alegre-Cambio16




GOLPE DE ESTADO DE LA OLIGARQUÍA



Las débiles democracias de América Latina sangran por el costado, aunque siempre la literatura permite encontrar una visión totalizadora de la realidad. Bien vale volver a la obra de Augusto Roa Bastos, ‘Yo, el Supremo’, más conocida con el acrónimo YES, para comprender mejor la suerte de Paraguay, donde se ha producido un golpe de estado.
[Img #3481]La Organización de Estados Americanos (OEA) debe actuar de manera “concurrente y complementaria” a la Unión Suramericana de Naciones del Sur (Unasur) sobre la destitución en Paraguay del presidente Fernando Lugo y su remplazo por el entonces vicepresidente Federico Franco, según ha declarado el embajador permanente de Perú ante este organismo. 
Sin embargo, hay expectativas sobre la decisión que adopten los jefes de Estado en la reunión de Unasur en Mendoza, Argentina. Los acuerdos de Unasur “no interferirán en la posición que adopte finalmente la OEA”, según las últimas declaraciones oficiales.
Periodistas de Argenpress, que viven en Asunción o muy cerca de ella, como Jorge Gómez Barata, Juan Diego Sayán y Christiano Morsolin, coinciden, desde diferentes posiciones, en que los componentes del drama paraguayo son más o menos los mismos de siempre en este continente. Los protagonistas tradicionales son la oligarquía antidemocrática, instituciones políticas carentes de toda legitimidad que actúan contra unas mayorías sociales hundidas en la pobreza y la desesperanza.
El presidente Fernando Lugo ha cometido muchos errores. El principal de los cuales ha sido precisamente no darle forma eficaz poder a las fuerzas sociales que le permitieron llegar a la primera magistratura. El mandatario se debilitó pactando con una derecha que ha utilizado todos los medios para erosionar su Gobierno y finalmente destituirlo mediante una cruel e intrincada pantomima.
Paraguay no es el país de Rodríguez de Francia o de Stroressner. Los países vecinos, los ciudadanos familiarizados con los proyectos de integración regional y subregional, consideran que lo sucedido en Asunción afectará a las instituciones impulsoras del proceso de integración, desde Unasur a Mercosur, que han reaccionado ante el golpe.

Depuestos
Esta arremetida aunque la llamen constitucional en algunos sectores de Paraguay no es entonces un hecho aislado. Corresponde punto por punto a una estrategia continental, con nuevos métodos, más sofisticados. Resulta paradójico que ni siquiera se pueda hablar de algún tipo de reforma o avance social destacable. La reacción contra Lugo se produce tan solo ante el anuncio de tibias medidas de democratización de la propiedad rural y contra la corrupción administrativa. 
En Paraguay la democracia no es una ficción ahora, sino que lo ha sido siempre. La batalla por restablecerla en esta tierra es vital para todo el continente. “No es Lugo el que recibe un golpe, es la historia paraguaya y su democracia las que han sido heridas”, dijo a pocos minutos de ser sustituido por el Senado. Para los sectores democráticos de Paraguay, todos los proyectos de integración energética en curso con los miembros de Unasur y de otros países se cortarían. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia comparte la preocupación de la Unión Europea (UE) y de la OEA sobre la destitución sin miramientos de este maestro regresado de la universidad gregoriana de Roma. 
Paraguay proclamó su independencia en 1811. Desde entonces han transcurrido 201 años. Los tres primeros gobernantes: Francia y los López consumieron 52 y el penúltimo dictador, Alfredo Stroessner, 35, en total 87. Los restantes 114 se dividieron entre 44 mandatarios, de los cuales 23 gobernaron un año o menos. El resto estuvieron entre cuatro y cinco años o superaron el período. Fernando Lugo se añade a los depuestos. A la condición de exobispo suma prematuramente también la de expresidente.
YES empieza con un bando clavado en la puerta de la Catedral: “Yo, el Supremo Dictador de la República, ordeno que al acaecer mi muerte, mi cadáver sea decapitado; la cabeza puesta en una pica por tres días en la Plaza de la República, donde se convocará al pueblo al son de las campanas echadas al vuelo. Todos mis servidores civiles y militares sufrirán pena de horca. Sus cadáveres serán enterrados en potreros de extramuros sin cruz ni marca que memore sus nombres. Al término de dicho plazo, mando que mis restos sean quemados y las cenizas arrojadas al río”.
-Excelencia. Una partida de granaderos lo descubrió esta madrugada y lo retiró llevándolo a la comandancia. Felizmente nadie alcanzó a leerlo… 
YES y la historia del Paraguay se suman a ‘El recurso del método’ de Alejo Carpentier, ‘El otoño del patriarca’, de García Márquez, y a ‘Conversación en la catedral’ de Vargas Llosa, entre otros.