Jorge Zavaleta Alegre
¿Cómo será el mundo más allá de 2020?. Los diseñadores de las ciudades afirman
que el futuro es más incierto de lo que pensamos. Solo los sectores de altos ingresos si tienen
la seguridad para afirmar. Los centros
comerciales serán un entretenimiento para los ricos. Nace una nueva cultura
regida por el "lo quiero ahora y lo quiero barato". Es un mundo en el
que correr riesgos es más seguro que hacer nada.
¿Qué serie de
escenarios transformarán la sociedad actual? ¿Tiene sentido pensar qué pasará
después de 2020?
La empresa FutureWorld cree que "el futuro nunca es urgente
hasta que intrépidos líderes comienzan a hablar”. Su fundador y autor Wolfgang Grulke, asegura:
"Vemos un mundo más allá de 2020 más competitivo que nunca.
Son muy pocas organizaciones se están preparando para un
futuro radical: Se reinventan los servicios minoristas y profesionales. "Hay esteroides digitales" en los
negocios. Todo puede automatizarse. El 90% de los negocios, de los procesos
empresariales, se realiza en línea y se audita en tiempo real.
Los servicios al cliente se han "externalizado" y
están dirigidos por las personas que mejor lo conocen: los propios clientes. Gran
parte del mundo “moderno” está conectado - y es un derecho humano básico.
La mayoría de gobiernos proporciona acceso a la banda ancha
como un servicio básico. No hay razón para no formar parte de este mundo
hiperconectado -a menos que se escoja deliberadamente no participar en él.
El trabajador ya no es el activo más importante de una
empresa, lo son las relaciones. Los menores de 30 años pueden manejar veinte
relaciones más que una persona mayor. Las industrias de biología y
nanotecnología han revolucionado la atención sanitaria y la prevención de enfermedades.
Los que vivirán 200 años ya han nacido. El crecimiento de la población se limita a los
países pobres. En cambio, en los países ricos, su ausencia se complementa con
la inmigración.
En este contexto surge una gran pregunta: ¿morirá antes de
que se quede sin dinero?
El agua es el nuevo recurso escaso y la nueva oportunidad.
Más allá del
conocimiento. Tendrá valor cero porque estará al alcance de todos desde su
nacimiento. El conocimiento no será poder en un mundo en el que está a manos de
cualquier persona. Lo verdaderamente importante será convertirlo en
inteligencia y creatividad.
CIUDADES FANTASTICAS
Ítalo Calvino, publicó por primera vez en 1972 por la
editorial Einaudi en Italia, una
colección de descripciones de ciudades
fantásticas que son contadas por el viajero Marco Polo al rey de los tártaros
Kublai Kan.
Las descripciones son similares a pequeños cuentos con
temáticas como el deseo, la muerte o los símbolos, entre otros. A lo largo de
la obra se encuentran diferentes categorías de ciudades, correspondiendo a cada
una de ellas una temática diferente en su descripción:
Las ciudades continuas,
que son urbes confusas en su
extensión. Las ciudades escondidas, con múltiples cualidades. Las ciudades
sutiles o abstractas o aéreas. Las ciudades y el cielo, con propiedades divinas. Las ciudades y el deseo, que
despiertan el deseo y la pasión de las personas.
Las ciudades y el nombre, espacios con cualidades semánticas.
Las ciudades y la memoria, que nos traen recuerdos manifiestos en sus habitantes o
estructuras. Las ciudades y los intercambios:
de mercancías, deseos, recuerdos, etc. Las ciudades y los muertos. Ciudades
que rememoran la muerte.
Y las ciudades y los ojos, revelan ante
los ojos propiedades visuales. Y las ciudades y los signos de la
semióticas, con el fin de desentrañar el sentido que otorga el habitante común
al espacio público en el caso de la zona centro de la ciudad.
Esta visión de Calvino
y muchos de sus seguidores va cambiando
de manera muy rápido, especialmente en las ciudades del sur del planeta, donde
la globalización del comercio, ha
creado estructuras urbanas impersonales.
No es extraña, la denominación
de la multiplicación de los No Lugares, donde los transeúntes revelan prisa, indiferencia
frente al prójimo, que lo único de común
que los anima, la impaciencia para ir en busca
de espacios remotos apacibles,
donde vivieron la infancia.
Las ciudades
latinoamericanas, especialmente, van dejando pensamientos impropios para la
razón. Los edificios o moles de cemento y hierro, no forman parte del viejo habitante de la
ciudad. Son estructuras de trazos
copias de urbes del Norte, con la grave convicción mental que
esos espacios forman el entorno del ambiente que los cobija. Y confunden a sus
interlocutores que esas torres de ladrillo son tan ajenos al yo, como Marte con respecto al yo ciudadano.
El crecimiento de barrios con torres de cemento no son en
absoluto expresión de desarrollo.
Generan rentismo y una imagen de rentismo y no de crecimiento social. Los nuevos barrios se van convirtiendo en cuevas para nuevos
ricos, con fortunas del
contrabando, de la evasión
de impuestos, obras públicas
sobrevaloradas, con cúpulas burocráticas
con acceso al crédito privilegiado a
cambio de contratos de reciprocidad en los presupuestos públicos.
La corrupción endémica es un lacra muy difícil de atacar.
COPIANDO A NUEVA YORK
Lima, podría ser considerada como un mamotreto de la
improvisada copia de torres de Nueva
York, Rio de Janeiro, Estambul o Sicilia, etc.
Mientras los nuevos
ricos informales, consecuencia del contrabando, incluyendo drogas, evasión de tributos, aprovechamiento ilícito de fondos
públicos de municipios o relaciones de tercer
tipo con las superintendencias, se cobijan en zonas relativas nuevas.
La acelerada migración de las provincias a las capitales han
trastocado la ilusión de creer en la “modernización de la arquitectura”. Las moles
de cementos, sobre terrenos públicos trasferidos en valor mínimo al capital
trasnacional, truncan sueños de
ser herederos de viejas manzanas destartaladas por el tiempo.
Al capital no le importa la Historia. Los Centros de las Urbes seguirán abandonados o reemplazados por propietarios de
ultramar que vuelven a rescatar la propiedad conquistada con violencia,
procesos que se reconstruyen con método
vedados, tan miserables como siglos
atrás.
La muerte del pensamiento
es una realidad ante las avalanchas de los neo-virreinatos. Los
gobiernos locales, en nombre de los nuevos afortunados, levantan muros de cemento armado y vallas metálicas para “frenar” imaginarias invasiones de la miseria de los
pueblos azotados por los fríos arenales.
Este fenómeno, cruel,
deformación de la estética del paisaje, se repiten con prisa en diversas ciudades de América Latina, como Colombia, donde la violencia de las FARC o el
narcotráfico, influenciaron en el
cambio de la visión urbanística.
O Lima, donde el
contubernio de un puñado de capitales nacionales entregan la
administración a empresarios especializados en multiplicar el dinero, con anuencia o complicidad de gobiernos dóciles o
socios.
EL VIEJO CANAL DE PANAMA
En un foro convocado por Panamá, ciudad que disfruta de un
aire tradicionalmente latinoamericano, con un centro histórico de arquitectura
colonial, poblado de rascacielos, el país
ofrece un área de la competitividad con extensa inversión en
infraestructura. Ha creado regulaciones e incentivos innovadores para atraer
compañías internacionales.
Como resultado,
durante los últimos 10 años, Panamá ha desarrollado una economía, con tasas de
crecimiento sostenidas, principalmente en base a los servicios.
Latinoamérica tiene enormes recursos naturales y un
importante capital humano. En Brasil, por ejemplo, el Programa de Inversión
Logística, una cartera gubernamental de concesiones con valores de $121 mil
millones de dólares, se basa en las asociaciones estratégicas con el sector
privado, y en México un amplio paquete de reformas en la ley laboral, en la
educación y en sectores económicos estratégicos ha abierto grandes
oportunidades en las industrias de la energía, las comunicaciones y la
manufactura.
Este es un aparente modelo que podría usarse en otros países,
tanto dentro como fuera de la región. Pero es importante abordar los retos
estructurales que aún están pendientes.
Los países latinoamericanos deben diversificar sus impulsores
de crecimiento. Las exportaciones de materia prima representaron 60% de los
exportaciones de la región comparado con 40% de hace diez años.
Más que de la expansión de su volumen, en gran medida, se ha
obtenido el beneficio de los altos precios de los productos, pero esa es una
base volátil para una economía, ya que la demanda ha decrecido, sobre todo de
China, debido a la desaceleración económica global.
También ha significado la sustitución de productos fabricados
localmente por importaciones, en algunos casos afectando la capacidad de la
manufactura y la competitividad de la región.
Otra gran preocupación es el grado de inequidad de la región.
Es cierto que los programas de alivio de la pobreza han generado ciertos resultados,
bajando relativamente los niveles de pobreza y que han permitido el crecimiento
de una “clase media”, más concebida como imagen que realidad.
El mercado tiende a demandar “arquitectos” a secas. edificación,
que articula la cadena de producción urbana arquitectónica como nunca antes se
había visto. Sin embargo, el proceso de descentralización es demasiado lento
frente0 a las competencias, que según las leyes, deben ser asumidas por el Ejecutivo a los
Gobiernos Regionales y la relativa
pérdida del poder de las capitales
nacionales.
LOS CENTROS HISTORICOS
Guatemala, Panamá,
Colombia, Lima, Quito, México tienen centros
históricos, que no son adecuadamente cuidados. Predomina el comercio
de mala calidad, ha disminuido el valor patrimonial. Procesos débiles de
gobernanza, ineficiencia en
administración, bajos niveles de participación ciudadana. Congestión vehicular. Estampas lacerantes, de hambre, discapacidad, marginalidad total.
La mayoría de estos
centros tienen alto potencial
para el desarrollo del patrimonio material e inmaterial.
Generar ciudades compactas, propiciar la
equidad, oportunidades para todos con actividades económicas inclusivas.
Pero para los presidentes, cuyas sedes o
palacios se ubican en el corazón histórico de las urbes, la miseria es un paisaje cuasi
natural, cuyas autoridades no logran
acercar sus ojos. Sus sentidos se han
adormecido, en tanto caravanas de coches
oficiales o de empresarios entran y salen después de concretar lesivos acuerdos
para los magros ingresos fiscales.
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