Papel de Arbol

viernes, 22 de julio de 2016

¿“HACIA UN SISTEMA GLOBAL EDUCATIVO”?, Jorge Zavaleta Alegre


Jorge Zavaleta Alegre
La inversión  de los EEUU en educación  y cultura es descomunal e imposible comparar  con  los recursos públicos que  los países  del sur  destinan a estas dos áreas esenciales, si pensamos en  el desarrollo armónico  de sus  ciudadanos con una  salud mental ampliamente atendida.

El proyecto de Obama para el año fiscal 2016, que comenzará el próximo 1° de octubre, contempla un gasto de 3,99 billones de dólares y unos ingresos de 3,53 billones, con un pronóstico de déficit de 474.000 millones de dólares.

"Quiero trabajar con el Congreso para reemplazar la austeridad sin sentido con inversiones inteligentes que fortalezcan a Estados Unidos. Y podemos hacerlo de una forma fiscalmente responsable", afirmó Obama en la sede del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), en Washington.

En el capítulo del gasto, junto con defensa e infraestructura, el plan de Obama quiere potenciar también las inversiones en salud y educación.

El presidente aspira a que sean gratuitos los dos primeros años de "community college" (centros públicos de educación superior) y pide más dinero para ayudar a las familias de ingresos medios y bajos a pagar la educación preescolar de sus hijos.

En cuanto a la salud, Obama solicita más gasto federal para combatir las infecciones causadas por bacterias resistentes a los antibióticos, así como inversiones públicas por 215 millones de dólares para la medicina de precisión, que apuesta por tratamientos personalizados basados en el estudio genético y otros factores.

AMERICA LATINA
Desde hace  10 a 15 años, en América Latina  se ha intentado imitar el esquema norteamericano, cuyos frutos son tardíos  en tanto  y  en cuanto el interés del sector público y/o  el lucro desmedido  de la empresa privada, impiden soñar en un futuro emocional relativamente estable  para las  familias  y los jóvenes.

En América Latina los empresarios de la  educación suelen ocultar que el lucro es su objetivo. Un solo dato para entender  la ecuación. La facultad de letras de una de las principales universidades del Perú cuenta  con  sesenta mil libros. En el país del Norte, una universidad pública solo  de la Facultad de Literatura, pone a disposición de  sus  estudiantes 60 millones de textos.

En los Estados Unidos de Norte América el control de muchas funciones públicas, como la enseñanza escolar, depende primordialmente de los estados y las comunidades locales.

El sistema educativo estadounidense comprende 12 años o “grados” (del 1º al 12º) de educación previos al ingreso a la enseñanza superior. Estos se dividen en  Elementary school que abarca cinco grados de los 6 a los 11 años.  Middle school en tres grados, de los 11 a los 14 años. Y High School, cuatro grados, de los 14 a los 18 años.

Una vez concluido el grado 12, los alumnos pueden seguir con la educación superior, que puede ser vocacional y/o técnica (2 años), profesional y universitaria (4 años).
En las universidades (también llamadas colleges) los alumnos pueden obtener un título de grado, llamado Bachelor's degree, y a los estudiantes que lo obtienen se les considera undergraduates.

Los estudios posteriores a dicho título son los másteres y a los alumnos que lo obtienen se les considera graduates. A continuación, también se puede seguir un doctorado (PhD), que suele durar tres años y está basado en la investigación.

INVESTIGACION Y CULTURA
Estas áreas, podemos singularizarlas abordando, por ejemplo, el rol de las universidades más importantes del planeta y la dimensión del Instituto Smithsoniano (Smithsonian Institution), como un centro de educación e investigación que posee además un complejo de museos asociado. Es administrado y financiado por el Gobierno de EEUU,  además de los fondos que recibe vía donaciones, ventas, concesiones, licencias para actividades y revistas.

La mayoría de sus instalaciones están en Washington, D.C. Cuenta con  19 museos, nueve centros de investigación y un zoo, algunos situados en Nueva York, Virginia y en Panamá (único centro Smithsoniano ubicado en Latinoamérica), entre otros lugares.

El Smithsoniano tiene  más de 136 millones de bienes en sus colecciones, publica las   revistas Smithsonian y Air&Space, y posee una fuerza de seguridad propia para proteger a los visitantes, trabajadores y propiedades de los distintos museos. El emblema de la Institución es un sol estilizado.

El Instituto Smithsoniano fue fundado en 1846 para el "aumento y difusión" del conocimiento con fondos legados a los Estados Unidos por el científico británico James Smithson (1765–1829) para la creación de una "fundación que facilite el aumento y difusión del conocimiento entre los hombres".

El Congreso aprobó el acta que constituía el Instituto Smithsoniano, un híbrido entre asociación pública y privada, convirtiéndose en ley el 10 de agosto de 1846 con la firma del Presidente James Polk. El proyecto de ley fue redactado por el congresista demócrata por Indiana Robert Dale Owen, socialista e hijo de Robert Owen, padre del cooperativismo.

La arquitectura del edificio principal del Instituto Smithsoniano en Washington DC es conocido como "El Castillo",  construido por el arquitecto James Renwick Jr. y terminado en 1855. Muchos de los otros edificios de la Institución son hitos históricos y arquitectónicos.

El primer secretario del Smithsonian, Joseph Henry, quiso hacer de la institución un centro para la investigación científica, pronto se convirtió en depositaria de diversas colecciones gubernamentales.

La expedición que la Armada de los Estados Unidos realizó circunnavegando el globo entre 1838 y 1842 acumuló miles de especímenes de animales, un herbario de 50 000 ejemplares, conchas, minerales, aves tropicales, muestras de agua de mar y piezas etnográficas procedentes del Pacífico Sur. La Institución se convirtió en un imán para los naturalistas desde 1857 a 1866, quienes formaron un grupo llamado "Club del Megaterio". La lista de instituciones  es virtualmente interminable  si hablamos del Museo Nacional de Historia Natural. El Centro de Aves Migratorias (Parque Zoológico Nacional del Smithsonian). Instituto de Conservación de Museos. Cuenta con más de  20 librerías.

En el mundo globalizado de hoy, la diversidad cultural está al orden del día. Se habla insistentemente de pluralismo cultural y multiculturalidad, de culturas híbridas y sincretismos culturales, del derecho a la diferencia y de las políticas culturales diseñadas para respetar la diversidad y promover el entendimiento mutuo entre culturas, tal como postula la Declaración Universal sobre Diversidad Cultural, adoptada por la UNESCO en noviembre 2001.

La economía no se queda atrás. Los consorcios fabricantes de artículos y servicios de consumo identifican --y crean—nichos culturales para sus productos y orientan su publicidad hacia estos mercados específicos para aumentar ventas y beneficios.

La “diversidad cultural” es una estrategia para conquistar mercados.  En Estados Unidos, por ejemplo, los afronorteamericanos y los “hispánicos” constituyen más que grupos o comunidades étnicas—ahora son categorías específicas de consumidores.

En las grandes ciudades globales de nuestro continente, los barrios chinos, italianos, griegos, árabes, africanos, indios, mexicanos etc. son espacios  de “identidades” mantenidas y construidas en base a tradiciones y prácticas culturales, relaciones sociales y mundos simbólicos diferenciados pero al mismo tiempo compartidos.

Sin duda el mayor impacto sobre estas identidades lo han tenido las industrias culturales de audio y video (radio, TV, cine) que generan corrientes masivas de sonidos e imágenes, es decir mensajes, para todos los gustos y todas las particularidades.

La nueva importancia que se atribuye a la heterogeneidad cultural tiene consecuencias profundas para las políticas culturales y educativas, así como las económicas y comerciales.

Hay quienes afirman que en este mundo globalizado vamos hacia la uniformización cultural por lo que estarían en juego las identidades nacionales de los países, y al peligrar estas peligraría también la soberanía nacional.


El fenómeno cultural tiene muchas vertientes. Los hechos culturales son complejos porque en ellos intervienen tanto las voluntades humanas individuales como los procesos colectivos y el peso de los fenómenos estructurales e históricos.