Papel de Arbol

sábado, 24 de septiembre de 2016

FALLECIO EL ESCRITOR ISAIAS ZAVALETA FIGUEROA


Será sepultado en Trujillo domingo 25/09/ en el Parque Eterno.


Hoy sábado 24 de Setiembre, a las 4 de la tarde, falleció  en  Trujillo, Perú,  el escritor  Isaías Zavaleta Figueroa, tras 100 años de intensa vida dedicada a la literatura, la poesía, la matemática y sobre todo en un movimiento espiritual, que en el siglo XXI  se extiende entre cristianos del mundo, en torno a la necesidad de buscar la armonía entre el conocimiento y la acción social para aplacar la  desmedida  acumulación del capital,  en desmedro  de los  valores humanos.

Isaías  Zavaleta Figueroa (Caraz, Febrero 2017- Setiembre 2016) enfatizó  en sus últimos días, que la vida   continúa en otros escenarios, como bien lo explica el escritor checo Milán Kundera. Esta evidencia tiene  estrecha relación   en tanto se busque para para todos una educación de calidad y una buena salud pública, marcada por la Etica como pensamiento y acción. Pues, si estas conquistas se logran,  el resto vendrá por añadidura  y la humanidad podrá disfrutar, desde las comarcas más alejadas hasta las grandes ciudades, de la abundancia de recursos que nos ofrece el planeta, y en particular el Perú.

Isaías Zavaleta, aprovechando sus  estudios de ingeniería, logró construir un modelo de  vivienda,  que no sufrió  daño alguno con el  terremoto del 31 de Mayo  de 1970, siniestro que sepultó a más de  70 mil  personas. Una misión de técnicos de Moscú visitó esa vivienda, en Caraz,  obra que la  misión de  Europa del  Este entregó  esas investigaciones de urbanismo a las principales bibliotecas universitarias del mundo.

Isaías, compartió  su adolescencia y juventud con Carlos  Eduardo Zavaleta,   autor de una novela ejemplar titulada Los Aprendices, e Isaías, con El  final de una vida,   ambas obras coinciden en señalar que las sociedades de pequeñas comarcas, asumen  hábitos y costumbres muy  similares a los prototipos de las  grandes urbes. Por ello perviven, deformaciones, como el racismo, prevalencia del valor material en lugar de pensamientos solidarios con los  desposeídos.

El Siglo que vivió Isaías Zavaleta,  no  fue de soledad sino  de absoluta y constante comunión con muchos de sus semejantes, con quienes  ponderó la vocación por el bien social, alentó con pasión la necesidad de conocer la Matemática y la Literatura, practicar la militancia Política y  reforzar la misión  de forjar  generaciones de bien. Fue un predicador de los  derechos sociales que deben gozar aquellos mensajeros de la paz, que  al final  de sus vidas - salvo los que logran construir familias  sólidas-  terminan en condiciones  subhumanas.


Isaías Zavaleta casado con Elena  Alegre (1916-1993),  tuvieron cuatro hijos (Hélida, Jorge, Arturo y Rosa Amelia), seis nietos July, Jorge, Adolfo Omar, Jorge,  Lolo, Bruno y un bisnieto, Andreu.
Referencias consultadas:








.

LA ONU UNA TRIBUNA EN LLAMAS


La Asamblea de la ONU, una tribuna del silencio

Jorge Zavaleta Alegre.- El discurso de PPK en la ONU- presidente del Perú desde hace dos meses, con el respaldo de más del 50 por ciento de votos, carece de algún contenido nuevo.




Similares palabras escuchamos a los dos gobernantes anteriores, para no ir más atrás. Por qué se preocupa tanto de hablar de Venezuela y Colombia, que sin intervención alguna del Perú, están resolviendo sus problemas, dentro o lejos del libre comercio que tanto admira PPK, en un país donde la salud y la educación están por los suelos, con una administración pública que no ha sido tocada ni en su epidermis.

El Estado, con su millón 400 mil servidores, sigue siendo el mismo, está a paralizado, salvo los miles de pasajeros que se pasean los fines de semana para justificar presuntos programas sociales que incluyen el 70% en gasto corriente.

Cómo puede ser posible, por ejemplo, que el Cusco pierda la ilusión de mejorar el turismo, los ingresos locales, , cuando la iglesia de San Sebastián fue devorada por el fuego, y recién 3 horas después aparece el cuerpo de bomberos. La desidia, la irresponsabilidad de las autoridades sigue siendo la misma de siempre. La palabra debe tener contenidos reales. El discurso en la ONU es exactamente igual que la mayoría de gobernantes de América Latina. Cuide mejor su oratoria. O mejor no asista a esas tribunas de la delirante demagogia. Van dos meses y no hay cambios de fondo, y no los habrá porque el modelo ultraliberal impuesto, tiene capturado desde las cúpulas hasta los porteros de un ministerio. Como dice Kundera, la vida está en otra parte.



EL ENTUSIASMO DELIRANTE

La versión cablegráfica coincide, salvo los mayores adjetivos de alabanza de la prensa doméstica. Lea con cuidado, línea por línea, y vea si coincido como mi opinión.

Hace dos meses inauguré mi mandato como Presidente del Perú expresando un compromiso con los objetivos de los fundadores de nuestra República. El 2021, los peruanos celebraremos doscientos años de vida independiente, consolidando una democracia sólida, socialmente funcional y próspera, con mejores oportunidades de igualdad, en que se aseguren los derechos humanos. Nuestro plan de gobierno y nuestras politicas públicas coinciden con los Objetivos de Desarrollo Sostenible que están consignados con la Agenda 2030 de Naciones Unidas, que incluyen el acceso al agua, a la educación y a la salud para todos los peruanos y otros servicios imprescindibles destinados a reducir radicalmente la pobreza, en un marco de lucha frontal contra la corrupción, la discriminación, la inseguridad y el narcotráfico.

Un objetivo clave de mi gobierno es garantizar la gesti6n eficaz del agua segura y saneamiento para todos. Aseguraremos el acceso al agua potable y alcantarillado para todas las familias que no cuenten con estos servicios básicos, y que representan un tercio de la población. Proveeremos una inversión significativa que priorizará la Amazonia y las zonas andinas. Trabajaremos con sistemas no tradicionales de agua potable para las zonas no urbanas, implementaremos sistemas de recolección de agua de Iluvia en la amazonia y realizaremos obras mediante el programa sierra azul para “cosechar agua” en las partes altas de las cuencas. Considero prioritaria la interaccióNcon Naciones Unidas y por ello estoy muy honrado de haber sido incorporado al Panel de Alto Nivel sobre el agua.

Otra vertiente trascendental de mi gobierno, es promover el crecimiento verde articulando el uso de los ecosistemas terrestres y marinos. El acuerdo de Partes sobre cambio climático debe inspirarnos para implementar estas politicas. El Perú es un país especialmente vulnerable, Io que comprobamos todos los días en el deshielo de nuestros glaciares, en el frío extremo en el sur del Perú que nos obliga a reorientar nuestros escasos recursos para enfrentar estos desafíos.

ISAIAS ZAVALETA EN SU CENTENARIO, Por Francisco Carranza Romero

Escribe Francisco Carranza Romero*,
Profesor de la  Universidad de Corea del Sur
Foto de archivo, 16 de Febrero 1990.

Don Isaías Zavaleta Figueroa ha cumplido cien años rodeado de sus hijos, nietos y
bisnietos... Una foto de esta celebración que acabo de verla dice más que muchas
palabras. Pachak watayuq amauta: El maestro de cien años. Lo escribo en quechua y
castellano porque, me consta, él sabe bien las dos lenguas. Por esta razón vivió amando
y fomentando nuestra cultura peruana de muchas raíces.

Yo llegué a Carás, capital de la provincia de Huaylas para continuar la Primaria. En mi
comunidad materna de Quitaracsa donde está el nevado Alpamayo había, como un gran
logro de mis mayores, una escuelita con una maestra sólo hasta el Segundo Año. En esta
etapa de mi infancia en Carás vi a un señor delgado, demacrado y encorvado caminando
y hablando con unos y con otros con mucho entusiasmo. Como muchos lo saludaban
con respeto, yo también, imitándolos, aprendí a saludarlo respetuosamente cada vez que
lo veía. Y él respondía el saludo con sonrisa y con cortesía alzando la mano desocupada,
ya que en la otra llevaba, generalmente, un libro o cuaderno. Por los comentarios supe
que él escribía bonitos relatos. Aunque no tuve la suerte de ser su alumno, desde niño lo
escuché en muchos escenarios. Era un maestro en las aulas escolares y fuera de las
aulas.

Como el 31 de mayo de 1970 me sorprendió el terremoto en Carás, allí volví a verlo. Su
casa en la Avenida Minerva, así se llamaba entonces, se mantuvo firme. Después de ese
terremoto don Isaías apareció en la ciudad norteña de Trujillo donde nos conocimos
mejor. Entonces yo ya era un docente joven y él ya era un docente jubilado y se
dedicaba a las labores de una pequeña imprenta en la quinta cuadra de la calle
Bolognesi, pero se daba el tiempo para escribir artículos para el diario “La Industria”
donde laboraba su hijo Jorge Zavaleta Alegre, para publicar sus libros, para conversar
amigablemente con los conocidos y hasta con los desconocidos, y para servir como
pastor protestante. Pero, que quede muy claro, él nunca vivió de la religión, su actividad
fue una misión religiosa de servicio y docencia.

El centenario don Isaías Zavaleta es ejemplo de persona de ideales y actos nobles. En
conclusión, es un hombre noble. Y ahora recuerdo la enseñanza del maestro Confucio
(siglo V antes de Cristo): La nobleza no es de nacimiento; sino de la superioridad moral.
Tenía mucha razón el pensador chino, y se aplica muy bien a personajes como don
Isaías.

El amigo Jorge Zavaleta me avisa: “Mi padre está grave…” Entonces los recuerdos de
Carás y Trujillo rebrotan en mi memoria. Y mi respuesta de paisano y amigo es: Yo
también tuve un padre centenario. Nos alegra verlos vivir un siglo, pero también nos
duele verlos acabarse poco a poco. Pase lo que pase. Don Isaías nos da un ejemplo de
vivir tantos años con valor y dignidad. Kayllam naani, musyallashun. Kawaq naani,
ushakaq naani: Éste camino es única vía. Vía que vive, vía que perece.

*Profesor de la  Universidad de Corea del Sur

Nota del Editor. La familia de Isaías Elías Zavaleta  Alegre, expresa su  agradecimiento por tan invalorable reconocimiento a la vida y obra de un intelectual, de un ciudadano del mundo que convirtió a su país de origen en un referente para  construir un imaginario de  fe en el  futuro de su país natal.