Papel de Arbol

viernes, 4 de febrero de 2022

LA BIBILIOTECA Y LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD escribe Adolfo Cespedes Thorndike.

 

La biblioteca siempre se ha asociado a la formación cultural de las personas, en ellas se encuentra el saber acumulado por centurias de civilización y que nos posibilita un entendimiento mejor de la historia humana; visitar una biblioteca era y es ponerse en contacto con lo mejor del saber, de los sentimientos, emociones y creaciones espirituales de cientos de autores de todas las razas y culturas del planeta.

Como bien destaca Jorge Zavaleta Alegre, el rol de las bibliotecas ha sido de vital importancia en nuestro devenir histórico, y muy mal se portaron los conquistadores cuando después de avasallar a un pueblo o ciudad, destruían o quemaban las bibliotecas con todos los libros que había acumulado; recordemos qué durante la guerra del pacífico, la soldadesca chilena procedió de esta manera, tal vez a espaldas de sus superiores que de saberlo de seguro hubieran impedido esta bárbara acción.

Jorge Luis Borges, en sus inigualables narraciones toma a la biblioteca como centro del universo, tal vez con toda justicia, pues allí se encuentra lo mejor de la producción humana; y también nos recuerda como el Emperador Chi Huang Ti, en su afán de conjurar al tiempo, hizo quemar todos los libros anteriores a su reinado. Vana ilusión, la de querer sentirse ser superior en la creación terrena, algo parecido sucedió en China durante la revolución intelectual. 

El otro aspecto del que nos enteramos en  crónica de Jorge Zavaleta, es que en la Biblioteca de Emmitsburg, MD, Se ha habilitado un espacio para que todos los pobladores de la zona y visitantes puedan conocer su estado de salud, esto en relación con la pandemia del covid19, que aún permanece vigente con nefasto resultado en el planeta; inteligente y hermoso gesto, que junta a la cultura con el cuidado de la salud de los pobladores; y que debería ser imitado a escala mundial, pues que sería de las bibliotecas sin personas sanas de cuerpo y espíritu para aprovechar de las riquezas que atesoran.

El cuidado de la salud en estos momentos, es tarea no sólo de los Ministerios del ramo, con el sistema hospitalario; toda institución que cuente con espacios y personal adecuado debe unirse a esta tarea para derrotar al virus que en este siglo pretende diezmar a la población de todas las edades, credos, y latitudes del planeta. 

La inesperada expansión del nuevo coronavirus o COVID-19, al inicio del 2020, ha causado efectos alarmantes en todo el mundo, provocando la suspensión de diversas actividades económicas y sociales, entre ellas, los servicios bibliotecarios.

Las bibliotecas públicas tuvieron que cerrar sus locales al decretarse el estado de emergencia en sus países y entrar en un periodo de confinamiento. Este panorama ha generado el extensivo uso de los servicios digitales en las bibliotecas para continuar laborando, hecho que se expone en este trabajo. 

Las bibliotecas públicas del Perú trabajan de “modo presencial” con limitados recursos, escaso personal especializado, ausencia de servicios digitales y sin visibilidad dentro de sus gobiernos locales; a pesar de esto, algunas bibliotecas han desarrollado diversas iniciativas en medio de esta pandemia. 

Por tanto, se muestra una serie de servicios que están brindando las bibliotecas públicas peruanas en respuesta a la crisis de la COVID-19; también se indican algunas reflexiones del ámbito bibliotecario del país y una serie de desafíos para un futuro próximo.

Una crisis global como la de la COVID-19 nos ha hecho replantearnos el futuro de los servicios bibliotecarios,  En ella nos preguntamos ¿Qué han hecho las bibliotecas en este periodo? ¿Han tenido la capacidad suficiente para dar respuestas a la ciudadanía? 

La pandemia ha puesto de relieve que las bibliotecas no han llegado a hacer una verdadera transición a la biblioteca virtual. Pero el debate no es tanto sobre la presencialidad o virtualidad, sino cómo ser útiles y que la sociedad reconozca el sentido de las bibliotecas. 

ADOLFO CESPEDES THORNDIKE, Abogado y Profesor en Literatura. Estudios en la Universidad Nacional de Trujillo, casado con la profesora de Letras Helida Beatriz Zavaleta y padres de Adolfo  y Jorge.



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PAPEL DE ARBOL fue creado  en 1992 por July Balarezao Historiadora y Pintora  egresada del Taller Teresa Mestres en Miraflores Peru - Barcelona.

Desde 2017 se edita en Pittaburgh PA  y Emmisburg MD  EEUU.

Asociado a Diario16   El Mercurio Digital  Panoramical Milan   TIME.







LOS DERRAMES PETROLEROS EN LOS ANDES DE AMERICA



Jorge Zavaleta Alegre.

Los derrames de petroleo en los andes americanos tienen una historia turbulenta. Pueblos  enteros han sufrido consecuencias graves que es necesario  recordarlos para lograr el  respeto de la vida en coherencia con el valor que aun sigue teniendo el petroleo en la economia.

El Instituto Nacional de Defensa Civil del Peru, reconoció que  en enero y febrero del presente ano más de 6.000 personas han sido afectadas por la crisis ambiental, aunque las organizaciones sociales en la zona llevan la cifra a 10.000, la mayoría indígenas.

En Enero, en la costa central de Perú se tiñó de negro por un derrame de petróleo ocurrido el pasado 15, cuando un buque realizaba una descarga en la Refinería La Pampilla de la empresa Repsol. Las autoridades han reportado que se vertieron 6000 barriles al mar y no menos de un barril como reportó la compañía al inicio de la emergencia. 

El mas reciente informe del Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), dice que la extensión del área impactada en el mar alcanza ya el 1 millón 186 mil 965 metros cuadrados y 1 millón 739 mil 950 en tierra.

¿El resultado? Aves, lobos marinos y otras especies que han sido encontradas bañadas en petróleo. La contaminación en el mar incluso ha llegado a afectar a dos áreas protegidas: la Reserva Nacional Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guaneras y la Zona Reservada Ancón.

En Perú son los últimos de una larga lista. El  25 de enero se produjo un derrame de petróleo a la altura del kilómetro 441 del tramo II del Oleoducto Norperuano en Baguá, departamento de Amazonas, en el norte de Perú. 

Nueve días después, el 3 de febrero, se producía otro  en el ramal Norte del mismo oleoducto en el distrito de Morona, departamento de Loreto.

Se estima que ambos derrames, suman más de 3.000 barriles de petróleo,     que afectaron los ríos, los cultivos, la fauna y la flora de una amplia zona de la amazonia peruana, pero además dejaron sin agua, sin alimentos a decenas de comunidades afectadas y provocaron severas enfermedades entre sus habitantes. 

Solo en los últimos cinco años este ducto ha sufrido veinte roturas, según un informe de OEFA. “Los dos últimos derrames no son casos aislados¨. Afirma que los derrames de crudo se deben al deterioro de Oleoducto Norperuano, operado por Petroperú, cuyas tuberías transportadoras del crudo están corroídas y la empresa estatal no cumple con el mantenimiento preventivo exigido.

En octubre del año 2000 Pluspetrol causó un derrame de 5.500 barriles de petróleo (el doble de lo vertido en los accidentes de este año) y el Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP) señaló que ese episodio produciría un impacto ecológico por los siguientes 20 años. 

Este accidente provocó una de las 12 multas que Pluspetrol recibió por infracciones ambientales sobre 92 sitios impactados que suman un total de 39,4 millones de soles. Pero la empresa no  pagó, revela Petroperu.

Estos vertidos se originan no solo por la rotura de oleoductos, sino también por las actividades derivadas de la explotación de los yacimientos, en los accidentes de camiones cisterna en las carreteras, averías en las barcazas que transportan hidrocarburos, en las terminales de carga, entre otros. 

En medio de la selva tropical más grande del mundo, en la Amazonía ecuatoriana, los pueblos ribereños e indígenas le temen al hambre. Desde que miles de barriles de petróleo contaminaron los ríos Coca y Napo -fuentes de alimento para los habitantes-, se tuvo que suspender la pesca. Debido a  COVID-19, ir a comprar comida a las ciudades es arriesgado.

Un punto aparte. Recordemos Ecuador. Un deslizamiento de tierra entre las provincias de Sucumbíos y Napo, una zona cubierta por la selva amazónica, causó la interrupción del Sistema de Oleoductos Transecuatoriano (SOTE) y el Poliducto Shushufindi-Quito, que transportan crudo. El derrame fue de al menos 15.000 barriles, según las empresas que administran los oleoductos. Es el mayor derrame de petróleo de Ecuador en los últimos 15 años. El derrame afecta a más de 2.000 familias indígenas y compromete el acceso al agua potable de al menos 120.000 personas.

Volvemos al Peru.  No es el primer derrame de Repsol. En 2013, una fuga atribuida a una tubería corroída liberó aproximadamente 196 barriles. En ese momento, las multas contra la empresa fueron de menos de 200.000 dólares, pero el gobierno de izquierda del presidente Castillo declara a la prensa que esta vez será diferente. Los ministros han prometido sanciones “drásticas”, quizás más de 50 millones de dólares, con el objetivo de fijar un precedente.

La compañía también ha sido criticada por sus esfuerzos de limpieza. Repsol ha propuesto contratar a pescadores y otras personas que se quedaron sin trabajo por el derrame para ayudar, pero los medios locales informaron que a los trabajadores se les paga poco y que algunos se han desmayado por respirar los vapores en las playas.


 

El derrame está afectando actualmente la vida silvestre y las costas de cinco distritos al norte de la zona, debido a las corrientes marinas que empujan el petróleo hacia el norte. Las comunidades cercanas están lidiando con el impacto del derrame en la fauna local, y con la afectación a sus medios de vida, principalmente de los pescadores y las actividades turísticas.