Jorge Zavaleta Alegre
La América Latina y el Caribe, según un equipo de investigadores del Banco Interamericano de Desarrollo, atraviesa por una fuerte reducción de su crecimiento (entre 1,8 y 5,5 por ciento del PIB), debido al impacto de la pandemia coronavirus. El daño económico se extenderá en 2021 y 2022 "a menos que los gobiernos impulsen programas bien enfocados para amortiguar los impactos"
El rango de porcentajes se basa en cuatro escenarios que toman en cuenta diferentes shocks externos: Recomendaciones de políticas fiscales, monetarias y financieras para países de cara al mayor desafío económico desde la Gran Depresión de 1929. En la Gran Recesión de 2009 la región sufrió una caída de su PIB del 2 por ciento, pero la región pudo recuperarse y crecer al 6 por ciento en 2010, gracias a un renovado acceso a los mercados de capitales, solidez fiscal y altos precios de materias primas.
El reto en esta ocasión va a ser encontrar la combinación correcta de políticas que aseguren una rápida recuperación.
“Nuestra región va a sufrir un shock de proporciones históricas”, explica el Economista Jefe del BID, Eric Parrado. “Los países necesitan salvar vidas, asegurando el distanciamiento social y otorgando los recursos necesarios a sus sectores de salud. Medidas complementarias y temporales pueden apoyar a las economías durante el cierre parcial y organizado”.
“Necesitamos preservar el corazón productivo de nuestras economías para aumentar las oportunidades de una recuperación rápida. Medidas que van en esa dirección incluyen proveer ayuda a las personas más vulnerables que han perdido su fuente de ingreso, ayudar y proveer incentivos a las empresas para que se mantengan a flote y eviten la separación de sus empleados, y la entrega de liquidez a los bancos para que puedan ser parte de la solución”.
El reporte incluye cuatro escenarios de shocks externos: moderado, fuerte, severo y extremo. El escenario severo implicaría una pérdida del 12,2 por ciento del PIB de la región a lo largo de tres años y el escenario extremo se traduciría en una pérdida de 14,4 por ciento. Junto al reporte, la financiera regional también lanzó 26 informes para cada uno de sus países miembros prestatarios, con información sobre la situación de cada país.
Acceso al crédito podría tornarse más difícil. Los países pueden buscar mayores eficiencias, reasignar gastos que no son esenciales, y endeudarse y utilizar los balances de los Bancos Centrales hasta cierto grado. Las intervenciones deberían estar calibradas con cuidado y evaluadas para asegurar que alcancen los beneficiarios que más lo necesitan. Los formuladores de políticas deberían tomar en cuenta cómo estas políticas podrían ser eliminadas progresivamente para asegurar su sostenibilidad fiscal más allá de la crisis del coronavirus.
El BID, actuando junto con otros socios multilaterales. El BID está poniendo a disposición de los países hasta US$12.000 millones en 2020 para ayudar a los países a superar los impactos del coronavirus. También ha lanzado un centro de información que destaca las áreas prioritarias para apoyar a los países ante la crisis del coronavirus, incluyendo el fortalecimiento de los sistemas de salud, programas sociales para poblaciones vulnerables, mejoras en la productividad económica y de empleo, y políticas fiscales para mejorar los impactos económicos.
LA TRANSFORMACION DIGITAL
La transformación digital empresarial, entendida como el uso de la tecnología para mejorar el desempeño o alcance de una empresa en áreas relacionadas con sus procesos internos, la relación con el cliente, con los proveedores y/o la generación de nuevos modelos de negocio (MIT, 2014), puede resultar en mejoras de eficiencia y productividad,1 así como en una nueva fuente de innovación2 y competitividad.
La pandemia global y las medidas de confinamiento y distanciamiento social implementadas recientemente han resultado en una suerte de digitalización forzosa de las empresas3 y la sociedad en su conjunto, lo cual ha evidenciado los beneficios de contar con procesos y canales digitales tanto para los clientes como para las propias empresas, pero también ha puesto al descubierto los obstáculos existentes para lograr adoptar y poner en valor estas tecnologías.
Actualmente, existe una oportunidad para apalancar la inercia digital en la que nos encontramos inmersos y promover la adopción y puesta en valor de tecnologías digitales en las empresas de América Latina, ayudando a las empresas a su vez a enfrentar el nuevo contexto económico-social derivado de la pandemia.
En esta oportunidad, junto al diagnóstico y recursos que cuenta la Region, también plantea diversos lineamientos operativos para pensar en políticas activas enfocadas en lograr una efectiva transformación digital empresarial en la región.
La realidad nos revela que hoy existen brechas de adopción digital empresarial con respecto a países desarrollados y se observan menores niveles de uso de tecnologías digitales entre las empresas de menor tamaño.
Hay una serie de obstáculos que limitan la adopción y puesta en valor de estas tecnologías en las empresas. Entre estos problemas, destacan:
Desafíos Problemas de información—desconocimiento de los beneficios de las tecnologías digitales y, para aquellos que los conocen, falta de información sobre las tecnologías y los proveedores disponibles.
Restricciones de conectividad; si bien ha aumentado notablemente el acceso a Internet en la región, sigue habiendo brechas importantes en términos de calidad de la conexión y en el acceso a dispositivos.
Escasez de talento con capacidades digitales, lo cual limita la capacidad de las empresas tanto para absorber tecnologías digitales como para desarrollarlas. Limitaciones en el acceso a financiamiento, por la dificultad de financiar proyectos de transformación o innovación digital de alto riesgo e incertidumbre.
Incipiente desarrollo del sector de tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y servicios de apoyo vinculados —ambos servicios, clave para impulsar la transformación digital de una economía—, además de fallas de articulación entre el sector tecnológico y las aplicaciones sectoriales de las nuevas tecnologías.
Regulación inexistente (sobre manejo, privacidad y seguridad de datos o desafíos de interoperabilidad), lo cual afecta la velocidad del cambio digital. Por otro lado, un marco regulatorio obsoleto que tarda en actualizarse para incorporar las nuevas posibilidades digitales ralentiza el proceso de desarrollo, prueba y adopción de nuevas aplicaciones tecnológicas.
En síntesis, esta financiera latinoamericana, creada en 1959, con el apoyo de EEUU y ahora con alguno países de Europa, tiene como misión mejorar vidas. Es una de las principales fuentes de financiamiento a largo plazo para el desarrollo económico, social e institucional de América Latina y el Caribe. También realiza proyectos de investigación de vanguardia y ofrece asesoría sobre políticas, asistencia técnica y capacitación a clientes públicos y privados en toda la región.
Informe BID propone políticas económicas para ayudar a superar fuerte contracción
El Informe Macroeconómico 2020 analiza escenarios de crecimiento en medio de la pandemia del coronavirus
América Latina y el Caribe sufrirá una fuerte reducción de su crecimiento, de entre 1,8 y 5,5 por ciento del PIB en 2020, debido al impacto de la pandemia del coronavirus. El daño económico se extenderá en 2021 y 2022 a menos que los gobiernos implementen programas bien enfocados para amortiguar los impactos, según el Informe Macroeconómico del Banco Interamericano de Desarrollo .
El rango de porcentajes se basa en cuatro escenarios que toman en cuenta diferentes shocks externos. El reporte también incluye recomendaciones de políticas fiscales, monetarias y financieras para países de cara al mayor desafío económico desde la Gran Depresión de 1929. En la Gran Recesión de 2009 la región sufrió una caída de su PIB del 2 por ciento, pero la región pudo recuperarse y crecer al 6 por ciento en 2010, gracias a un renovado acceso a los mercados de capitales, solidez fiscal y altos precios de materias primas.
El reto en esta ocasión va a ser encontrar la combinación correcta de políticas que aseguren una rápida recuperación.
“Nuestra región va a sufrir un shock de proporciones históricas”, dijo el Economista Jefe del BID, Eric Parrado. “Los países necesitan salvar vidas, asegurando el distanciamiento social y otorgando los recursos necesarios a sus sectores de salud. Medidas complementarias y temporales pueden apoyar a las economías durante el cierre parcial y organizado”.
“Necesitamos preservar el corazón productivo de nuestras economías para aumentar las oportunidades de una recuperación rápida”, agregó Parrado. “Medidas que van en esa dirección incluyen proveer ayuda a las personas más vulnerables que han perdido su fuente de ingreso, ayudar y proveer incentivos a las empresas para que se mantengan a flote y eviten la separación de sus empleados, y la entrega de liquidez a los bancos para que puedan ser parte de la solución”.
El reporte incluye cuatro escenarios de shocks externos: moderado, fuerte, severo y extremo. El escenario severo implicaría una pérdida del 12,2 por ciento del PIB de la región a lo largo de tres años y el escenario extremo se traduciría en una pérdida de 14,4 por ciento.
El uso de escenarios en lugar de un solo número de proyección económica es para ayudar a los formuladores de política a que naveguen mejor las profundas incertidumbres por la naturaleza inédita de la pandemia. De momento, los riesgos están sesgados hacía los escenarios menos optimistas.
Junto al reporte, el BID también lanzó 26 informes para cada uno de sus países miembros prestatarios, con información sobre la situación de cada país.
Políticas calibradas
El reporte pretende marcar una ruta de navegación para los países de cara a las incertidumbres sobre la naturaleza del virus, sus formas de contagio y su contención.
Acceso al crédito podría tornarse más difícil. Los países pueden buscar mayores eficiencias, reasignar gastos que no son esenciales, y endeudarse y utilizar los balances de los Bancos Centrales hasta cierto grado. Las intervenciones deberían estar calibradas con cuidado y evaluadas para asegurar que alcancen los beneficiarios que más lo necesitan. Los formuladores de políticas deberían tomar en cuenta cómo estas políticas podrían ser eliminadas progresivamente para asegurar su sostenibilidad fiscal más allá de la crisis del coronavirus.
El BID está haciendo un esfuerzo sin precedentes para proveer recursos adicionales a los países, actuando junto con otros socios multilaterales. El BID está poniendo a disposición de los países hasta US$12.000 millones en 2020 para ayudar a los países a superar los impactos del coronavirus. BID Invest, el brazo privado del Grupo BID, está aportando unos US$5.000 millones adicionales. El BID también ha lanzado un centro de información que destaca las áreas prioritarias para apoyar a los países ante la crisis del coronavirus, incluyendo el fortalecimiento de los sistemas de salud, programas sociales para poblaciones vulnerables, mejoras en la productividad económica y de empleo, y políticas fiscales para mejorar los impactos económicos.
Acerca del BID
El Banco Interamericano de Desarrollo tiene como misión mejorar vidas. Fundado en 1959, el BID es una de las principales fuentes de financiamiento a largo plazo para el desarrollo económico, social e institucional de América Latina y el Caribe. El BID también realiza proyectos de investigación de vanguardia y ofrece asesoría sobre políticas, asistencia técnica y capacitación a clientes públicos y privados en toda la región.
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