Jorge Zavaleta Alegre
Los Andes explican la riqueza de vida en la Amazonia. La mayor biodiversidad del mundo la originó la geología hace millones de años. Hoy renacen y se fortifican las teorías y la realidad que asistimos al fin de la explotación del petróleo y el apoyo prioritario de su población que es la guarda, defiende y promueve la economía para salvar a la humanidad.
La explotación del petróleo, violando las elementales tecnologías, ha sembrado dolor y muerte en la selva del Ecuador, Brasil, Venezuela, Perú. Los balances se traducen en lecciones de Nunca Más repetir la exacción de los recursos para no precipitar el fin de las reservas de vida en planeta. Róger Rumrrill, uno de los profesionales que ha dedicado su vida al desarrollo de su Mágica Amazonía, desde la emplemática Agronoticias, nos revela que en dos décadas las reservas del oro negro se agotarán en las Regiones peruanas de Loreto y Ucayali y que aparecen alternativas que modificarán la matriz energética.
También considerar la ampliación del programa PIAS en el cual las fuerzas armadas de Perú empezando por la Marina, profundicen sus actividades de integración productiva con las comunidades, sus gobiernos locales. El sociólogo Julio Rojas, tiene el conocimiento teórico y práctico que demuestra ser posible desarrollar las cuencas amazónicas, incorporando a las poblaciones nativas, las cuales tienen mucho que enseñar al mundo. El Primer Ministro y el Ministerio de la Mujer disponen de abundante información sobre la viabilidad de la propuesta.
Esta es una de las conclusiones de las últimas investigaciones, entre las teorías científicas sobre el origen y la complejidad de la biodiversidad actual en la Amazonía de América.
La Academia de Ciencias Naturales de Estados Unidos, según la revista Science, considera que la Amazonia es la región más rica en biodiversidad del planeta y la latitud tropical en la que está situada no es la única explicación de la riqueza de este ecosistema.
La clave está en los Andes, cuya lenta elevación creó durante millones de años el escenario ecológico para un aumento espectacular de especies que no es ni mucho menos reciente.
El límite norte de la Amazonia lo forma el Escudo Guayanés, un macizo montañoso mucho más antiguo que los Andes pero que alberga menos biodiversidad.
Estudios recientes de geología y paleontología, pero también de ecología y filogenia molecular, proporcionan un retrato de los animales y plantas históricos y de los procesos geológicos a lo largo de los últimos 65 millones de años.
Los Andes emergieron debido al movimiento de las placas tectónicas en el Pacífico y la formación del océano Atlántico. El proceso se produjo durante los últimos 23 millones de años, en diversos episodios. Uno de los más espectaculares e importantes fue cuando la gran marisma existente se secó hace unos 10 millones de años, lo que permitió su colonización por nuevos animales y plantas*
El río Amazonas en su curso actual se remonta a unos siete millones de años. Lo explican los autores de la revisión, liderados por Carina Hoorn (Universidad de Amsterdam), en la que participan también especialistas del Real Jardín Botánico (CSIC).
Igual de paradójico puede parecer, ahora que amenaza el cambio climático, que un aumento de la temperatura en una zona tropical propicie su colonización por nuevas especies -el aumento de su biodiversidad-, en vez de perjudicar este proceso.
Es lo que han comprobado investigadores de la Smithsonian Institution cuando estudiaron lo que pasó en los bosques tropicales de Colombia y Venezuela hace 56 millones de años, durante una época de calentamiento que duró 10.000 años. Luego el clima se estabilizó durante los 200.000 años siguientes. Entonces las temperaturas eran entre tres y cinco grados superiores a las actuales y el nivel de dióxido de carbono más del doble del actual.
Mientras tanto, en la Amazonia cada día se han descubierto tres especies nuevas de 1999 a 2009, informa el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), lo que indica que no se exagera su riqueza biológica. Dado los diversos peligros que las amenazan, muchas puede que no se conozcan nunca.
Para octubre de 2019, en Roma, El Vaticano anuncia un sínodo extraordinario de obispos para abordar los problemas de la región de la Amazonia, y especialmente de la población indígena. Cualquier propuesta para desarrollar la Amazonía debe ser parte sustancial de un ideario internacional, internalizado en los planes de todos los Estados, empezando por aquellos que forman parte de América.
Tratándose de una asamblea especial, participarán los obispos de los territorios amazónicos de Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador. Colombia, Venezuela, Antillas (Suriname, Guayana, Guayana francesa).
Hablar de Amazonia es defender la región que representa una gran diversidad de ecoambientes. Es un bioma, un sistema vivo, que produce un tercio de las lluvias que alimentan a la tierra, el 20% del agua dulce no congelada y del oxígeno del planeta, el 34% de 30 % y el 50% de la fauna y de la flora en el mundo.
El gran trabajo por hacer es promover su existencia en el territorio, considerando que sus pobladores son los grandes custodios de la selva. Los indígenas poseen una tradición y una cultura que no solo hay que respetar sino que además hay que conservar.
El territorio, incluso teniendo fronteras estatales, está disputada, porque hay grandes intereses económicos relacionados con los recursos naturales, como el petróleo, el gas, los minerales preciosos y la explotación intensiva agroalimentaria. Siempre acecha el interés particular de los grandes grupos de poder.
La Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA) y sus organizaciones miembros de los nueve países de la Cuenca amazónica han escrito una declaración dirigida a los gobiernos nacionales, solicitando la coherencia en sus políticas de desarrollo, el respeto a los derechos de los pueblos indígenas y sus territorios, y que se tome en cuenta que la Amazonia y su diversidad biológica y cultural son estratégicas a nivel global.
Volviendo al Perú, según Andina, la población de las comunidades nativas amazónicas asciende a 332.975 habitantes dispersos en once departamentos y agrupados en doces familias lingüísticas hasta 2007. Revisar este censo será útil y señalar también las omisiones que faltan corregir o procesar mejor.
Muy importante: “Los censos nos han permitido identificar gráfica y cartográficamente que hay 1.786 comunidades indígenas ubicadas en once departamentos. El censo de 2007 y el segundo censo de comunidades indígenas indica que la población de dichas comunidades ascendió a 332.975 habitantes, lo que representa el 1,21% de la población censada del país. “La Amazonía peruana constituye el 62% del territorio nacional”.
Las comunidades indígenas, protagonistas de ayer y hoy, se han caracterizado por agruparse en familias lingüísticas, las cuales suman 13: arahuaca, jíbaro, quechua, pano, cahuapana, tupi-guaraní, pebayagua, huitoto, huarakmbut-harakmbet, tucano, zaparo, tacana y una agrupación denominada “sin clasificación”. “No existe otro país en el continente americano con más familias lingüísticas que el Perú”.
*Corresponsal de Diario16, Madrid. El Mercurio Digital. Panoramica de Milán-Bruselas
Lima-Emmitsburg EEUU.
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