Jorge Zavaleta Alegre
Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea, y
con tal que él quede de alcalde, o le mortifique al rival que le quitó la
novia, o le crezcan en la alcancía los ahorros, ya da por bueno el orden
universal, sin saber de los gigantes que llevan siete leguas en las botas y le
pueden poner la bota encima, ni de la pelea de los cometas en el cielo, que van
por el aire dormido engullendo mundos.
Esta reflexión pertenece a José Martí,
el poeta cubano que entre 1853 y 1895,
nos hizo ver aquello que quede de
aldea en América ha despertar, con las trincheras
de ideas que valen más que trincheras de piedra.
La revista Prensa Ancashina celebra sus 34 años de vida: En la foto:
Jorge Zavaleta, Hermana de Alicia, Alicia Bravo (Codirectora), Luz Figueroa, Genoveva
Herbias, Lorgio Guibovich, Lolo Melendez, Haydee Cortez y Luis Flores,
Los pueblos que no se conocen han de darse prisa para
conocerse, como quienes van a pelear juntos. Es la hora del recuento, y de la marcha unida,
y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes.
En el Renacimiento, con el cambio de paradigmas que comienza
a tener lugar en ese momento histórico de la humanidad, la noción de la
realidad va variando.
El pensamiento político es el reflejo de las luchas de poder
que estructuran toda sociedad, y que le dan su dinámica. Lo que la gran mayoría
piensa, o más correctamente repite en términos políticos-ideológicos, cada vez
más proviene de esos medios comunicacionales.
La televisión es un ejemplo de “diosa todopoderosa” en la
comunicación. Pero ya con varias décadas de desarrollo parece que ninguno de
estos ideales se ha realizado (quizá a través de ningún medio sucedió, pero con
la televisión menos aún).
Para mantener la atención, el negocio televisivo transforma
todo lo que trata en espectáculo, en show, para decirlo en la lengua dominante.
El discurso político, el conocimiento, el conflicto, el temor, la muerte, la
guerra, el sexo, la destrucción pasan a ser fundamentalmente espectáculo,
comedia, show farandulesco.
La cultura audiovisual que la televisión, y hoy día los otros
medios digitales han ido creando una cultura donde se invierte la evolución de
lo sensible a lo inteligible, alterando la relación entre entender y ver,
distorsionando en buena medida la comprensión del mundo, dificultando la capacidad
de abstracción, y por tanto, de actuar sobre la realidad. La humanidad no es
“más tonta” desde que ve televisión, sin dudas; pero es más manejable, más
manipulable. El primado de la imagen lo permite.
Vale aclarar muy enfáticamente que la “culpa” de los males
del mundo no es de la televisión ni de los medios de comunicación en general,
de esta tendencia al consumo de imágenes, de los medios digitales. También la
televisión, o los medios de comunicación en general, pueden ser un arma
liberadora.
“En la sociedad actual el rumbo lo marca la suma de apoyo
individual de millones de ciudadanos incoordinados que caen fácilmente en el
radio de acción de personalidades magnéticas y atractivas, quienes explotan de
modo efectivo las técnicas más eficientes para manipular las emociones y
controlar la razón”.
En los años 60 del pasado siglo el padre de la semiótica, el
italiano Umberto Eco, decía que “quien detente los medios de comunicación
detentará el poder”. Evidentemente, no se equivocaba.
El actual mundo globalizado, la “aldea global” como se le ha
dado en llamar (McLuhan), en forma creciente es regido por un pensamiento único.
Esa globalización que se vive actualmente (económica,
política y cultural) es el caldo de cultivo donde las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación son el sistema circulatorio que la sostiene,
haciendo parte vital de la nueva economía global centrada básicamente en la
comunicación virtual, en la inteligencia artificial y en el conocimiento como
principal recurso, todo lo cual permite el nuevo capitalismo financiero, hiper
concentrado en poquísimas manos, superando a los Estado-nación modernos.
No está demostrado que por el hecho de utilizar alguna de las
nuevas tecnologías digitales se elimine automáticamente la exclusión social o
se termine con la pobreza crónica.
Lo que sí hace la diferencia es la capacidad que una
población pueda tener para aprovechar creativamente estas nuevas formas
culturales.
Sin dudas, el rol de los medios abre interrogantes sobre su
aporte a la consolidación de la democracia genuina. Es aquí donde reside la
prensa escrita y las revistas regionales y locales, que nos acerca a
nuestra realidad inmediata cercana, asumiendo con coraje lo que significa
convencer y llegar al a
aldeano vanidoso que
aun existe y se refuerza o recicla con su información global.
Postulamos siguiendo el
Pensamiento Complejo deEdgar
Moran una educación que garantice el conocimiento pertinente, potenciando la idea de una educación que promueva la
“inteligencia general” dotada de sensibilidad ante el contexto o la globalidad
y que a su vez pueda referirse a lo multidimensional y a la interactividad
compleja de los elementos.
Una educación que enseñe la condición humana. La humanidad debe reconocerse en su humanidad
común y, al mismo tiempo, reconocer la diversidad cultural implícita en todo lo
humano.
Una educación que enseñe la identidad terrenal. Es fundamental en la educación de hoy y del
futuro, el desarrollo de un auténtico sentimiento de pertenencia a nuestra
tierra, de local a lo global y viceversa es imprescindible para el
desarrollo de la conciencia antropológica, ecológica, cívica y espiritual.
La educación del futuro deberá asumir un compromiso sin
requiebres con la democracia, porque sólo en la democracia abierta se puede
realizar la comprensión a escala planetaria entre pueblos y culturas.
Hay siete saberes «fundamentales» que la educación del futuro
debería tratar en cualquier sociedad y en cualquier cultura sin excepción
alguna, ni rechazo según los usos y las reglas propias de cada sociedad y de
cada cultura.
Los siete saberes necesarios. Las cegueras del conocimiento
superar el error y la ilusión. Es
necesario introducir y desarrollar en la educación el estudio de las
características cerebrales, mentales y culturales del conocimiento humano, de
sus procesos y modalidades, de las disposiciones tanto psíquicas como
culturales que permiten arriesgar el error o la ilusión.
Enseñar la condición humana. El ser humano es a la vez físico, biológico,
psíquico, cultural, social e histórico. Es esta unidad compleja de la
naturaleza humana la que está completamente desintegrada en la educación a
través de las disciplinas y que imposibilita aprender lo que significa ser
“humano”.
Enseñar la identidad terrenal. Enfrentar las incertidumbres. Las ciencias
nos han hecho adquirir muchas certezas, pero de la misma manera nos han
revelado, en el siglo XX, innumerables campos de incertidumbre. Enseñar la
comprensión. La educación debe conducir a la condición humana, que es el de
individuo <-> sociedad <-> especie. ->->
La ética no se podría enseñar con lecciones de moral. Así, la condición humana debería ser objeto
esencial de cualquier educación. Medios
como Prensa Ancashina y todos aquellos
oriundos de los lugares mas remotos de
los ANDES o de la AMAZONIA, tenemos
el honroso compromiso de
defender nuestra cultura, nuestros saberes, y
eliminar esas añejas taras
del racismo y el fraccionamiento que aún persiste sobre todo
entre los que vivimos en un espacio de esa
cadena de montañas que se yerguen
desde La Patagonia y hasta el Rio
Bravo, pasando por el distrito Santo
Toribio del Callejón de Huaylas y Corongo,
tierras donde nacieron Alicia Bravo
Mejia, Lucio Pinedo y su familia
que han construido una solida tribuna que es la Revista Prensa Ancashina
y que nos permite tener esta
reunión fraterma.