Francisco
Carranza Romero. Profesor de la Universidad de Corea del Sur.-
Por
la celebración de las Bodas de Oro (Quri Wata), los integrantes de la
Promoción 1964 del Colegio Nacional “2 de Mayo” de Caraz, capital de la
provincia de Huaylas, tuvieron el reencuentro después de cincuenta años. Los
que hablan quechua exclamaron: ¡Pullan pachak tinkuy! (¡El encuentro de
medio siglo!). Con este motivo muchos exalumnos retornaron a Caraz desde el sur
(Lima) y norte (Chimbote y Trujillo), y fueron recibidos por la Banda de
Músicos del Colegio 2 de Mayo. Algunos, al mirarse y saludarse en el
reencuentro después de medio siglo, recordaron un verso del Poema 20 (Pablo
Neruda): “Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”.
Una verdad indiscutible porque todos superaban los 65 años; por tanto, con arrugas, canas, calvicie y algunos hasta con la columna algo curvada y hasta rengueando. Y el pensamiento silencioso o el comentario en voz baja de los que contemplaban al grupo sexagenario desfilando por las calles fue: El tiempo no pasa en vano. Claro, y algunos de la Promoción 64 ya se habían ausentado del escenario de la vida, por eso fueron recordados en el cementerio.
Una verdad indiscutible porque todos superaban los 65 años; por tanto, con arrugas, canas, calvicie y algunos hasta con la columna algo curvada y hasta rengueando. Y el pensamiento silencioso o el comentario en voz baja de los que contemplaban al grupo sexagenario desfilando por las calles fue: El tiempo no pasa en vano. Claro, y algunos de la Promoción 64 ya se habían ausentado del escenario de la vida, por eso fueron recordados en el cementerio.
El
alcalde provincial, Fidel Broncano, los recibió en un acto solemne en el local
de la municipalidad. Como el actual alcalde es un profesional egresado de la
universidad supo dar la bienvenida a la Promoción 64 integrada por
profesionales quienes concordaron en un pensamiento: Caraz merece seguir
teniendo autoridades con estudios superiores.
Estos
añosos ciudadanos que volvieron por unos días al colegio no se cansaron contándose
las travesuras y ocurrencias de los años idos, y gozaron llamándose por sus
apodos. Los que se habían marchado humildemente de Caraz volvieron con la
humildad madura, por eso hablaron sólo lo necesario. Sin embargo, no faltaron
los exageradores y los ansiosos de figurar en el breve reencuentro. Uno,
llevado por su emotividad, dijo: “¡Oh Colegio 2 de Mayo! ¿Qué misterio tienes
para atraer a los exalumnos?”
El
reencuentro, indudable, fue valioso. Fueron breves días para mirarse y
juzgarse.
Caraz
necesita aprovechar la fiesta dosdemaína para promocionar otras actividades
culturales porque muchas promociones de exalumnos se juntan llenando
hospedajes, mercados, restaurantes, cafeterías… Se reúnen para fastidiarse, para
fanfarronear, reír, bailar… en un ambiente de música y chupa.
En
el momento del baile, si se dieron cuenta los menores, los sexagenarios prefirieron
más los huainos y marineras. Más de seis décadas habían servido para valorar lo
peruano. Sólo dejaron de bailar cuando la banda tocó las piezas modernas,
imitación de ritmos extranjeros. Entonces, mientras descansaban, observaban las
contorsiones y brincoteos de los menores. Cada generación tiene sus gustos; o
los gustos maduran con la edad.
Esta
vez hubo el aporte académico de los que cumplían las Bodas de Oro porque
ofrecieron algunas conferencias para los estudiantes, docentes y público en
general. No todo fue desfile carnavalesco ni pachanga.
Sin
embargo, atención: El local del colegio muestra las huellas del tiempo y del
descuido. Como es un centro educativo nacional depende mucho del presupuesto
regional y nacional. Y, por lo que se ve, no ha tenido buena suerte en la
subvención porque hasta sus servicios higiénicos dan asco y lástima. Ojalá que
las promesas de algunos visitantes muevan los trámites estancados en Huaraz y
Lima.