Por Róger Rumrrill*
La renuncia de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) a la presidencia de la república del Perú, es el epílogo de una crisis política de profundas raíces estructues que, de ninguna manera, se resolverá con el reemplazo del primer vicepresidente Martín Vizcarra, quien encabezará un período de difícil y complicada transición que podría durar algunos meses o culminar en el 2021, año de la celebración del Bicentenario de la Independencia del Perú.
La crisis estructural, económica, política, social y cultural que amenaza con convertir al Perú en un Estado fallido en el siglo XXI, en un país inviable en el darwiniano escenario y contexto del Tercer Milenio necesita, urgentemente, como una salida de vida o muerte, de soluciones de fondo. Los peruanos estamos obligados a refundar nuestra nación, nuestra república, en el siglo XXI.
Dos catástrofes que castigaron al Perú a principios del año 2017
El domingo 16 de abril del año 2017, escribimos en el “Diario Uno” lo siguiente: “En los primeros meses de este año 2017 el Perú está siendo golpeado por dos catástrofes. Una de ellas, moral y política, ocasionada por la repulsiva y escandalosa corrupción de la compañía brasileña Odebrecht que ha desnudado la precariedad moral y cívica de la clase política peruana y de la tecnocracia y, la otra, los trágicos desastres a causa de los huaycos y desbordes de los ríos, con pérdidas de vidas humanas y destrucción de bienes materiales de la población más pobre del país y originados por el “Niño Costero”.
Y agregamos al respecto: “Resulta cruelmente irónico que sea el “Niño Costero” el que revele, ponga al descubierto, exhiba la enorme vulnerabilidad de un país de cultura milenaria que ha perdido todo indicio de una fundamental cultura de la previsión. Un país, además, que ha hecho de los ríos letrinas y basureros y donde el extractivismo desenfrenado y obsceno con mínimas regulaciones y casi siempre convertidas en letra muerta por las empresas, está provocando severos e irreversibles impactos en la naturaleza, en la Madre Naturaleza”.
El historiador Alfonso W. Quiroz en su libro “Historia de la corrupción en el Perú” (IEP, Lima, mayo de 2013) describe con rigor y profundidad científicas esta historia asquerosa y nauseabunda de la corrupción desde la época colonial hasta nuestros días. Aunque para muchos analistas de la realidad peruana, entre ellos el científico Ricardo Giesecke, es posible que esa conducta inmoral y perversa sea incluso anterior a la invasión europea. Es decir, la corrupción estaría sembrada en el ADN de la mayoría de los peruanos.
Los millonarios sobornos de Odebrecht no hicieron sino reconfirmar que el cáncer de la corrupción ya hizo metástasis en el Perú. Sobre todo en las clases políticas, empresariales y en la tecnoburocracia. Y estas clases, principalmente la empresarial, han capturado el Estado y utilizan la “puerta giratoria” para saquear los presupuestos y las arcas del Estado. (“Cuando el poder extractivo captura el Estado. Lobbies, puertas giratorias y paquetazo ambiental en el Perú”. Francisco Durand. OXFAM, 2016).
El Perú debe ser el único país en el mundo donde toda la clase política está acusada de corrupción. Empezando por el ex presidente Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia, ambos en la cárcel; Alan García Pérez, Alejandro Toledo, Alberto Fujimori, este último favorecido por un indulto jurídicamente cuestionado y cuyo autor, el ahora ex presidente PKK, traficó con ese indulto para evitar la vacancia.
A estos y otros políticos, hay que sumar y agregar a una élite empresarial del llamado “Club de la Construcción”, también socios de Odebrecht, acusados de pagar coimas a funcionarios corruptos del Estado para hacerse de grandes obras ejecutadas por el Estado, utilizando una serie de mecanismos y herramientas supuestamente legales como las addendas.
La renuncia de PPK y la cola que trae
El ex presidente PPK, pasará a la historia como uno de los más cínicos e inmorales de los políticos que ocuparon la presidencia de la República del Perú. Elegido por una coalición de izquierda y otros sectores democráticos como el “mal menor” frente al riesgo que significaba elegir a Keiko Fujimori, la hija del cleptócrata Alberto Fujimori, su renuncia firmada el 21 de marzo, traerá cola en el convulso escenario político y social peruano.
La primera víctima de la renuncia de PPK, obligado a tomar esa ineludible decisión por la difusión de unos “kenjivideos”, registrados por orden de Keiko Fujimori, donde aparecen los operadores de PKK, tanto parlamentarios como ministros y su abogado Alberto Borea, comprando votos con obras para evitar la vacancia, es sin ninguna duda Kenji Fujimori.
Kenji Fujimori, expulsado por su hermana del partido “Fuerza Popular” por una disputa caínita, había ya anunciado la formación de un nuevo partido político y se aprestaba, con el apoyo de su padre, a disputar del liderazgo del fujimorismo apuntando a las elecciones del 2021.
La difusión de los “kenjivideos”, obtenidos en el mejor estilo “fujimontesinista”, el arma de chantaje de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos en la década de 1990-2000, descubre a un Kenji Fujimori como un operador de PPK traficando votos para evitar el segundo pedido de vacancia a producirse el jueves 22 de marZo en el pleno del Congreso de la República. Los diez parlamentarios expulsados por Keiko Fujimori de “Fuerza Popular” habían salvado a PPK de la vacancia en diciembre del 2017.
Esta primera derrota de Kenji Fujimori asestada por su hermana Keiko, y que tornará más violenta la lucha caínita entre ambos hermanos, podría ser definitiva si es que Alberto Fujimori es nuevamente encarcelado si se revoca el indulto otorgado por PPK. Porque si Alberto Fujimori sigue gozando de la libertad mal habida, entonces pondrá sus recursos, mayormente ilegales y delictivos, al servicio de su hijo preferido para que éste recupere su liderazgo.
Las otras víctimas de los “kenjivideos” y del desplome de PPK son el abogado Alberto Borea Odría, los parlamentarios Moisés Mamami, el astuto y maquiavélico autor de los “kenjivideos”; Carlos Bruce, Bievenido Ramírez, Guillermo Bocángel y la primera ministra y también parlamentaria Mercedes Aráoz. El acuerdo de la junta de portavoces del Congreso es pedir y procesar el desafuero de los cinco parlamentarios.
No son ni serán los únicos efectos e impactos de la caída de PPK y de la crisis política en el Perú. De acuerdo al dirigente político de “Juntos por el Perú”, Gonzalo García Núñez, también hay consecuencias externas. PPK era visto a nivel internacional como una figura destacada y emblemática del neoliberalismo, un político “de lujo” del llamado “Consenso de Washington”. Su renuncia forzada a causa de las acusaciones por incapacidad moral y como gobernante tiran por los suelos y hacen trizas esta imagen, así como la figura jurídica del indulto.
Curiosa y paradójicamente, el que también ha salido triunfante con la abrumadora derrota de PPK es
Nicolás Maduro, el presidente de Venezuela a quién PPK, siguiendo las órdenes de Rex Tillerson, el jefe de la política exterior de Washington, había amenazado con impedir su ingreso al Perú para asistir a la Cumbre de Lima, en el próximo mes de abril.
Martín Vizcarra, el sucesor de PPK
A las 8 de la noche de hoy jueves 22 de marzo, debe estar arribando desde Canadá, el primer vicepresidente Martín Vizcarra. De no mediar y ocurrir algún imprevisible cataclismo político en las próximas horas en el Perú, mañana viernes 23 de marzo Martín Vizcarra será el nuevo presidente del Perú, en este convulso período de transición.
Para los analistas y en general para la opinión pública, dos escenarios se dibujan en este difícil trance en que el exitoso ex presidente del Gobierno Regional de Moquegua, tendrá el honor que quizás jamás ha soñado: de ceñirse la banda presidencial.
Uno de estos escenarios, el peor, es que se convierta desde mañana mismo en el presidente monigote de Keiko Fujimori, la aparente o real triunfadora de esta crisis. Quienes conocen a Keiko Fujimori, envalentonada con la renuncia de PPK, teniendo en sus manos el férreo control de la absoluta mayoría congresal, saboreando la humillación inferida a su hermano Kenji y de paso a su padre, Alberto, y con su inagotable sed de venganza samurai, hará con Vizcarra lo que hizo y quizás algo más, con PPK.
A este respecto, recuerdo que en agosto de 1916, solo al mes que PPK había asumido el gobierno del Perú, en un congreso con asistencia de todas las organizaciones de izquierda anticipé públicamente que el fujimorismo fagocitaría al gobierno de PPK. La realidad probó que mi advertencia se cumplió por la debilidad, incompetencia, falta de estrategia y otros errores del corrupto e inmoral expresidente.
¿Qué tendría que hacer Vizcarra para no ser el nuevo monigote de Keiko Fujimori? Debe hacer todo lo que no hizo PPK: articular sus acciones políticas y de gestión gubernamental con las regiones, con las organizaciones políticas, sindicales, gremiales, incluso diálogo de igual a igual con “Fuerza Popular” y su lideresa Keiko Fujimori.
Y no hacer lo hizo PPK: sucumbir a la más asquerosa corrupción convirtiendo al Estado y a sus instituciones en aparatos, mecanismos, herramientas y normas para sus ilegales, cuantiosas y angurrientas ganancias personales.
La transición y la refundación del Perú
Inmediatamente después de la renuncia de PPK, al mediodía del 21 de marzo, las encuestadoras auscultaron los estados de ánimo, los sentimientos y las opiniones de la gente de a pie. Los resultados de la encuestadora GFK no deja lugar a dudas: el 49 % de los peruanos piden que tanto Martín Vizcarra, el primer vicepresidente y Mercedes Aráoz, segunda vice presidenta, renuncien a sus cargos y que el titular del Congreso convoque a elecciones; el 26 % de los encuestados opina que Vizcarra debe asumir la presidencia hasta el 2021; el 12 % de los peruanos encuestados opina que Vizcarra debe renunciar para que Aráoz asuma la presidencia y un 13 % prefiere no opinar.
Por su lado, la mayoría de los políticos entrevistados en los medios plantean, para salir de la crisis, paliativos y maquillajes. Al referirse a la economía, al parecer lo único que les preocupa, opinan que hay que “reordenar”, “reajustar” y “reconstituir” la economía y el país.
Pero será imposible salir de esta crisis estructural que ha tocado fondo solo con “reajustes”
Empezando por un Estado tomado, capturado y controlado por los poderes fácticos y las multinacionales, y donde los ministros y el propio presidente, PPK es el más vergonzoso ejemplo, son apenas operadores de estos poderes.
Será imposible salir de la crisis con partidos políticos en crisis terminal y con poderes fácticos que han hecho de la democracia peruana una caricatura. Los dos millones de dólares que recibió la CONFIEP, de acuerdo a la confesión de Barata y la confirmación de Roque Benavides, para hacer campaña por Keiko Fujimori es una prueba irrefutable de que la CONFIEP, los ricos y poderosos de este país, eligen al presidente que se pone rodilla ante ellos. Fujimori, Toledo, García, Humala y
Kuczynski cumplieron el rol de felipillos ante estos poderosos intereses del gran capital.
Recordemos que el Perú ha sido siempre el país de las oportunidades perdidas, políticas y económicas. En el Perú siempre elegimos al “mal menor”. Elegimos a Alberto Fujimori como al mal menor contra el “mal mayor” que era el ultraliberal Mario Vargas Llosa. Elegimos a PPK como el “mal menor” contra el “mal mayor” que era Keiko Fujimori.
La gran movilización de 1977, el colapso del fujimorismo en el año 2000 fueron extraordinarias oportunidades políticas para cambiar y transformar el país. Pero la insoportable podredumbre de la corrupción destapada por Odebrecht en 2017 y en 2018 abre la extraordinaria oportunidad histórica de iniciar la refundación del Perú con miras al Bicentenario.
Afortunadamente, millones de peruanos han dicho basta. Han dicho hasta aquí nomás a la clase política, a la clase empresarial, a la tecnoburocracia, a los poderes fácticos. Son esos millones de peruanos que están reclamando y exigiendo nuevas elecciones, la derogatoria de la írrita Constitución fujimorista de 1993, la reforma del Estado neocolonial que tenemos; están exigiendo que las organizaciones sindicales, campesinos y pueblos indígenas, las organizaciones políticas de izquierda y de centro e incluso la derecha liberal democrática y asqueada de la corrupción se junten para iniciar un nuevo Pachacuti, un nuevo Ipámamu: la refundación del Perú en el siglo XXI. (Lima, 22 de marzo de 2018).
RÓGER RUMRRILL, Iquitos,1938
Escritor y periodista especializado en ecología y desarrollo sostenible en el trópico sudamericano y en particular de la Amazonía Peruana. En la actualidad es asesor de organizaciones indígenas y campesinas de la región andino amazónica. Ha publicado una veintena de libros sobre la compleja realidad amazónica, incluyendo poesía, narraciones, ensayos, historia, guiones de cine y cientos de artículos tanto en la prensa peruana como en la internacional.
Algunos de sus libros:
Poesía : Magias y canciones, Axpikondiá, Memorias desde un otoño;
Narración: Vidas mágicas de tunchis y hechiceros, El venado sagrado, La anaconda del Samiria, Narraciones de la Amazonía;
Ensayo: Reportaje a la Amazonía, Los condenados de la selva (en coautoría con Pierre de Zutter), Amazonía hoy. Crónicas de emergencia, Narcotráfico y violencia política en la Amazonía Peruana. Dos nuevas variables en la vieja historia de la selva alta y baja del Perú, Pioneros de Loreto (en coautoría con Fernando Barcia García).
Presidente del Directorio de la Revista Perú Agrario, Lima.
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