Papel de Arbol

viernes, 15 de marzo de 2013

Nazca - Cahuachi, una asignatura pendiente


 Jorge Zavaleta Alegre 
En este  verano 2013,  el río Nazca bajó  de los Andes al Pacífico, una vez más, con reiterada violencia. Sus aguas  afectaron a cerca de un millar de viviendas de material precario, esteras y adobes.
Ruinas de Cahuachi
El Instituto Nacional de Defensa Civil - INDECI informa  que en febrero “distribuyó en   Nazca, (a pobladores de  las riberas  del río) veintiséis bovinas de plástico entre 759 familias y los municipios de El Ingenio, Vista Alegre y Chanquillo” para atender a los damnificados de los huaycos e inundaciones de las aguas del Nasca.
La referida donación revela  una total ruptura entre  la sabiduría que nos ofrece el pasado y la condenable conducta política que alentó,  sobre todo en la década de los noventa, aquella improvisación   en el gasto social.
Los damnificados de las inundaciones  ocupan casas construidas, incluyendo instalaciones eléctricas,  con pleno   desconocimiento de normas vigentes,  mapas satelitales e  investigaciones que exigen    prevención frente a desastres naturales y/o provocados por la acción humana.
Acueductos de Cantayo
Sin embargo,  investigaciones rigurosas,  revelan que en diferentes pueblos del país, se alentó irresponsablemente  proyectos deleznables a simple vista.  
Nazca cuenta como patrimonio histórico Cahuachi (400 años antes de Cristo y  400 años después de Cristo),  el centro ceremonial de barro más grande del mundo, con 24 kilómetros cuadrados de extensión, asentado en el valle del río del mismo nombre, a 460 kilómetros al sur de Lima. Arqueólogos y arquitectos de gran prestigio  reiteran que la única forma de garantizar el desarrollo de esta parte del Perú, es articular la educación con el mayor conocimiento del pasado histórico e inmediato.
El turismo  es una buena fuente de ingresos para Nazca, junto con la agricultura, pero ambas actividades  van perdiendo ingresos  por la urbanización improvisada y las invasiones ilegales que estarían comprometiendo los límites de  Cahuachi  y de las Líneas de Nasca, verdadero templo abierto para ofrendar a los dioses la protección de las buenas cosechas.  
Los antiguos pobladores supieron manejar la cuenca del río Grande de Nazca, utilizando  y transformando el espacio físico con fines económicos, de control político y religioso.
El Museo Arqueológico Antonini, en la ciudad de Nazca, muestra  hallazgos recuperados por un  proyecto  cofinanciado con Italia, entre 1982-2011.
Nazca-Cahuachi  son una escuela abierta para apreciar reproducciones de micropinturas rupestres,   geoglifos de la Pampa de Nasca. Igualmente, el acueducto de Bisambra es otro vestigio del ingenio humano,  en  la ingeniería hidráulica.   
Las autoridades municipales y de la región, aseguran que el futuro pasa, sin duda por una nueva relación simétrica entre las instancias gubernamentales, y el estímulo a la inversión pequeña, mediana y grande con criterio de  desarrollo sostenible, desterrando la improvisación y el mal uso del  dinero público, como sucedió,  sobre todo a finales del siglo pasado, en diferentes ciudades y proyectos.