Si no se alienta el respeto de cada lengua será imposible construir la paz en la tierra. La Ciudadanía Mundial (ECM), uno de los pilares de la Agenda 2030 de Educación, se propone que los estudiantes, deben buscar o tener una mirada crítica, a que permanezcan socialmente vinculados, y respeten la diversidad, sean responsables y adopten compromisos éticos.
La creciente migración del presente siglo invita a reflexionar sobre este proceso que no conduce a la integración universal de las culturas, sino al creciente enfrentamiento entre nacionalidades, religiones y credos políticos.
La propuesta de la Unesco, de alentar el multilingüismo, como un camino sólido para entender y construir sociedades con futuros sostenibles, comienza a tener crecientes obstáculos.
En febrero del 2017, la Organización Internacional de la Francofonía (OIF) para dejar su huella en el Día de la Lengua, lanzó el lema “Hacia futuros sostenibles a través de la educación multilingüe”. En ese discurso, el llamado Desarrollo Sostenible (ODS) tiene que encontrar su principal sostén en el dominio de la primera lengua o lengua materna, con la cual se adquieren las habilidades básicas de lectura, escritura y aritmética.
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