Las 25 noticias
más censuradas 2015-2016 (02)
Crisis de la medicina basada en pruebas clínicas
Por Proyecto Censurado / Traducción de
Ernesto Carmona
Ernesto Carmona
Ernesto Carmona
Consejero nacional del Colegio de Periodistas de Chile y secretario ejecutivo de la Comisión Investigadora de Atentados a Periodistas (Ciap) de la Federación Latinoamericana de Periodistas (Felap).
LAS 25 NOTICIAS MÁS IMPORTANTES CENSURADAS POR LAS MULTINACIONALES DE LA PRENSA COMERCIAL EN LOS EEUU Y EN EL MUNDO
¿Qué es el Proyecto Censurado?
La Red Voltaire continua la publicación de las investigaciones premiadas en los EEUU y que forman parte del Proyecto Censurado, es decir las principales noticias que la prensa comercial en los EEUU y en el mundo censuró a la opinión pública. Mantener alejada a la opinión pública de cosas que no deben saber ni enterarse por diversas razones de orden político-económico y múltiples otros intereses ligados al poder, es una de las bases para poder manipular a las sociedades.
RED VOLTAIRE
Nota: La segunda noticia más censurada en el año
académico 2015-2016 aborda la corrupción de la industria farmacéutica, que
financia investigación y ensayos clínicos falaces, por ejemplo sobre las
bondades de la paroxetina, para lograr su prescripción médica en casos de
depresión del niño y el adolescente, aunque a la postre resultó tan ineficaz
como un placebo, pero con severos efectos secundarios, fraude que al
laboratorio GlaxoSmithKline (GSK) le costó 3 mil millones de dólares en multas.
“Algo ha venido fallando fundamentalmente
en una de nuestras creaciones humanas más grandes”, escribió en abril de 2015
el redactor Richard Horton de The Lancet.
Describiendo el resultado de un simposio celebrado ese mes en el Reino Unido sobre
la reproductibilidad y la confiabilidad de la investigación biomédica, Horton lo
resumió como “un caso en contra de la ciencia”. Dijo: “Mucha de la literatura
científica, quizás la mitad, simplemente puede ser falsa. La ciencia se ha dado
una vuelta hacia la oscuridad, afligida por estudios con muestras de pequeño
tamaño, efectos minúsculos, análisis exploratorios inválidos y conflictos de
intereses flagrantes, así como una obsesión por perseguir tendencias de moda de
importancia dudosa... Es alarmante la apariencia endémica del evidente mal comportamiento
de la investigación”.
Horton no es el primer redactor de un
diario médico prominente que despierta estas inquietudes. En 2009, Marcia
Angell, ex editora del New England
Journal of Medicine, hizo reclamos similares en un artículo para el New York
Review of Books: “Simplemente
no es posible seguir creyendo en muchos informes de investigación clínica
publicados, o confiar en el juicio de médicos de confianza o en instrucciones
médicas autoritarias. No me da ningún placer esta conclusión, que alcancé lenta
y a regañadientes durante mis dos décadas como editora del New England Journal of Medicine”.
Criticando la influencia indebida de la
industria farmacéutica en la profesión médica, Angell concluyó que se requiere
“la rotura frontal de un modelo de comportamiento extremadamente lucrativo”. El
editorial de Horton en Lancet repitió la evaluación de Angell: ¿“Pueden ser inamovibles
las malas prácticas científicas? Parte del problema es que nadie está correctamente
incentivado. En su lugar, estimulan a los científicos para ser productivos e
innovadores”.
Ningún estudio biomédico personifica mejor
que el Estudio 329 la corrupción y los notorios conflictos de interés conocidos
desde adentro por críticos como Angell y Horton, ahora un notable ensayo
clínico publicado en 2001 en el Diario de
la Academia Norteamericana de Psiquiatría del Niño y el Adolescente. El Estudio
329 reportó que la paroxetina –comercializada por Smithkline Beecham (ahora
GlaxoSmithKline, o GSK) como Paxil en EEUU y Seroxat en el Reino Unido– era
segura y efectiva para tratar la depresión en niños y adolescentes. Una campaña
de marketing de GSK levantada con publicidad del Estudio publicado, exaltó “la notable
eficacia y seguridad de la droga“, que llevó a los médicos a prescribir Paxil a
más de dos millones de niños y adolescentes de EEUU a finales de 2002.
Sin embargo, al cabo de un año del informe
original, la Administración de Alimentos y Drogas de EEUU (FDA, su sigla en
inglés) declaró “ensayo fallido” al Estudio 329 porque otras pruebas indicaron
que a adolescentes a quienes prescribieron la droga para tratar la depresión no
les fue mejor que a otros tratados con un placebo. En 2003, los reguladores británicos
de drogas dieron instrucciones a los médicos de no prescribir Seroxat a los
adolescentes. En 2012, en lo que el Ministerio de Justicia de EEUU describió
como “el fraude más grande de asistencia médica en la historia estadounidense”,
GSK pagó tres mil millones de dólares en multas para salvar su responsabilidad en
denuncias de fraude y fallas en reportar datos de seguridad.
En 2015 el British Medical Journal (BMJ) publicó un nuevo análisis importante
del Estudio 329 de GSK. Charlie Cooper de Independent
reportó que ese análisis –conducido por un equipo internacional de
investigadores de Australia, Canadá, EEUU y del Reino Unido, y basado en miles
de páginas de datos nuevamente disponibles de GSK, contradijo “rígidamente” las
demandas del informe original. Además, Cooper hizo notar que la nueva
valoración del Estudio 329 marcó “un jalón en la campaña de la comunidad médica
para abrir al escrutinio científico independiente los datos de ensayos clínico
llevados a cabo por las compañías farmacéuticas”.
Como informó Sarah Boseley en el Guardian, el nuevo análisis del Estudio
329 encontró que los efectos beneficiosos de la paroxetina eran muy menores, mientras
sus efectos dañinos eran de lejos mayores que en el Estudio originalmente
publicado. Particularmente, examinando el sistema completo de datos de los
ensayos clínicos, los investigadores que condujeron la nueva valoración
encontraron que 11 de los 275 niños y adolescentes sometidos al medicamento
desarrollaron comportamiento suicida o auto dañino.
El estudio original había
reconocido solamente cinco de estos casos. El profesor de psiquiatría David
Healy, uno de los co-autores de la nueva valoración, observó: “Esto es una alta
tasa de niños encaminados a ser suicidas. No se considera la experiencia para
esto. Se toma experiencia extraordinaria para evitar encontrarla”. Boseley
reportó también renovados llamados documentados al Diario de la Academia Norteamericana de Psiquiatría del Niño y el Adolescente
a retractarse del estudio original de GSK, cuyo autor más importante fue Martin
Keller, de Brown University. Peter Doshi, editor asociado de BMJ, observó: “Se dice a menudo que uno
mismo corrige a la ciencia. Pero el sistema ha fallado para quienes durante
muchos años han estado pidiendo una retractación de las aseveraciones de
Keller”. Ninguno de los redactores del diario de la Academia, ni de los 22 autores
participantes en el Estudio han intervenido para corregir el documento y no se
ha sancionado a ningunos de los autores, observó Doshi.
Sin embargo, según lo documentado por
Charlie Cooper en el Independient y
Sarah Boseley en el Guardian, el
nuevo análisis del conjunto completo de datos originales de los ensayos
clínicos para el Estudio 329 es el primer éxito mayor de una nueva iniciativa para
conseguir abrir los datos conocida como Restauración de Pruebas Invisibles y Abandonadas
(en inglés RIAT, Restoring Invisible and Abandoned Trials), que ha sido
promovida por el BMJ. Como reportó
Cooper, “el ajusticiamiento final del BMJ
del “el infame Estudio 329" representa una victoria simbólica para el
naciente movimiento de “datos abiertos” en salud.” RIAT es parte de un
movimiento más amplio que lucha por forzar a las compañías farmacéuticas a abrir
al escrutinio científico independiente todos sus datos disponibles.
La campaña
de AllTrials, que pide la publicación abierta de todos los resultados de ensayos
clínicos, ahora tiene el apoyo de más de 600 organizaciones médicas y de investigación,
informó Cooper. El nuevo análisis del Estudio 329 mostró “el grado en que nos
está fallando la regulación de las drogas”, dijo Fiona Godlee, editora jefe de BMJ, citada por Boseley en un artículo
del Guardian. Godlee más bien pidió ensayos
clínicos independientes del financiamiento y manejo de la industria, así como
legislación “para asegurar que los resultados de todos los ensayos clínicos
estén completamente puestos a disposición” del escrutinio de terceras personas.
Ambas noticias registraron la cooperación de GlaxoSmithKline en la elaboración
de los datos originales disponibles para el nuevo análisis. GSK puso en su
sitio web 77.000 páginas de informes des-identificados de casos de ensayos,
aunque debe observarse que la compañía fue obligada a hacerlo en conformidad
con los términos de su acuerdo.
El editorial de Richard Horton en Lancet no recibió ninguna cobertura en
la prensa corporativa de EEUU. El Washington
Post ofreció una información sobre el nuevo análisis del estudio original
de la paroxetina. El artículo proporcionó mucha información sobre las falencias
del estudio original, sosteniendo, por ejemplo, que las discrepancias entre el
informe original y el nuevo análisis del BMJ
en parte se debían “al error de codificación de una tentativa seria de suicidio
como ‘carga emocional’, una condición temporal que implica episodios
incontrolables de llanto”. Sin embargo, el informe del Washington Post solamente mencionó al paso al movimiento pro datos
abiertos y no identificó por su nombre ninguna de las iniciativas específicas,
tales como RIAT o AllTrials. Además, la prensa corporativa ignoró la nueva
valoración del estudio de la paroxetina.
En mayo de 2014, el presidente Obama firmó
la ley Digital Accountability and Transparency
Act (DATA Act, Ley de Responsabilidad y
Transparencia Digital). Aunque requiere que las agencias federales elaboren datos
públicamente disponibles –incluyendo las fuentes de financiamiento para ensayos
clínicos– la ley DATA Act no se aplica al financiamiento de la investigación
biomédica privada.
Fuentes:
Richard Horton, “What is Medicine’s 5 Sigma?,” Lancet 385, no. 9976, April 11,
2015, http://www.thelancet.com/pdfs/journals/lancet/PIIS0140-6736%2815%2960696-1.pdf.
Charlie Cooper, “Anti-Depressant was Given to
Millions of Young People ‘After Trials Showed It was
Dangerous’,”
Independent, September 16, 2015, http://www.independent.co.uk/life-style/health-and-families/health-news/anti-depressant-was-given-to-millions-of-young-people-after-trials-showed-it-was-dangerous-10504555.html.
Sarah Boseley, “Seroxat Study Under-Reported Harmful Effects on
Young People, Say Scientists,” Guardian,
September 16, 2015, https://www.theguardian.com/science/2015/sep/16/seroxat-study-harmful-effects-young-people.
Student
Researchers: Joshua Gill-Sutton and Adaeze
Iroka (San Francisco State University)
Faculty
Evaluator: Kenn Burrows (San Francisco State University)
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