No obstante los avances en el aumento de los ingresos totales, la reforma de las instituciones tributarias y su normativa legal continúa siendo uno de los mayores desafíos para los países de América Latina. Una nación no puede desarrollar con una economía informal que supera el 70% y 80% de su PEA.
Jorge Zavaleta Alegre Periodista
Como se destaca en el estudio ‘Recaudar no basta: los impuestos deben ser el instrumento de desarrollo’, de la emblemática serie de publicaciones Desarrollo en las Américas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la importancia de la tributación radica en que es una herramienta para el crecimiento sostenible e inclusivo en América Latina.
Existen dos razones por las cuales la región, en relación con su nivel de desarrollo, va a la zaga en términos de impuestos. En primer lugar, la mayoría de las naciones todavía está lejos de agotar su potencial recaudatorio. En segundo lugar, los impuestos aún no están diseñados como una herramienta para promover el desarrollo.
Aunque la situación tributaria varía entre los países, la región sufre un claro desequilibrio en el tema fiscal, con una descentralización de los ingresos sustancialmente inferior a la de los gastos. En consecuencia, muchos gobiernos regionales y locales son altamente dependientes de las transferencias del Gobierno central.
Por medio de estudios de casos que abarcan una amplia gama de naciones de diferentes tamaños, niveles de desarrollo, grados de descentralización y sistemas de gobierno, en el libro que comentamos se demuestra que hay varios factores que frenan la desconcentración de los ingresos. La banca multilateral nos plantea que es necesario revisar las asignaciones de ingresos a escala local subnacional, que los gobiernos de estos niveles cuenten con mayores facultades para administrar la recaudación de ingresos propios.
Las reformas para fortalecer la movilización de esos recursos deben ir acompañadas por la introducción o la mejora de sistemas de transferencias, para equiparar, en la medida de lo posible, la capacidad recaudatoria con la necesidad de gasto.
El análisis y las experiencias de país presentadas en este libro pueden alimentar un debate significativo sobre el tema, que es explicado por diversos especialistas como Vicente Fretes y Teresa Ter-Minassian.
También tiene una voz interesante la banca de desarrollo como el BID, el Banco Mundial, el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) y el sistema local, como el Banco de Desarrollo del Perú y el Banco Agropecuario, cuyos representantes proponen una mayor atención a las regiones.
Existen dos razones por las cuales la región, en relación con su nivel de desarrollo, va a la zaga en términos de impuestos. En primer lugar, la mayoría de las naciones todavía está lejos de agotar su potencial recaudatorio. En segundo lugar, los impuestos aún no están diseñados como una herramienta para promover el desarrollo.
Aunque la situación tributaria varía entre los países, la región sufre un claro desequilibrio en el tema fiscal, con una descentralización de los ingresos sustancialmente inferior a la de los gastos. En consecuencia, muchos gobiernos regionales y locales son altamente dependientes de las transferencias del Gobierno central.
Por medio de estudios de casos que abarcan una amplia gama de naciones de diferentes tamaños, niveles de desarrollo, grados de descentralización y sistemas de gobierno, en el libro que comentamos se demuestra que hay varios factores que frenan la desconcentración de los ingresos. La banca multilateral nos plantea que es necesario revisar las asignaciones de ingresos a escala local subnacional, que los gobiernos de estos niveles cuenten con mayores facultades para administrar la recaudación de ingresos propios.
Las reformas para fortalecer la movilización de esos recursos deben ir acompañadas por la introducción o la mejora de sistemas de transferencias, para equiparar, en la medida de lo posible, la capacidad recaudatoria con la necesidad de gasto.
El análisis y las experiencias de país presentadas en este libro pueden alimentar un debate significativo sobre el tema, que es explicado por diversos especialistas como Vicente Fretes y Teresa Ter-Minassian.
También tiene una voz interesante la banca de desarrollo como el BID, el Banco Mundial, el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) y el sistema local, como el Banco de Desarrollo del Perú y el Banco Agropecuario, cuyos representantes proponen una mayor atención a las regiones.
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