Jorge Zavaleta Alegre (Desde Lima, Perú. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)
El mar es la reserva más grande de la vida humana. Esta afirmación,
décadas atrás era una verdad insoslayable. Sin embargo, la creciente e
irracional explotación de los recursos marinos y su conversión en un
depósito de desechos, pone en riesgo la destrucción de los océanos.
Esta advertencia proviene desde Meriterras, nombre de “La Ciudad bajo el mar”, que cuenta con tres colonias de niños corales, obra en la cual participan más de 70 actores entre 9 y 15 años.
En este nuevo espacio nacen niños corales cada 25 años que pueden permanecer despiertos solo treinta y siete horas. Y el renacimiento se altera porque han quedado atrapados en masas de plástico. Los niños ponen en alerta a la ciudad y con un equipo de buzos se rescata a los niños corales, quienes se sumergen en su mágico sueño.
“La Ciudad bajo el mar, es un llamado de atención a la humanidad. Mediante un lenguaje lleno de humor e ironía y música grata a los oídos ofrece ejemplos del buen uso de los medios de comunicación para cuidar el mundo submarino y las saturadas urbes de la tierra.
“La Ciudad bajo el mar”, con el libreto de Maritza Núñez y la dirección musical de Nilo Velarde, es una obra que nos ofrece el Ministerio de Cultura, a través del Coro Nacional de Niños, en el faraónico Teatro Nacional del Perú, que el público comienza a conocerlo y apreciar la potencialidad que tendría por delante, cuando se experimenta en la Región un creciente desarrollo del arte escénico, no obstante la pereza estatal.
Maritza Núñez, escritora, es graduada en dirección coral y pedagogía musical en Moscú, ha publicado cerca de una decena de poemarios, ha realizado estudios de teatro en la Universidad de Helsinki y la Escuela Superior de Málaga, entre otros méritos, sobre todo en el exterior.
Nilo Velarde, compositor, nació en Chimbote. Ha ganado el Premio de Composición Casa de las Américas. El Festival Klem Kurata de Berlín le encargó componer la obra “Del mar y sus orillas”. La creación musical de “La Ciudad bajo el mar” es su tercera colaboración con el Ministerio de Cultura del Perú.
La obra que presenta el Coro Nacional de Niños expresa también el nacimiento de jóvenes valores no solo en la actuación sino de especialistas en dirección musical, escenografía, arte multimedia, diseño de vestuario, iluminación, gestión y formación de públicos y sobre todo el tierno compromiso por un mundo mejor.
El Teatro Peruano ha comenzado a mejorar no solo desde un punto de vista cultural, después de una serie de limitaciones, logrando convocar a distintas generaciones.
El Teatro Quechua y su influencia durante la conquista y la república, marcó el inicio de una etapa que llega hasta el presente con sus tradiciones y remembranzas de sus antepasados.
El teatro en algunas de las capitales de Latinoamérica, hoy no es el mismo que hace dos décadas. En la actualidad es una manera de cómo se concibe la imagen de realidad representada.
Al parecer, los modos tradicionales con que se representaba la realidad en el teatro dejaron de ser convincentes. Los medios de comunicación que “bombardean” sobre el entorno compiten con el teatro, creando, ideas, creencias, imágenes y representaciones que remiten a un mundo plural, en el que no hay cabida de los textos oficiales y los discursos marginales y periféricos.
El nuevo teatro que se posiciona en el ámbito latinoamericano, ayuda a redefinir los términos de una realidad que se fundamentaba sólo en el poder referencial de la palabra, ampliando sus dimensiones significativas a otros códigos teatrales no verbales. En la historia reciente el teatro muestra la posvanguardia, el teatro experimental, y el teatro espectacular.
Esta advertencia proviene desde Meriterras, nombre de “La Ciudad bajo el mar”, que cuenta con tres colonias de niños corales, obra en la cual participan más de 70 actores entre 9 y 15 años.
En este nuevo espacio nacen niños corales cada 25 años que pueden permanecer despiertos solo treinta y siete horas. Y el renacimiento se altera porque han quedado atrapados en masas de plástico. Los niños ponen en alerta a la ciudad y con un equipo de buzos se rescata a los niños corales, quienes se sumergen en su mágico sueño.
“La Ciudad bajo el mar, es un llamado de atención a la humanidad. Mediante un lenguaje lleno de humor e ironía y música grata a los oídos ofrece ejemplos del buen uso de los medios de comunicación para cuidar el mundo submarino y las saturadas urbes de la tierra.
“La Ciudad bajo el mar”, con el libreto de Maritza Núñez y la dirección musical de Nilo Velarde, es una obra que nos ofrece el Ministerio de Cultura, a través del Coro Nacional de Niños, en el faraónico Teatro Nacional del Perú, que el público comienza a conocerlo y apreciar la potencialidad que tendría por delante, cuando se experimenta en la Región un creciente desarrollo del arte escénico, no obstante la pereza estatal.
Maritza Núñez, escritora, es graduada en dirección coral y pedagogía musical en Moscú, ha publicado cerca de una decena de poemarios, ha realizado estudios de teatro en la Universidad de Helsinki y la Escuela Superior de Málaga, entre otros méritos, sobre todo en el exterior.
Nilo Velarde, compositor, nació en Chimbote. Ha ganado el Premio de Composición Casa de las Américas. El Festival Klem Kurata de Berlín le encargó componer la obra “Del mar y sus orillas”. La creación musical de “La Ciudad bajo el mar” es su tercera colaboración con el Ministerio de Cultura del Perú.
La obra que presenta el Coro Nacional de Niños expresa también el nacimiento de jóvenes valores no solo en la actuación sino de especialistas en dirección musical, escenografía, arte multimedia, diseño de vestuario, iluminación, gestión y formación de públicos y sobre todo el tierno compromiso por un mundo mejor.
El Teatro Peruano ha comenzado a mejorar no solo desde un punto de vista cultural, después de una serie de limitaciones, logrando convocar a distintas generaciones.
El Teatro Quechua y su influencia durante la conquista y la república, marcó el inicio de una etapa que llega hasta el presente con sus tradiciones y remembranzas de sus antepasados.
El teatro en algunas de las capitales de Latinoamérica, hoy no es el mismo que hace dos décadas. En la actualidad es una manera de cómo se concibe la imagen de realidad representada.
Al parecer, los modos tradicionales con que se representaba la realidad en el teatro dejaron de ser convincentes. Los medios de comunicación que “bombardean” sobre el entorno compiten con el teatro, creando, ideas, creencias, imágenes y representaciones que remiten a un mundo plural, en el que no hay cabida de los textos oficiales y los discursos marginales y periféricos.
El nuevo teatro que se posiciona en el ámbito latinoamericano, ayuda a redefinir los términos de una realidad que se fundamentaba sólo en el poder referencial de la palabra, ampliando sus dimensiones significativas a otros códigos teatrales no verbales. En la historia reciente el teatro muestra la posvanguardia, el teatro experimental, y el teatro espectacular.
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