JORGE ZAVALETA ALEGRE PERIODISTA
PASÓ POR NUESTRA CAPITAL María Osmarina Marina Silva Vaz de Lima, hija política del legendario Chico Mendes, el gran ecologista brasileño, todo un símbolo de la defensa de la Amazonía desde la época de la fiebre del caucho.
Ella es natural de Río Branco, senadora, concejal y ministra del Ambiente de Lula da Silva; aspira a ser presidenta en 2014. A su paso por el Perú rumbo a Ecuador y Colombia, en una presentación del Instituto del Pensamiento Complejo Edgar Morin (IPCEM) y del Centro Regional de Capacidades en Educación para el Desarrollo Sostenible de la ONU, Marina Silva planteó a un numeroso auditorio “la crisis de la civilización” desde cinco grandes problemas que enfrenta el mundo: económico, social, ambiental, político y de valores.
Sus reflexiones para salir de esta cruda realidad pasan por el “cambio en el tejido social” y la emergencia de un nuevo sujeto político: el “activista auroral”, encarnado en la civilización, más allá de la política, de los gestos moralistas, del pesimismo u optimismo, sino de la persistencia.
Plantea así un nuevo modelo de desarrollo sostenible, no solo económico y social, sino también enfocado desde la diversidad cultural, de la sabiduría de los pueblos, eliminando las diferencias, dando valor supremo a la belleza. “Es una tarea de la civilización para conservar la vida”, dice.
Para el partido Verde de Brasil, que ella lidera, la mayor selva del mundo es tan vasta y aparentemente indómita que ha despertado sueños de riqueza infinita.
En el pasado, bajo el amparo de leyes favorables para la colonización, el gobierno brasileño dotó de enormes latifundios a incipientes empresarios que tenían por misión potenciar el crecimiento económico regional. Las nuevas actividades productivas implicaron una creciente deforestación y la depredación de los recursos.
Ante la inacción de los gobiernos, emergieron movimientos sociales en defensa de los árboles, de los cuales el más conocido fue Chico Mendes, en la década de 1980. “Los desafíos del desarrollo sostenible”, de los que habla la maestra e historiadora, a lo largo de sus 30 años de vida pública, pasan por la defensa de la ética, de la valorización de las riquezas naturales.
La difícil construcción del desarrollo local articulado al escenario nacional provocó diferencias políticas que la llevaron a renunciar a la cartera ministerial del Ambiente; aun así, consiguió reducir la deforestación. Hoy, Marina Silva es aspirante a seguir la estela de Dilma Rousseff, Michelle Bachelet y Cristina Fernández, entre otras lideresas continentales.
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