Francisco
Carranza Romero
Profesor peruano de la Universidad de Corea del Sur.
Ni bien nos ponemos a pensar en el tiempo
presente, éste se pasa y se vuelve pasado. Ni bien creemos quehemos capturadoel
presente por un instante, éste se escapa y vuela para nunca más ser capturado.
¿Cuánto dura lo actual, lo presente? A ver, que respondan los que se dan de muy
actualizados y modernos; y que también respondan los que reniegan del pasado.
Nuestros difuntos pertenecen al pasado
mientras los vivos somos el presente. Cuando recordamos con afecto a los que se
marcharon de esta vida queremos compartirles nuestras historias, proyectos, fiestas,
comidas y bebidas. Por esta razón, cuando visitamos las moradas de los difuntos
les llevamos comida, bebida, música y nuestras historias íntimas. Al dar las
ofrendas a los difuntos les decimos mental y hasta oralmente: Vean, oigan ycompartan
nuestra comida. No los olvidamos. Al contarles nuestras vidas, también les informamos
y pedimos ayuda desde la otra dimensión.
En el siglo XVI el sacerdote José de Acosta
(1540-1600) escribió sobre el rito a los difuntos practicado por los nativos
del Perú: “Creen que las ánimas de sus defuntos andan vagando, y que sienten
frío y sed, y hambre y trabajo, y por eso hacen sus aniversarios llevándoles comida, y bebidas y ropa”(Historia
natural y moral de las Indias”, Libro V, Cap. 7). Luego exhorta a los prelados
para que instruyan a los gentiles peruanos para que ya no sigan en la
“superstición gentílica”.A pesar de varios siglos de catequesis y prédicas,
muchos cristianos del siglo XXI de las zonas rurales siguen, como sus
antepasados, dando ofrendas de comida, bebida y música a sus difuntos porque es
su memoria histórica. Esta práctica de la tradición no significa queno colaboren
con los sacerdotes a quienes también lescontratanpara que celebren misas y
otros ritos para los difuntos. Y esta realidad pluricultural sólo exige el respeto
de la religiosidad indígena y la que han traído los europeos. Nadie debe
satanizar a los que son diferentes.
En
Corea del Sur he visto la actitud de los religiosos católicos, quienes, cuando
asisten a los ritos para los difuntos, respetan los ritos de los nativos con
influencias del taoísmo, confucianismo y budismo. En los funerales de los
católicos, fuera de la misa y el responso, dejan que las ceremonias sean
dirigidas por los maestros geománticos. En el Año Nuevo Lunar y en la fiesta
otoñal de Chusok asisten al rito de ofrecer comida y bebida a los difuntos
representados por una fotografía o una tablita con el nombre. Por el respeto que
muestran a otra manifestación cultural reciben mayor respeto de sus feligreses
y de los no creyentes. Un monje budista coreano, al hablar de los católicos
coreanos que son una minoría, opinó con sinceridad: Como los católicos saben
respetar merecen nuestro respeto.
Noviembre, mes de los muertos(ayakillaen quechua), es la oportunidad
para mostrar la tolerancia cultural. Lima, capital del Perú, es una ciudad
rodeada por “asentamientos humanos” (eufemismo porbarriada, suburbio), es
testigo de la variedad cultural que se muestra en esta oportunidad. Los
católicos europeizados y seguidores delcatecismo recuerdan a sus difuntos con
misas de varias categorías, responsos y ramos de flores. Los pobladores de los
asentamientos humanos (andinos que migraron a la capital huyendo de la inseguridad
y pobreza) demuestran sus ritos milenarios ofreciendo a sus difuntos comida,
bebida, flores, rezos en quechua y castellano. Y,como las orquestas y bandas de
músicos acuden a los cementerios para ofrecer sus servicios, los contratan para
que interpreten las tonadas que sus difuntosgustaban;entonces,
los vivos bailan llorando antelos difuntos. Así, los primeros días de noviembre
se convierten en fiestas del reencuentro de los vivos y los muertos.
A pesar de las críticas de algunos peruanosaesta
forma de recordar y comunicarse con los difuntos, semantiene la tradición
milenaria mezclada con los aportes cristianos. Como la tradición no ofende ni
contamina, sólo se pide el respeto. Que la divinidad y los difuntos juzguen
esta pluralidad cultural.
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