La  minería durante el
virreinato tiene capítulos aún ignorados. El 
gobierno ha aprobado un proyecto de ley para masificar el uso del gas en
Perú para  beneficiar a los sectores
populares. La propuesta legislativa considera dos elementos básicos: crear el
Sistema de Seguridad Energética, que buscará dotar  de infraestructura necesaria, es decir
ductos  y almacenamientos. Y   el Fondo de Inclusión Social Energético para
llegar con los productos derivados del gas a los sectores más vulnerables de la
población. 
Las fuentes de financiamiento, según versión oficial, provendrán de las tarifas del mercado libre eléctrico, el transporte de hidrocarburos líquidos y del gas natural. También impulsará la masificación del uso del GLP en las zonas rurales y mejorar el stock de balones de gas con una renovación periódica como medida de seguridad.
El gas natural se caracteriza por su eficiencia, bajo costo y limpieza. Es una energía versátil, tanto en el hogar como en diversas actividades comerciales. Su aplicación más frecuente es la generación de calor que permitirá superar las consecuencias del fríaje en las alturas de los andes.
En el Perú recién se comienza a explotar desde el 4 de agosto
del 2004. Según el MEM, no obstante los avances en lo que va del presente
siglo,  menos del 80% de la población de
Perú tiene acceso a la electricidad,  el
porcentaje más bajo de América Latinoamérica 
y el Caribe.
Durante la colonia la
minería  jugó una actividad prioritaria y
fue  al calor de la  combustión 
de la leña, el estiércol, el sebo, el aceite y sobre todo del ichu.  Un estudio del Instituto Riva Agüero, auspiciado
por Petroperú, índica que   durante la
presencia del virrey Toledo, en Huamanga, se 
dio  a conocer la importancia
capital  del ichu, “una hierba muy
abundante en esa comarca, que podía sustituir con ventaja a la leña·.
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| Ichu en Pampa Galeras, principal refugio de vicuñas | 
Esta paja  silvestre,
cada dos años alcanzaba  entre 60 y 80
centímetros y se podía  volver a segar
(Lohmann 1949). Gracias a la forma cómo los campesinos lograban ese combustible
fue posible el crecimiento  y la
continuidad de la producción de azogue, así como el descenso en el costo de
producción. El uso del ichu remplazó al de la leña,  y los pobladores  ya no tenían 
necesidad de desplazarse a grande distancias.
Las  bondades del ichu
atrajeron  la ambición  hacia 
su explotación y modificaron  el
modo  tradicional  de aprovecharlo. En 1,576, nuevamente Toledo
dictó una ordenanza  para proteger
este   recurso. El uso  del ichu provocó también  la 
modificación de los hornos para la fundición de los minerales. La
leña  dejó de utilizarse  cuando el proceso de disolver la plata con
azogue se comenzó a emplear en el Perú, aunque 
se había conocido desde  siglos
atrás.
En el altiplano peruano boliviano, gracias a la
educación,  acceso a la información  e intercambio con turistas, los jóvenes y
pobladores en general  no dejan de
plantear algunas interrogantes ante la avalancha de críticas sobre el lento
desarrollo energético del país:
¿Por qué si sus antepasados 
contribuyeron tanto a la minería, no solo con su mano de obra  sino con combustibles,  hoy  se
levanta  polvareda cuando se habla de
subsidio al precio del gas para las zonas más pobres?.  ¿Qué 
figura económica es aquella que beneficia solo a quienes gozan de
altísimos ingresos?. ¿Acaso las  zonas
residenciales de Lima no pagan por el agua y la energía tarifas  menores, y en  las zonas marginales el acceso a estos  servicios es  a  precios prohibitivos?.
La energía, de cualquier fuente y  a precio menor ayuda a la transformación de
los recursos naturales, como madera, frutas, crianza de animales, carnes y
derivados. El acceso al mercado permite  disponer de más ingresos. En consecuencia los
programas sociales pueden alcanzar mejores resultados. Se trata de acabar con
pobreza secular y  “la nueva pobreza” que
es la extrema desigualdad.
Ilustración: Copia de Guamán Poma de Ayala, Ciudad de Potosi, 
Biblioteca Real de Copenhague, Dinamarca, 1611-1613
Otras fuentes alternativas:


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