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Las primeras sociedades amazónicas se ha hecho generalmente en función de los restos materiales (cerámicos) encontrados en alguna localida Los fechamientos radiocarbónicos sirven para establecer la cronología absoluta de los depósitos, mientras que la tipología tecnológica-estilística sirve para orientar al investigador, dando una idea de la posible antigüedad de las evidencias (cronologia-relativa). En la mayoría de los casos, las fases han sido constituidas por la ubicación geográfica, los atributos morfológico-estilísticos de los materiales y por los indicios de la cronología absoluta o relativa que se ha podido reunir. En algunos casos, la información obtenida permite también establecer la extensión probable de los asentamientos relacionados con la fase. En otros casos, más reducidos, se ha podido obtener información sobre los alimentos que se consumían, sobre los materiales que utilizaban (trabajaban o intercambiaban), sobre las viviendas que construyeron, sobre las costumbres funerarias que tenían y eventualmente sobre los valores naturales y sobrenaturales que pudieron haber manejado. En esta minoría de casos las fases pueden llegar a tener la profundidad sociocultural que sirve para comprender y estudiar la primera historia de los pueblos del pasado.
35Es evidente que el registro arqueológico (los vestigios que se encuentran en el campo) siempre es limitado y siempre debe ser considerado como una pequeña muestra de lo que la antigua sociedad produjo. El dato arqueológico siempre sufre un constante deterioro, que limita el potencial de información que puede ofrecer. En la Amazonía, la constante humedad del clima, la extrema acidez de los suelos y el carácter omnipresente de la vegetación tupida impide la visibilidad y sobre todo la buena conservación de los materiales orgánicos y de ciertos minerales. Es por ello que la identificación de los sitios y de los contextos siempre es muy azarosa. En los últimos años esto ha cambiado para bien, gracias al avance de las ciencias físicas que permiten analizar muchos materiales que antes eran ignorados o simplemente desechados como inútiles o poco informativos. El progreso logrado en los métodos de registro físico y gráfico de los sitios y de los materiales ha permitido igualmente tener un panorama más amplio de la ubicación geográfica y de las asociaciones posibles de los distintos sitios o materiales. Por otro lado, la constatación de determinadas regularidades en el registro permite proponer modelos teóricos (a veces matemáticos) que ayudan a formular hipótesis de trabajo bien fundadas, que a medida en que se confirman o se desechan hacen avanzar el conocimiento factual de las antiguas sociedades. El mejor manejo de los diferentes tipos de evidencias y de modelos interpretativos permite comprender y sacar un provecho más completo del dato arqueológico. No obstante, nada remplaza el reconocimiento físico del terreno y la reflexión académica de las problemáticas que la arqueología siempre buscará: la mejor comprensión del accionar social del hombre.
36En el presente análisis no se sigue el esquema de periodificación propuesto por Meggers en 1966, pues la evidencia contextual de la región amazónica, con la que se cuenta hasta la fecha, no permite identificar los periodos definidos por la celebre autora. Este esquema evolutivo del desarrollo sociocultural de las sociedades precolombinas no encaja cómodamente en la región amazónica. Con la evidencia que hoy se maneja, se puede ver que los procesos sociales no son similares a los que pudieron haberse dado en la costa o en el altiplano andino; y esto sobre todo en lo que se refiere al desarrollo de un mismo tipo de cultura a nivel regional o a la homogeneización que implica una integración sociopolítica en un determinado momento. Aunque aquí no se trate en detalle de los supuestos Desarrollos Regionales o de la Integración geográfico política de las antiguas culturas, si se puede afirmar sin temor de equivocación alguna, que los fenómenos sociales que se dieron antiguamente en el medio selvático no siguieron la misma senda que las formaciones sociales del litoral.
37En vez de hablar de Precerámico o de Formativo se tratará en cambio de la época en que los grupos humanos dejan el modo de vida nómada, donde las actividades extractivistas (caza y la recolección) eran las principales actividades de subsistencia y adoptan paulatinamente un modo de vida semi-nómada o sedentario itinerante. Producen además una buena parte de sus alimentos y han desarrollado ya una destreza particular en las actividades que hoy se podrían calificar como artesanales: la alfarería, el tejido de las fibras vegetales, la cestería, el tallado de la piedra, la madera o el hueso, etc.
38Las investigaciones arqueológicas realizadas en la alta amazonía del sur oriente del país han permitido recabar un sinnúmero de datos que informan ampliamente sobre los modos de vida, los avances tecnológicos, la organización social, la planificación del uso del espacio, las costumbres funerarias y la cosmología en general de los pueblos asentados al este de los Andes. Aunque no se puede generalizar el modo de vida evidenciado en esta parte de la selva alta para toda la región amazónica, se piensa que muchos de los rasgos que aquí se discuten eran ya parte de la vida de los grupos humanos que poblaron el bosque tropical en estas primeras épocas. Naturalmente, sólo la investigación en otras partes del territorio amazónico podrá confirmar, corregir o complementar los datos que aquí se presentan. El mosaico de la arqueología amazónica recién comienza a formarse, los datos que aquí se exponen pueden servir de guía referencial para el tipo de evidencias que se deberían buscar en otras localidades. Por ello se las presenta con cierto detalle, recalcando en que son las bases empíricas que deberían sustentar un modelo teórico para comprender los modos de vida de las primeras sociedades selváticas.
39Con un acervo significativo de datos se podrá interpretar la evolución sociocultural en los distintos medios y paisajes amazónicos. Es muy probable que lo que se observa en la alta amazonía no se aplica cabalmente a la baja amazonía, donde la dualidad entre tierra firme y zonas inundadas (várzeas) exige otras estrategias adaptativas. Sin embargo muchas de las costumbres, técnicas, y creencias debieron haber sido ya generalizadas entre los pueblos selváticos, pues como se verá más adelante la INTERACCIÓN entre los pueblos era una práctica común. La comunicación, el intercambio de bienes e ideas, el conflicto entre grupos han dinamizado a los pueblos amazónicos. El contacto inducido por las relaciones de parentesco o por la necesidad de reunirse para ejecutar determinadas actividades colectivas unen constantemente a los pueblos en la actualidad y es muy probable que esta necesidad humana se fue formando paulatinamente a medida en que los distintos grupos sociales se establecieron a lo largo y ancho de las selvas orientales. El aislamiento voluntario no era precisamente la mejor estrategia para adaptarse a un medio difícil; en la práctica había más peligros en la soledad que en la sociabilidad. La sedentaridad itinerante forzosamente puso en contacto a distintos grupos dispersos sobre una región amplia.
NOTAS
1 “…a reasonable high state of efficiency by 3000 BC. The origins are to be sought in any of the extensive areas of riverine flood plain in the Amazon and northern South America” (Lathrap 1970:67).
2 Este método de datación, ideado en 1949 por Willard Libby, se fundamenta en principios de la física nuclear. Consiste en la medición del contenido de carbono 14 presente en un resto orgánico antiguo. El procedimiento parte del principio que en la biosfera hay varios isotopos de carbón, algunos no radioactivos como el C12 y el C13 y otros radioactivos como el C14. Durante la vida orgánica los seres vivos absorben los isotopos que están en la atmosfera, de manera que el contenido de C14 que un organismo ha acumulado durante su vida es igual a la cantidad de C14 presente en la biosfera cuando éste existió. Al momento de su muerte, el organismo deja de absorber el isotopo de C14 y la cantidad que se acumuló en su estructura se irá desintegrando con el paso el de C14 pierde la mitad de su composición cada 5730 años, es decir que se puede medir la cantidad de C14 presente en un resto orgánico del pasado, y compararlo con la cantidad que existe en la actualidad. La diferencia entre ambos dará un valor que refleja el momento en que el organismo antiguo dejó de absorber el C14 y, por ende se puede calcular hace cuanto tiempo el C14 comenzó a desintegrarse. Los cálculos modernos toman en cuenta las inconsistencias que se dan regularmente en la presencia del C14 en la atmosfera, pues varios factores pueden causar variaciones en los niveles de su constancia. Los rayos cósmicos afectan, por ejemplo, la intensidad del C14, así como las reservas no constantes de C14 que se acumulan irregularmente en los océanos, la materia orgánica y en las rocas sedimentarias. Es por ello que los físicos han desarrollado métodos de calibrar o corregir las inconsistencias en la medición original. Con la calibración de las medidas se pueden obtener fechas más exactas, medidas que reflejan mejor las proporciones entre el C12 y el C14 que tienen los organismos al momento de la medición.
ÍNDICE DE ILUSTRACIONES
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Ciencia ficción latinoamericana: disidentes zombis y extraterrestres en la Amazonía
Los relatos, en español y portugués, son radicales, rebosantes de tecnochamanes y estética indígena futurista, pero también abrevan de la herencia europea y africana de la región.
Los escritores latinoamericanos de ciencia ficción están dejando de usar paisajes y temas extranjeros y ahora ambientan sus relatos en la Amazonía, en paisajes montañosos andinos o en la inconfundible expansión urbana latinoamericana.Credit...Luis Carlos Barragán Castro.
Por Emily Hart
Reportando desde Colombia
10 de junio de 2023
Una nave espacial aterriza cerca de un pequeño pueblo de la Amazonía, orillando a que el gobierno local se encargue de una invasión alienígena. Los disidentes desaparecidos durante una dictadura militar regresan años después, convertidos en zombis. Los cuerpos empiezan a fusionarse, de pronto, al contacto físico, lo que obliga a los colombianos a navegar por nuevos y peligrosos bares de salsa y a ver cómo los guerrilleros de las FARC se han fusionado con aves tropicales.
En toda América Latina, las estanterías de “Ciencia ficción” llevan mucho tiempo llenas de traducciones de H. P. Lovecraft, Ray Bradbury, William Gibson y H. G. Wells. Pero ahora tendrán que competir con una nueva oleada de escritores latinoamericanos que se están adueñando del género, arraigándolo en sus países e historias. Dejando a un lado los campos de maíz y los rascacielos neoyorquinos, sitúan sus historias en la densa Amazonía, los escarpados paisajes montañosos andinos y la inconfundible expansión urbana latinoamericana.
La avalancha de ciencia ficción original llega en un momento en el que muchos lectores y escritores latinoamericanos se sienten ahogados por los temas folletinescos del realismo mágico y desensibilizados por las descripciones realistas de las luchas de la región contra la violencia.
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“Latinoamérica ha sido una región de ‘hoy’”, dijo Rodrigo Bastidas en una entrevista telefónica. Es cofundador de Vestigio, con sede en Bogotá, una de las pocas editoriales pequeñas e independientes de novelas latinoamericanas de ciencia ficción. “La gente me ha dicho que no tienen tiempo de pensar en el futuro porque están demasiado ocupados sobreviviendo en el presente, la supervivencia del hoy, de lo contemporáneo: guerras civiles, revoluciones, dictaduras”, comentó. “Entonces mucha de nuestra literatura ha sido realista, con una necesidad testimonial”.
ImageAn illustration showing a woman in a hat on a hill holding what looks like a phone to take a photograph of a dystopic landscape that includes faces rising higher than buildings, with giant red mouths stretched wide open.
La literatura puede unir las culturas de la región, mezclando la estética indígena con las herencias europea y africana.Credit...Luis Carlos Barragán Castro
En su opinión, la actual explosión narrativa arroja una luz diferente sobre la región: es emancipadora y propone liberarse de las historias recicladas y los héroes extranjeros.
“Nos estamos dando cuenta que el futuro no es algo que necesariamente tomamos a partir de la imposición de otros”, dijo Bastidas. “Podemos apropiarnos del futuro y construir nuestras propias formas del porvenir, potenciadas por ciencia ficción. Nosotros mismos podemos construirlo”.
Las narraciones, en español y portugués, son radicales e idiosincrásicas, rebosantes de tecnochamanes y estética indígena futurista, pero también influidas por la herencia europea y africana de la región. También se inspiran en historias turbulentas y en la urgencia del presente con temas como la colonización, la crisis climática y la migración.
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“Tenemos que reapropiarnos de nuestro futuro y dejar de pensar que somos un lugar pequeño y olvidado de la historia, un lugar al que ni siquiera los extraterrestres vendrían nunca”, declaró en una entrevista telefónica el escritor colombiano Luis Carlos Barragán, uno de las guías de esta tendencia. Su obra es una mezcla de los estilos de Douglas Adams y Jonathan Swift, con los pies bien puestos en suelo colombiano pero la cabeza volando en el cosmos.
La ciencia ficción latinoamericana se remonta a hace más de un siglo, pero a menudo ha estado aislada, con menos circulación que los titanes del género en lengua inglesa y sin una tradición o mercado regional integrado. Debido a los laberínticos requisitos de exportación, que hacían que fuera casi imposible vender libros fuera del país de impresión, los editores y escritores los cruzaban ellos mismos, cargando maletas llenas de libros a través de las fronteras.
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A black and white photo of the Colombia author Luis Carlos Barragán.
El escritor colombiano Luis Carlos Barragán ha explorado el género. En una de sus obras, Estados Unidos amenaza con invadir su país para gestionar la llegada de un extraterrestre, alegando que Colombia no está a la altura de la misión.Credit...Will Kou
Las crisis políticas y económicas de América Latina en el siglo XX y principios del XXI causaban estragos una y otra vez en la escritura y la producción remuneradas. Pocas editoriales se arriesgaban con un autor nuevo o local si Philip K. Dick era un éxito de ventas seguro. Los elevados precios del papel y la devaluación de las monedas locales dificultaban aún más las publicaciones.
Pero la energía de los aficionados preservó esa literatura, con fanzines que se guardaban en disquetes, se fotocopiaban y más tarde se leían en línea. El aumento del acceso digital amplió el espacio para los lectores y escritores de ciencia ficción, y la pandemia aceleró el intercambio y el descubrimiento de lo que se había convertido en una comunidad extensa y apasionada.
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“Ya no sentimos que éramos los raritos de las fiestas”, afirma Bastidas. “En todos los países de América Latina estaba ocurriendo lo mismo”. Las grandes editoriales como Minotauro (un sello de Planeta) están empezando a publicar más obras originales, aunque las pequeñas siguen siendo el alma del género. La apuesta por autores poco conocidos y originales está dando sus frutos: las ventas aumentan.
A medida que la galaxia de comunidades locales de ciencia ficción entraba en contacto más estrecho, compartían ideas y desarrollaban tácticas: las editoriales empezaron a buscar inversiones para la producción de libros a través de plataformas como Kickstarter y también comenzaron a publicar en línea o simultáneamente con otros sellos, ayudadas por la expansión de la venta de libros a través de Amazon en la región.
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An illustration showing two monsters rising from what looks like a tropical forest valley between cliffs. A man in Indigenous garb holds a glowing disk pointed in their direction from one of the nearby cliffs.
Las narraciones son radicales e idiosincrásicas, con tecnochamanes y estética indígena futurista, pero también tienen influencias de la herencia europea y africana.Credit...Luis Carlos Barragán Castro
Tras recorrer su propio camino durante años, los escritores latinoamericanos de ciencia ficción están ganando premios fuera de sus fronteras en países como España y Estados Unidos. También despiertan el interés de la academia, incluso en Norteamérica: Yale celebró en marzo su primera conferencia sobre ciencia ficción latinoamericana.
Los escritores también están recurriendo a una amplia gama de temas e influencias que a menudo se convierten en anárquicos, feministas, queer o del inframundo, incluyendo el género negro, la fantasía, el New Weird lovecraftiano y estilos punk hechos latinoamericanos: steampunk mugriento, ciberpunk urbano, realidad virtual ambientada en barrios marginales o piratas que sobrevuelan los Andes en zepelines.
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Incluso hay un “gauchopunk” rural, con androides gauchos que sueñan con ñandúes eléctricos, conjurado por el escritor argentino Michel Nieva como una referencia irónica a ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, de Philip K. Dick.
“No dejamos nada puro”, dijo el escritor cubano Erick Mota. “Hemos contaminado las cosas por excelencia, y solo por aceptar y mezclar, nos volvemos nosotros mismos”, comentó. “No hay un solo concepto de ciencia ficción que no hayamos tomado y adaptado a nuestro contexto, hecho mestizo”.
En los altos Andes de Perú y Ecuador proliferan las obras inspiradas en el neoindigenismo, que adelantan cosmologías y estéticas en el tiempo para florecer como viajes espaciales, robótica o realidad virtual.
Los escritores de Argentina y Colombia han creado una ola de ciencia ficción influida por el terror corporal, conocida como splatterpunk. Pocos son más mordaces que Hank T. Cohen, de Colombia, o Agustina Bazterrica, de Argentina, cuyo Cadáver exquisito fue un fenómeno en TikTok. Se ha traducido a varios idiomas y se está produciendo una adaptación televisiva.
En Brasil, el afrofuturismo ha alzado el vuelo con una explosión de ciencia ficción inspirada en la herencia y la cultura africanas. Las obras están estrechamente vinculadas a un movimiento creciente contra el racismo estructural en el país, entre ellas las de escritores como Ale Santos, publicadas por HarperCollins Brasil.
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En México, escritoras como Gabriela Damián Miravete utilizan la ciencia ficción para enfrentarse a la epidemia de violencia que padecen las mujeres en su país. En el cuento “Soñarán en el jardín”, que se tradujo al inglés y ganó el premio Otherwise, Damián da una segunda vida a las víctimas, construyendo un mundo en el que las mentes de las mujeres asesinadas se captan digitalmente en hologramas que “viven” juntos en un jardín.
Las experiencias latinoamericanas de alteridad y progreso impregnan las nuevas historias, especialmente la etiqueta de “país en vías de desarrollo”, privada de sentido en futuros lejanos o por invasiones alienígenas. La antología anticolonial El tercer mundo después del Sol, de Bastidas, se publicó en todo el mundo hispanohablante, incluida España, donde la ciencia ficción latinoamericana rara vez ha tenido éxito.
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The book cover for “Tender Is the Flesh” has an illustration that is part a photo of a woman's face, shot from the side and seen only up to the nose and ears, and part an outline, in red, of a bull's head. The woman's face and the bull's head merge as if into one.
Cadáver exquisito, la novela de Agustina Bazterrica, fue un fenómeno en TikTok y se ha traducido a varios idiomas.
En la sátira telescópica de Barragán Tierra contrafuturo, Estados Unidos amenaza con invadir Colombia para gestionar la llegada de extraterrestres, alegando que Colombia no está a la altura. Los consejos intergalácticos exigen que la Tierra solicite el ingreso. El planeta no cumple los criterios para ser considerado civilizado, y su solicitud es rechazada.
Mota encuentra un terreno inexplorado no sólo al replantearse el futuro, sino al reescribir el pasado. Habana Undergüater imagina que la Unión Soviética ganó la Guerra Fría y que los estadounidenses buscaron refugio en Cuba, llegando en barcos para intentar empezar una nueva vida en barrios degradados o inundados. Yendo más atrás, la novela más reciente de Mota, El foso de Mabuya, imagina leviatanes que destruyen la expedición de Cristóbal Colón antes de que llegue a las Américas y pinta los continentes unidos bajo los pueblos indígenas.
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“Vivimos en un momento en que los Estados Unidos y Europa están replanteándose la historia, y cuestionándose la esclavitud y la colonización”, afirmó. “Con esto, podemos vencer viejos traumas”.
Las crisis inmediatas han alimentado subgéneros como la ficción climática latinoamericana, o cli-fi, —obras especulativas relacionadas con el medioambiente—, entre ellas la obra del uruguayo Ramiro Sanchiz, el boliviano Edmundo Paz Soldán y la dominicana Rita Indiana, cuyos libros están disponibles en inglés. Entremezclan apocalipsis climáticos, viajes en el tiempo y realidad virtual con mitología yoruba, deforestación amazónica y plantas psicodélicas inspiradas en la ayahuasca.
También está en auge la ficción vírica nacida durante la pandemia de coronavirus; conocida como vi-fi. La nueva novela de Nieva, ganador del premio O. Henry, es La infancia del mundo, una fábula kafkiana sobre el dengue. Y la escritora uruguaya Fernanda Trías se ganó la aclamación internacional con Mugre rosa, una clarividente combinación de ficción climática y pandémica que se ha traducido a siete idiomas, en la que una plaga llega en un viento rojo venenoso y una crisis alimentaria deja a la humanidad sin otra cosa que comer que baba rosa.
Los relatos cortos que juegan con la ciencia ficción están llamando la atención en manos de escritoras como la boliviana Liliana Colanzi y la argentina Samanta Schweblin, muy traducida en la actualidad y cuya obra Siete casas vacías ganó el año pasado el National Book Award de literatura traducida.
Incluso Marte se está reescribiendo. La editorial de Colanzi tiene, como ella dice, “un pie en la selva y el otro en Marte”, y pisó el planeta en su última colección, Ustedes brillan en lo oscuro.
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“Marte ya era muy colonizado por ciencia ficción anglosajona”, dijo Colanzi. “Buscaba la libertad de crear mi propia colonia marciana”.
Ya sea reescribiendo mundos antiguos o concibiendo otros nuevos, en la región se está produciendo “una explosión de la imaginación”, afirmó Barragán.
“La sombra de la ciencia ficción anglosajona ha estado sobre nosotros durante mucho tiempo”, dijo. “Pero estamos repensando lo que es ser latinoamericano”.
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