Papel de Arbol

miércoles, 5 de agosto de 2020

FUTURAS INVERSIONES EN LATINOAMERICA



Jorge Zavaleta Alegre

Todos los años el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) presenta en su publicación emblemática, Desarrollo en las Américas (DIA), una investigación profunda sobre uno de los principales desafíos económicos y sociales que enfrenta América Latina y el Caribe. 

Los temas tratados han variado desde ahorro, productividad, vivienda y deuda hasta políticas productivas, calidad de vida e impuestos. 

En la edición 2020,  centra su antención en en la infraestructura, elemento  clave  para  la  prosperidad  y  el  crecimiento  de  la  región.  Por cierto,  no olvida  que  el tema también está articulado a los efectos de la  pandemia  del coronavirus,,

¿Qué debe hacer América Latina y el Caribe ante este nuevo escenario? 

Mientras los gobiernos se concentran en la emergencia sanitaria, también deben atender los reclamos que sus ciudadanos ya estaban expresando cuando estalló esta crisis. 

La Banca Multilateral considera hoy más que nunca, que es una oportunidad de impulsar las Estructuras a Servicios que  hará posible la recuperación de  los  efectos  económicos. de  anticiparnos  a  las  necesidades  de  un mundo con un clima más incierto.

En el contexto de una revolución digital es posible mejorar los servicios en el centro a los consumidores. En  2005,  el  gran  desafío  en  América Latina y el Caribe seguía siendo la enorme brecha en la cobertura de los servicios básicos. Sigue siendo urgente ampliar las redes de carreteras, de electricidad y de agua para llevar el desarrollo hasta los pueblos más remotos y a las zonas más desfavorecidas de nuestras ciudades. 

La banca interamericana de la Región en los últimos 15 años  impulsó proyectos para beneficiar a 110 millones de personas con redes de agua potable,  redes de energía eléctrica a más de 100 millones de personas, muchas de ellas en zonas rurales y periurbanas de bajos ingresos. 

Países  como  Paraguay  duplicaron  el  porcentaje  de  rutas  pavimentadas. La inversión en el transporte público, especialmente los sistemas de autobuses  conocidos  como  BRT,  que  se  inventaron  en  Brasil,  creció  de manera exponencial en la región y en el mundo. 

También se expandieron las redes de metros subterráneos. La tecnología digital resultó un complemento indispensable a la inversión para expandir el acceso a servicios para más gente.

En 2005, apenas el 34% de gente usaba Internet en su casa. Hoy tenemos más celulares que personas, la  enorme  mayoría  de  la  gente  navega  en  línea,  muchos  usamos  aplicaciones de transporte compartido, y pasamos más horas en redes sociales que  cualquier  otra  parte  del  mundo. 

En  tiempos  de  cuarentena,  esto  es una  bendición  que   ha  permitido  estar  conectados  aun  cuando  estamos separados físicamente. Pasada la emergencia, la conectividad digital y sus aplicaciones serán el puente hacia un futuro mejor en los servicios de infraestructura. 

Es urgente llegar a la  universalización  de  los  servicios  debe  ser  una  prioridad. Hoy,  las  expectativas  de  la  gente  no  son  las  mismas  que  eran hace 15 años.

Muchas de las protestas sociales que vivimos en 2019 fueron fueron contra los aumentos en las tarifas del metro o el precio de la gasolina.  No basta con tener acceso a un bus moderno, si el bus llega tarde y sigamos viajajando apiñados, sin aire para respirar.

Las familias de bajos ingresos dedican el 15% de sus ingresos a pagar los servicios  de  agua,  electricidad  y  transporte  público,  lo  que  equivale  a  casi 5 puntos porcentuales del ingreso más que en el Asia emergente. 

Múltiples ensayos de economía, historia, salud mental llevan a odo esto nos lleva a la conclusión que a la “era del concreto” tenemos que reemplazarla por la “etra de los servicios”.

Hay  muchos  ejemplos  en  la  región  que  demuestran  que  tenemos la capacidad de hacerlo.  Argentina lo hace con un programa de transporte y protección social conocido como el SUBE. El programa deposita subsidios  directos  en  las  tarjetas  de  los  viajeros  más  pobres,  aliviando la  carga  del  gasto  en  transporte  para  uno  de  cada  tres  habitantes  de Buenos Aires. 

En  Colombia,  Empresas  Públicas  de  Medellín  (EPM)  hace  muchos años  que  es  un  líder  reconocido  en  la  atención  al  cliente.  EPM  no  solo ofrece  programas  flexibles  para  facilitar  el  pago  de  servicios  de  agua  y electricidad  a  hogares  de  bajos  ingresos.  También  los  ayuda  a  comprar electrodomésticos más eficientes y ecológicos.

El cambio climático,  el  valor  de  la  biodiversidad,  y  las  nuevas  expectativas  de  participación  social  han  alterado  para  siempre  la  definición  de  un  proyecto sostenible. Tenemos  que  aprovechar  las  soluciones  y  el  potencial  que  proveen  las  fuentes  de  energía renovables, como la eólica y solar. Si no actuamos de manera sostenible y luchamos contra el cambio cli - mático, entonces estamos poniendo en riesgo nuestro futuro.

Los fondos de pensiones en nuestra propia región hoy gestionan más de US$3 billones (los llamados trillones en inglés). Pero por ahora, los fondos de pensiones invierten solo el 1% de sus activos en infraestructura. Esto debe cambiar. 

Se asoman revoluciones tecnológicas  como  la  telefonía  5G... Igualmente los  vehículos  autónomos  y  la  energía  solar generada en los hogares, que nos obligarán a abandonar muchos de los supuestos de la época anterior. 

La palabra “ infraestructura ” tiene diferentes significados para diferentes personas. La mayoría suele asociarla con estructuras como puertos, aeropuertos, caminos,  alcantarillado  y  centrales  eléctricas. 

Son  menos  las  que  la  asocian con los servicios que esas estructuras prestan, aunque lo que consumen son estos  servicios.  La  electricidad,  el  transporte,  el  agua  y  el  saneamiento  son servicios  indispensables  en  las  sociedades  modernas,  que  permiten  que  las personas sean productivas y saludables y alcancen sus aspiraciones. 


Un  análisis  de  las  conversaciones  en  las  redes  sociales  confirma  que la cantidad y calidad de los servicios son mucho más importantes para los usuarios  que  la  disponibilidad  o  la  construcción  de  activos. 

La  nube  de Los servicios: el lado olvidado de la infraestructura 1 En  este  libro,  el  término  infraestructura  se  refiere  exclusivamente  a  la  infraestructura económica (energía, transporte, telecomunicaciones y agua y saneamiento). La infraestructura  social  (escuelas,  hospitales,  tribunales)  y  los  servicios  que  proporcionan presentan muchas características y retos similares a los de la infraestructura económica, pero no se abordarán en este libro.  

Muchos gobiernos han realizado esfuerzos para abordar algunas de sus limitaciones institucionales locales. Por ejemplo, desde 2017, como consecuencia del  caso  Odebrecht,  un  número  creciente  de  países  ha  creado  comisiones  La regulación es el trampolín para mejores servicios.

Los cambios estructurales en el funcionamiento de los mercados regulados de infraestructura, como el creciente papel de la contratación electrónica y las oportunidades ofrecidas por la revolución digital, están creando un flujo sostenido de nuevas demandas de regulación. 

Por ello, son esenciales la velocidad del ajuste de la regulación y la flexibilidad para adaptarse. Los mercados y las sociedades están cambiando rápidamente; para acompañar este proceso, los reguladores  tienen que ponerse al día con la mayor celeridad posible y ofrecer a la vez un marco confiable, predecible y justo para inducir resultados que defiendan los intereses de todos los actores interesados. 

Los  nuevos  actores,  ya  sea  en  el  lado  financiero,  de  la  producción  o del consumo del mercado, exigen medidas para transformar la arquitectura regulatoria. Los reguladores de América Latina y el Caribe tienen una oportunidad  para  aprender  de  experiencias  dentro  y  fuera  de  la  región. Hay una necesidad evidente de ajustar la regulación para tener en cuenta el surgimiento de nuevos agentes tan diferentes como inversionistas institucionales,  nuevos  proveedores  locales  de  servicios  digitales,  nuevos usuarios  o  productores,  o  sencillamente  nuevos  proveedores  pequeños de  servicios  locales  que  desean  competir  con  los  grandes  operadores extranjeros  tradicionales. 

Las  redes  sociales están aumentando de facto el número de actores interesados, porque permiten  una  veloz  movilización  de  personas  o  grupos.  Este  volumen  más grande y más alto de voces a menudo ha producido información útil para los reguladores. Los medios de comunicación procesan gran parte de esta información con mayor rapidez que los reguladores, lo que obliga a adaptar los procesos de decisión que llevan a cambios en el marco regulatorio. A  menos  que  los  gobiernos  de  América  Latina  ajusten  progresivamente su regulación de manera más sistemática para anticipar y abordar el impacto de estos nuevos actores en el funcionamiento de los mercados.

Los  servicios  de  infraestructura  están  cambiando  a  una  velocidad  vertiginosa.  Por  el  momento,  ningún  país  ha  adoptado  un  enfoque  sistemático  para gestionar  activamente  y  de  manera  realista  la  próxima  ola  de  reformas regulatorias. 

Además, no hay directrices de política general para dirigir la transición desde la antigua regulación a la nueva sobre la base de la expe - riencia internacional para estructurar la gestión del cambio. 

En resumen, los gobiernos de la región tienen la oportunidad de aprovechar al máximo la transformación de los servicios, de evitar algunas de las  fallas  de  las  prácticas  regulatorias  pasadas  y  de  sacar  provecho  de las muchas oportunidades que existen para mejorar. 
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Para esto es preciso actualizar políticas regulatorias, instituciones e instrumentos. También se requiere una buena dosis de humildad para reconocer que nadie tiene una solución  prefabricada  que  pueda  adaptarse  adecuadamente  a  conextos en constante cambio. Esto, a su vez, exige una cultura de evaluación permanente,  voluntad  para  probar  y  medir  el  impacto  de  las  opciones  y acciones  y  capacidad  para  realizar  consultas  abiertas  y  eficaces  con  los consumidores, los proveedores de servicios y otros actores interesados. 

A  medida  que  América  Latina  y  el  Caribe  pasa  rápidamente  de  las estructuras  a  los  servicios,  los  reguladores  deben  actuar  ahora  para  no perder el tren y seguir el camino correcto hacia una mejor infraestructura en la región.

Sin  embargo,  no es  suficiente  definir  las  reformas  requeridas  para  que  las  oportunidades se conviertan en realidad. El proceso para adaptar las políticas regulatorias,  las  instituciones  y  los  instrumentos  es  fundamental.  

Subestimar  los desafíos de la transición asociados con las reformas es uno de los motivos por los que las regulaciones y las instituciones regulatorias han generado decepción  con  más  frecuencia  de  lo  esperado  desde  la  década  de  1990.

 LA REGULACIÓN: 
EL TRAMPOLÍN PARA MEJORES SERVICIOS 

Para realizar un seguimiento de las debilidades de los procesos regulatorios y de contratación pública y adquisiciones, al  mismo tiempo, som necesario lo cambios estructurales en el funcionamiento de los mercados regulados de infraestructura, como el creciente papel de la contratación electrónica y las oportunidades ofrecidas por la revolución digital, 

Por ello, son esenciales la velocidad del ajuste de la regulación y la flexibilidad para adaptarse. Los mercados y las sociedades están cambiando rápidamente; para acompañar este proceso, los regulado - res tienen que ponerse al día con la mayor celeridad posible y ofrecer a la vez un marco confiable, predecible y justo para inducir resultados que defiendan los intereses de todos los actores interesados. 

Los  nuevos  actores,  ya  sea  en  el  lado  financiero,  de  la  producción  o del consumo del mercado, exigen medidas para transformar la arquitec - tura regulatoria.  Los reguladores de América Latina y el Caribe tienen una oportunidad  para  aprender  de  experiencias  dentro  y  fuera  de  la  región. 

Las  redes  sociales están aumentando de facto el número de actores interesados, porque per - miten  una  veloz  movilización  de  personas  o  grupos.  Este  volumen  más grande y más alto de voces a menudo ha producido información útil para los reguladores.

Los medios de comunicación procesan gran parte de esta información con mayor rapidez que los reguladores, lo que obliga a adaptar los procesos de decisión que llevan a cambios en el marco regulatorio.

No perder el tren de la Historia. Las nuevas tecnologías plantean nuevos retos, actualización permanente. Es un reto para todos, sin excepción.

AUTORES QUE CONTRIBUYERON 

José  Agustín  Aguerre,  gerente  del  Sector  de  Infraestructura  y  Energía, y Eric Parrado, economista jefe y gerente general del Departamento de Investigación.

Principales autores de cada capítulo: Tomás Serebrisky, Ancor Suárez-Alemán, Juan Pablo Brichetti - María Eugenia Rivas. Tomás Serebrisky, Ancor Suárez-Alemán y Cinthya.  Andrew Powell, Fabiana  Machado,  Michelle  Hallack,  María  Eugenia  Rivas, Cinthya Pastor, Darcia Datshkovsky y Laureen Montes Calero.
Tomás  Serebrisky,  Tommy  Murphy,  Juan  Pablo  Brichetti  y Pau Puig Bridget Hoffmann, María Eugenia Sanin y Adrien Vogt-Schilb. Adrien Vogt-Schilb, María Eugenia Sanin y Bridget Hoffmann Allen  Blackman,  
Roberto  Guerrero,  Robin  Hamaker-Taylor, Amanda Rycerz, Maja Schling y Laura Villalobos.
Michelle  Hallack,  David  López  Soto,  María  Eugenia  Sanin  y Virginia Snyder. 
Agustina Calatayud y Juan Carlos Muñoz. Fabiana MachadoEduardo Cavallo. Juan Pablo Brichetti y Tomás Serebrisky. Tomás Serebrisky y Antonio Estache.







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