El Santander insiste en
crear Una nueva Doctrina Botín en
el Caso Popular.
Antes pasemos por el Perú. Aparentemente la banca brinda servicios generales relativamente eficientes, no se conocen mayores escándalos o la prensa trata de ocultar en lo posible porque la dependencia es muy grande y solida. Perú, un país con una creciente masa laboral informal, porque la formalidad abusa con la pequeña empresa y premia a las grandes mediante moratorias infinitas... Aún más, los malos servicios para los pequeños tardan en ser corregidos, pero en cuanto a los daños a pequeños ahorristas se pierden entre encuesta y encuesta, cartitas cordiales, siguiendo a la hipocresía aristocrática del pasado. Toda la jurisprudencia financiera opera en favor del gran ahorrista, pero no hay futuro para el pequeño, que sufre algún robo o clonación de una tarjeta. Las "soluciones" tardan meses de meses. La Banca Telefonica es la más lenta e indiferente. No se preocupa ni siquiera de registrar la dirección electrónica y las derivaciones de esa desatención recaen sobre el incrédulo ciudadano que su tarjeta es sinónimo de seguridad. He consultado a dos juristas de intachable conducta, David Flores Vásquez y Adolfo Céspedes Thorndique, imposible de que sean callados por agentes, por ejemplo del Banco que siempre se irriga la representación del Perú. En el intercambio de comunicaciones puedo afirmar que este Banco no tiene supervisión alguna. La SBS y AFP, Indecopi, Infocor son organizaciones públicas y privadas que no velan en absoluto por el reclamo de un ciudadano. Quien escribe esta crónica sufrió la clonación de una tarjeta de crédito, que si hubiera sido emitida en la matriz internacional, el problema era resuelto en 24 horas. Pero ya pasaron más de 15 meses y el reclamo aún no ha sido resuelto en su integridad. en cero. Debo saludar el esfuerzo de algunos funcionarios, especialmente de Trujillo, que han hecho lo posible de dar solución. Pero la maquinaria que trabajó desde 1990 como socio del Fujimorismo, ofreciendo inclusive su avión privado al mafioso socio del entonces president de la República, mantiene un grueso callo jurídico para no respetar al ahorrista, al país de los trabajadores, de la gente honrada. Una nota en el espacio sideral es un suave brisa que acaricia el corazón de estos astutos dueños del Perú.
Pasemos al Banco Santander ha vuelto a
recurrir la decisión del juez Calama Teixeira de imputarle penalmente,
insistiendo en la similitud entre el Caso Banco Popular y lo ocurrido con Banco
Valencia y CaixaBank, según Diario16.
Por
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30/03/2019
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Tal y como indicaba el auto del juez
Calama Teixeira en relación a la imputación penal del Santander en el Caso
Banco Popular, dicha decisión podía ser recurrida y el banco presidido por Ana
Patricia Botín, aún sabiendo que la opinión del juez y de la Fiscalía
Anticorrupción es la de mantener dicha imputación, ha decidido presentar
recurso, un texto en el que incide en la creación de un «banco nuevo» para
evitar dicha imputación. Además, vuelven a insistir en la equiparación de lo
ocurrido con el Popular con lo sucedido con Banco Valencia y CaixaBank. Sin
embargo, el recurso oculta demasiadas certezas.
El Santander reconoce que la causa de
la resolución fue la crisis de liquidez generada en el segundo trimestre de
2017 y no de solvencia. Por tanto, están culpando directamente a la gestión de
Emilio Saracho y que esa fue la única razón por la que las autoridades
bancarias europeas tuvieron que aplicar el Mecanismo Único de Resolución (MUR).
Para justificar la existencia de un
nuevo y un viejo Popular el recurso del Santander dice lo siguiente: «se
produjo la completa e inmediata renovación de los órganos de administración y
de alta dirección de Banco Popular. Banco Santander ha puesto al frente a un
equipo gestor que se ha hecho cargo de la delicada situación de la entidad y ha
conseguido que el nuevo Banco Popular se encuentre saneado y deje atrás los
problemas de liquidez que lo convirtieron en inviable y forzaron su
resolución». Esto es algo habitual cuando se produce la compra de una entidad o
de una empresa: cambiar al Consejo de Administración, por lo tanto, no es una
causa para determinar que el día 7 de junio naciera un nuevo Banco Popular.
Además, afirma que el hecho de que
Santander inyectara liquidez en la entidad el mismo día de su compra es otra demostración
de que ese era el nuevo banco, olvidándose del hecho de que el Popular
disponía, según un informe del Banco de España, de liquidez suficiente para
estar en disposición de funcionar con normalidad el día 7 de junio.
Respecto a las coincidencias de este
caso con el de Banco de Valencia y CaixaBank, la entidad cántabra afirma que
«las similitudes en la situación de partida y la conclusión entre Banco de
Valencia y ambos casos son evidentes: (i) tanto Banco de Valencia como Banco
Popular eran entidades inviables, con problemas graves de liquidez; y (ii) se
aplicó en ambos casos como herramienta de resolución la venta del banco a una
tercera entidad (i.e., CaixaBank y Banco Santander, respectivamente),
acompañando dicho proceso de venta con la imposición de la previa absorción de
pérdidas por parte de los accionistas y acreedores subordinados del banco en
resolución (además de, en el caso de Banco de Valencia, el apoyo financiero
público).
Lo que no dice el Santander
El Santander pretende que esos hechos
demuestren que ellos compraron por un euro un banco y que en apenas unas horas
lo transformaron en otro totalmente distinto. Sin embargo, hay que tener en
cuenta que cesaron al Consejo de Saracho pero que Uría y Menéndez continuó
asesorando en favor de la entidad cántabra para hacerse con el patrimonio del
Popular y de sus accionistas.
Por otro lado, tal y como hemos
indicado en repetidas ocasiones en Diario16, el Caso Popular y el Caso Banco
Valencia no tienen nada que ver, por mucho que Uría pretenda hacer una
argumentación farragosa en la que mezcla hechos que distorsionan la realidad.
En ambos casos se produjo una adquisición derivada de un proceso de resolución,
eso es cierto. No obstante, hay un hecho claro que los diferencia: la entidad
valenciana fue declarada insolvente, había recibido un rescate público y su
principal accionista, Bankia, renunció a salvarlo. El Banco Popular, por su
parte, fue resuelto a causa de una grave crisis de liquidez pero seguía siendo
un banco solvente. Además, a los accionistas se les expolió sin darles la
oportunidad de decidir sobre el futuro de SU ENTIDAD.
Según fuentes del sector financiero
consultadas por Diario16, Banco Popular estuvo interesado en el proceso de
venta de Banco Valencia y el subgobernador Fernando Restoy redujo el número de
posibles postores a finales de 2012. «Restoy algún día tendrá que explicar su
papel en el Caso Bankia y la querencia que tiene por el Santander, que muchos
conocen y sufrieron», confirman las mismas fuentes.
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