Francisco Carranza
Romero
Profesor de la Universidad de Corea del Sur
La lectura del libro “Víctor Raúl Haya de la Torre: Bellas Artes, Historia e
Ideología” (2018, PUCP, Lima) del doctor trujillano Eugenio Chang-Rodríguez es
un material valioso porque ayuda a conocer muchos datos testimoniales del
fundador de APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana) porque el autor conoció
y compartió momentos con Víctor Raúl Haya de la Torre (VRHT).
El libro presenta los
datos biográficos de VRHT en orden cronológico: Nació el 22 de febrero de 1895,
en Trujillo, área geográfica de la cultura precolombina mochica. Desde su
infancia visitó las ciudades de barro como Chanchan, contempló las bellas cerámicas
que reproducen imágenes de vegetales, animales y gentes con sus costumbres y
actividades (pesca, deporte en caballitos de totora, enfermedades, curanderismo
y momentos de alegría y tristeza). Después, al recorrer el Perú conoció otros vestigios
de construcciones y artes como la antigua industria textil del Perú.
Creció
saboreando la rica realidad artística: las artes plásticas de las escuelas
europeas que trajeron los españoles y que fueron bien recibidas y peruanizadas
por el talento de los peruanos; los géneros de música precolombina, europea y africana.
Fue estudiante del
colegio Seminario San Carlos y San Marcelo (Trujillo) donde tuvo como condiscípulos
a Macedonio de la Torre, Alcides Spelucín…
En 1913 ingresó a la
Universidad Nacional de Trujillo donde conoció al poeta César Vallejo Mendoza
con quien cultivó una gran amistad como para defenderlo de las críticas injustas
y prejuiciosas de los aristócratas trujillanos (“Hiperestesia. Mis primeros
versos para César Vallejo”. Publicado con el seudónimo Juan Amateur). Una leal
demostración amical. Vallejo y VRHT fueron miembros del
Grupo de Trujillo que
más tarde se convirtió en Grupo Norte donde también estuvo Ciro Alegría.
En 1917 se trasladó a
la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Fue vicepresidente de la
Federación de Estudiantes del Perú. Con este cargo conoció a Manuel González
Prada, quien entonces era el director de la Biblioteca Nacional. En sus años de
universitario estuvo en contacto con los movimientos de los estudiantes y
obreros. Estas actividades lo hicieron “peligroso” para el gobierno; por eso se
vio obligado a huir del país y vivir en el exilio donde ganó muchas relaciones
y experiencias. En México se relacionó con José Vasconcelos, Diego Rivera,
Jesús Silva Herzog…
La dictadura de Luis
Sánchez Cerro (1931-1933) persiguió a VRHT y a los miembros de PAP (Partido
Aprista Peruano, fundado en 1930). En 1932 los impacientes e idealistas obreros
apristas se sublevaron y enfrentaron al ejército. Como es de suponer, fueron
vencidos, capturados, torturados y fusilados. El Búfalo Barreto (Manuel Barreto
Risco) es hasta ahora muy recordado.
En el ochenio
dictatorial de Manuel Apolinario Odría (1948 – 1956) también hubo persecución
de los apristas. Sin embargo, a pesar de estas experiencias amargas, en vez de
apoyar al movimiento socialcristiano representado por la Democracia Cristiana, el
PAP prefirió respaldar y dar el triunfo al conservador Manuel Prado (1956 –
1962). Sobre esta actitud muy comodina y pragmática, alejada de la doctrina
aprista, don Eugenio dice: “La errónea política colaboracionista hizo perder al
PAP su hegemonía en las universidades y en los sindicatos laborales…”
En 1963 Fernando
Belaunde Terry asumió a la presidencia con la alianza de dos partidos: Acción
Popular y Democracia Cristiana. APRA y UNO (Unión Nacional Odriísta), los dos partidos
perdedores, formaron la alianza en el congreso; y, como constituían la mayoría,
se dedicaron a tumbar ministros y a vetar muchos proyectos del Poder Ejecutivo.
Los apristas sinceros y críticos se sintieron desilusionados y traicionados;
consideraron que el partido se había alejado de los principios revolucionarios;
prefirieron salir del PAP y fundaron el MIR (Movimiento de Izquierda
Revolucionaria) que inició la guerrilla de 1965 liderada por Luis de la Puente
Uceda.
Como intelectual fue
una brillante figura que vio el mundo desde América y defendió que cada sociedad
tiene su propio proceso histórico. “Haya refutó a Hegel cuando afirmó de manera
categórica que Europa es absolutamente, el término de la Historia Universal.
Demostró que no hay una sola Historia y que Occidente no es la meta final de
las aspiraciones humanas” (p. 209). Haya se adelantó a la globalización y a los
tratados de libre comercio, propuso la construcción de la identidad
latinoamericana.
En 1979, año de su fallecimiento,
los apristas tuvieron a Víctor Raúl Haya de la Torre como maestro a quien podían
consultar y escuchar.
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