Economista Manuel Romero, Diario Gestion,
12.06.18
Carlos Oliva Neyra reemplaza a David Tuesta como titular del Ministerio de Economía y Finanzas. Oliva es economista por la Universidad del Pacífico y tiene una maestría en Economía por la Georgetown University. Ya ha laborado anteriormente en el MEF, donde fue viceministro de Hacienda entre agosto del 2011 y mayo del 2015, durante el gobierno de Ollanta Humala.
El principal reto del nuevo ministro de economía no es buscar la reactivación económica manteniendo las metas de déficit fiscal; tampoco consolidar e impulsar el crecimiento de la inversión, ni mejorar las expectativas de los agentes económicos. Porque ninguno de esos objetivos se logarían alcanzar si no consigue el suficiente apoyo del ejecutivo , del legislativo y de la ciudadanía para viabilizar sus propuestas.
Es que las marchas y contramarchas que han caracterizado al gobierno han acabado con la luna de miel que se había obtenido inicialmente y han afectado muy rápidamente su popularidad. Y a diferencia del gobierno anterior, ni siquiera se puede atribuir al Congreso esta situación. Y ya se están dejando sentir las consecuencias negativas. Por ejemplo el director ejecutivo de Repsol afirmó que en el Perú hace falta estabilidad y seguridad jurídica. Y que esa poca previsibilidad en las inversiones hace que grandes compañías que alguna vez invirtieron en el país ya no regresen (G 08.06.18). Es que las inconsistencias entre los objetivos que se postulan y las decisiones que se adoptan son evidentes . En la misma línea se encuentra la débil posición del gobierno ante diversas reclamaciones de grupos organizados (como el Consejo Nacional de Transporte Terrestre), que ha sido muy débil, cediendo no solo ante cuestiones coyunturales (devolución del ISC) sino poniendo en cuestión pilares fundamentales del programa económico, como el anuncio de revisar los peajes a pesar que esos contratos están respaldados constitucionalmente. Y lo peor es que ese tipo de precedentes ya está originando numerosas otras reclamaciones. Y recién tenemos solo tres meses de gobierno. Es que el gobierno no está cohesionado. La actitud del consejo de ministros hacia la inversión privada es muy diversa.
Empezando por los desaciertos en ese sentido del premier Villanueva, que fue quien conformó este gabinete para todas las sangres. Y en cuanto a la inversión pública, la situación no es muy diferente, como lo atestiguan los desafortunados planteamientos de César Villanueva intentando resucitar proyectos inviables económicamente a pesar de tener alternativas razonables. Y a pesar de los evidentes esfuerzos por diferenciarse del gobierno de PPK, las idas y venidas , la incapacidad para destrabar los megaproyectos y la debilidad para negociar, lo asemejan cada vez más al gobierno anterior.
Lo más lamentable es que la economía se está empezando a reactivar, como lo evidencian el crecimiento del PBI, de las importaciones y del IGV, e inclusive las cifras del mercado laboral. Pero se necesita de un entorno adecuado para consolidar ese crecimiento a través de inversiones. Naturalmente que con las limitaciones existentes, es muy difícil aspirar a reformas significativas. Pero con que se consolidara el crecimiento y se lograra que se empiecen a ejecutar Michiquillay, Quellaveco y Tía María, creo que no se le podría pedir más a este gobierno .
El gran problema es que se vienen movilizaciones sociales importantes como las de los maestros, de los anti mineros y otros. En un contexto electoral de elecciones regionales y locales, en las que primará la demagogia y el populismo. Y como ya sabemos, la fortaleza de este gobierno no se encuentra precisamente en su habilidad para saber enfrentar este tipo de eventos. En todo caso no hay que perder la esperanza y confiar en que el Presidente Vizcarra se dará cuenta de la rapidez con que se viene deteriorando su imagen y el gobierno, y ejecutará las medidas correctivas del caso. Especialmente en lo referente a la claridad de sus objetivos, metas y estrategias a seguir.
L
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