Jorge Zavaleta Alegre
"Sueño que mis hijos pequeños vivirán algún día en una
nación donde no se les juzgará por el color de su piel sino por las cualidades
de su carácter".
Esta es la condensada
expresión de Martin Luther King, (Atlanta, 1929 - Memphis, 1968), que sigue conmoviendo más de medio siglo
después. El pastor estadounidense, defensor de los derechos
civiles, recobró mayor vigencia este 15 de
enero del 2018, cuando migrantes
de América Latina y el Caribe siguen
librando batalla legal para conseguir un espacio de vida en este país.
Luther King, con su acción no violenta, inspirada en el
ejemplo de Gandhi, movilizó a una porción creciente de la comunidad
afroamericana hasta culminar en el verano de 1963 en la histórica marcha sobre
Washington, que congregó a 250.000 manifestantes. Allí, al pie del Lincoln Memorial, Luther King
pronunció el más célebre fórmula que encabezaba la visión de un mundo justo: I
have a dream (Tengo un sueño).
Premio Nobel de la Paz en 1964, sin embargo, el destino
funesto al igual que otros apóstoles de la no violencia, como su maestro
Gandhi, Martin Luther King cayó asesinado cuatro años después.
Inspirándose en la figura de Mahatma Gandhi y en la teoría de
la desobediencia civil de Henry David Thoreau,
asumió la defensa de una humilde modista negra, Rosa Parks, detenida y multada por sentarse en la sección
reservada para blancos de un autobús. King dirigió un masivo boicot de más de
un año contra la segregación en los autobuses municipales.
En 1960, junto con estudiantes negros en Birmingham, Alabama, alentó una campaña de alcance nacional, actitud que
lo llevó a la cárcel y posteriormente liberado por la intercesión de
John Fitzgerald Kennedy, entonces candidato a la presidencia de Estados Unidos.
Logró para los negros la igualdad de acceso a las bibliotecas, los comedores y
los estacionamientos.
La lucha deLuther King tuvo un final trágico: el 4 de abril
de 1968 fue asesinado en Memphis por James Earl Ray, un delincuente común de
raza blanca. Mientras se celebraban sus funerales en la iglesia Edenhaëser de
Atlanta, una ola de violencia se extendió por todo el país.
Luther King entendió como una condición esencial de la
dignidad humana la igualdad racial, la cual se hallaba por otra parte
legitimada, en el plano político, por los principios de la democracia, y en el
plano moral, por los principios religiosos. El mismo año del Nobel, el presidente Lyndon
Johnson, sucesor de Kennedy tras el magnicidio, promulgó la ley de derechos
civiles, que consagraba la igualdad de todos los ciudadanos.
Los principios de
Luther King quedaron expresados en la célebre Carta desde la prisión de
Birmingham (1963, publicada por la revista francesa Esprit en 1964), inspirada
en la tradición bíblica del protestantismo anglosajón, alcanza momentos de
altísima emoción y humanidad. “Pero cien años después, la América de color
sigue sin ser libre", el racismo se respira y se observa que aún está a flor de piel.
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