La globalización muestra ahora la cara más compleja y sin soluciones a la vista. Dentro de este proceso la Salud Mental, la Educación, la Cultura son aspectos que no se tienen muy en cuenta. Por el contrario, los bancos, las financieras, los tratados comerciales, las relaciones diplomáticas no ponen la atención directa. No perciben o no quieren percibir que el mundo, la economía social, no podrá prosperar sin alentar el derecho a la alegría, a la saludable vida mental.
Por estas razones, algunas
instituciones modernas tratan de volcar
su interés en torno a la Salud Mental, como núcleo de la Salud
Integral. El periodismo de
innovación comienza a impulsar esta área, porque comprende que sin
Salud Mental, el amor a los libros, a la
ciencia, al arte en sus más variadas manifestaciones se cubrirán de tristeza.
El Derecho a la Alegría se esfuma, como
una vela en un funeral tradicional.
Antes de que finalice este año
2017, queremos ofrecer a nuestros amigos
lectores, un conjunto de crónicas sobre las diferentes razones ineludibles que
debemos considerar para que los suicidios, las depresiones, las
obsesiones compulsivas no solo sean analizadas por la psiquiatría a la que tienen
acceso sectores privilegiados, sin
rescatar e incorporar la prácticas de
las culturas aborígenes y que las
instituciones públicas y privadas, vuelquen su indispensable mirada y su
irrenunciable exigencia con el respeto a la Humanidad.
Jorge Zavaleta Alegre
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