• Pepe Lucho, apreciado amigo. Cuanto dolor e
indignación me causa esta desgracia. Mis hijos Jorge y July, sin duda estarán
siguiendo muy de cerca. July, mi
compañera de toda mi vida, está en el
cielo desde hace un año, y desde allí seguro lograremos justicia. Espero que
nuestra solidaridad contribuirá, como tu
afirmas, a que nunca más se ignore. El maltrato
a una mujer, un niño, a un ser humano. Me sumo a tu noble objetivo de lograr
justicia. Estaré en la marcha que anuncias: Jorge Zavaleta Alegre. Cambio16, Madrid y Argenpress, Bs.As.
Por José
Luis Castillejos Ambrocio
Un mes, exactamente, antes de que
inicie la primavera boreal viajaba por la carretera de San Cristóbal de las
Casas. La camioneta blanca queme transportaba devoraba raudamente la
serpenteante carretera que conduce a los Altos de Chiapas. Ese sábado llevaba
la mirada puesta en el horizonte. Sobre mi lado derecho, el valle, el azul
inmenso del cielo, las nubes. En el carro una música instrumental me hizo
suspirar y añoré estar en la costa, frente al mar.
Tuve la sensación de levitar en
aquellas alturas. Entrecerré un instante los ojos y evoqué el imponente Cañón
del Sumidero, por donde discurre apaciblemente el Río Grijalva. Mirada abajo,
en el valle, los brazos abiertos del sol baña los sembríos. A esa hora, como a
las 8:15 de la mañana los pinos se mecían juguetonamente en aquella bella
geografía serrana. Recordé sonrisas, San Juan Chamula, el olor de la panela y
añoré un agua de coco.
Me acomodé en el sillón para
dormitar un rato pero una llamada de un número desconocido me sobresaltó. Al
otro lado de la línea un amigo de mi hija Viri me daba una mala noticia:
-Buenos días Don José Luis. Disculpe que le llame pero debo informarle que su
hija Viri sufrió un accidente…
Tras ese breve comentario se perdió
la señal de mi celular, muy típico en los altos y varias zonas apartadas de
Chiapas. Al llegar a un punto de reunión en San Cristóbal llamé al desconocido
y me abundó: Su hija está muy mal. Está muy golpeada. Su ex novio Fred (Muñoz
Nataren) la golpeó y ahora está hospitalizada.
Intenté guardar la calma. Enmudecí.
Los compañeros de viaje respetaron mi largo silencio.
—¿Todo bien?, me preguntó uno de
ellos
—Mi hija sufrió un accidente y no
podré continuar con Ustedes, le respondí.
Me despedí tal como llegué y di la
media vuelta y emprendí el retorno a Tuxtla Gutiérrez y luego a Tapachula. Seis
horas y media de viaje. Intensos, largos. Veía el horizonte nuevamente y a los
carros que desfilaban ensentido contrario. En todo el camino sólo contesté lo
necesario al conductor que me ofreció unas papitas. No tenía ánimos de nada.
Sólo quería llegar hasta donde estaba mi hija Viri. Cuando entré hasta la cama
donde estaba ella. Al verme, mi hija lloró. Vas estar bien le dije, le di un
beso y la abracé como pude. Apenas podía verme. Tenía la cara magullada, con
rastros de sangre y por la hinchazón apenas podía abrir sus ojos. Me tomó de
las manos y me dijo: Llévame de aquí papá. No quiero morir.
—No vas a morir. Nadie te volverá
hacer daño, lo prometo.
Sobre su magullada carita se
deslizaban las lágrimas. Lágrimas de dolor, de impotencia, de sentirse
avasallada, maltratada, ultrajada, robada. Le dolía todo, le dolía la ausencia
de justicia. Aún no se explicaba tanta maldad. Las gotas del suero caían
despacito y se deslizaban por la transparente manguerita, directo a la vena de
Viri. La observé nuevamente y ella se quedó dormida a sabiendas que estaba ahí
su papi.
Luego salí de ese espacio
hospitalario y grité en silencio mi impotencia. Afuera, con mirada cínica, de
personas supuestamente dolida por los acontecimientos estaba Silvia Natarén,
madre de Fred Muñoz Nataren, su nuera y otro de sus hijos. Ofreció ayuda
económica, como si con ello quisiera borrar el desastre de uno de sus hijos,
como si el dinero reparara todo, como si estuviéramos mendigando ayuda, como si
quisiéramos asistencia. Pobre tipa, medio pena ajena. Ella protegió y encubrió
la huida de su hijo. Fue a observar como estaba la víctima y, supongo, le habrá
dicho a Fred que la cosa no era tan grave pues este se quedó en el domicilio
materno hasta el domingo, un día después de su atrocidad. Hay testigos.
Hoy han pasado 15 días desde esos
hechos. 360 largas horas, 21 mil 600 minutos, un millón 296 mil latidos de mi
corazón. He hecho cuentas para que no se olvide, para que nadie olvide el
tiempo transcurrido de estasdos semanas, para que nadie borre de la memoria
colectiva el daño que se ocasiona a las mujeres, que ocasionó un patán a mi
hija.
Hoy Fred es buscado hasta debajo de
las piedras. No habrá un solo día de descanso hasta que caiga, hasta que se
haga justicia. Así demore 50 años voy a rastrearlo y dedicaré esfuerzos, dinero
y circunstancias hasta que sea sancionado este machista malnacido. No habrá poder
económico, familiar quelo oculte, amigos que lo apañen. Iré con todo, lo
buscaré con la fuerza que measiste: la le la ley, la de la razón. Nada dentro
de la ilegalidad.
El caso Viri se volvió emblemático
gracias a las redes sociales, a los medios de comunicación (radio, televisión,
periódicos, portales de internet). Que nunca más el ataque de una mujer quede
en el olvido por temor al ensañamiento de un sector de la sociedad que cree que
ellas tienen la culpa,que nunca más un machista vuelva a tocarlas. Daremos la
batalla, daremos la pelea.
Fred estás cercado.
Este domingo marcharemos por las
calles de Tapachula, Chiapas para exigir al gobierno que se haga justicia, para
pedir a las autoridades que aceleren el proceso de captura y extradición, en
caso esté en el extranjero. Queremos un deslinde real de la familia.
Tímidamente lo han hecho los Muñoz Verdugo y los Muñoz Pérez, pero faltan los
Muñoz Campero (uno de ellos asesor del Comité Directivo Estatal del PRI en
Chiapas), los Muñoz Nataren y otros Muñoz vinculados al potencial feminicida
Fred Muñoz Nataren, acusado además de violación y robo agravado.
Rastrearemos
todo y en su momento exhibiremos todo y más vale que no lo financien y que no
lo oculten. Que el Procurador Raciel López haga su chamba. Que desquite su
jugoso sueldo.
Ni las piedras, ni las hojas de los
árboles podrán ocultarte Fred.
La búsqueda está en marcha.
Ni una más. Ni una mujer más
maltratada, en Tapachula, enChiapas, en Latinoamérica, en el mundo.
@jlcastillejos
#casoviri
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