Papel de Arbol

martes, 22 de abril de 2014

PROPUESTA DE GARCÍA MÁRQUEZ Ciencia y letras en la canasta familiar




JORGE ZAVALETA ALEGRE PERIODISTA
El Estado peruano anuncia trabajos multisectoriales para construir la educación técnica a fin de superar la tradicional formación universitaria, en la cual persiste el perverso divorcio entre las letras, las artes y las ciencias.

Este anuncio proviene de  dos mujeres peruanas: Peregrina Morgan Lora, secretaria  de Sineace; y la ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, Carmen Omonte. Estos conceptos surgen en el Plan Nacional de Educación Para Todos 2005-2015: Hacia una educación de calidad con equidad, presentado por el entonces ministro Javier Sota Nadal en un  espacio amigable y democratizador de un Foro Nacional. 

El Sineace es el Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa, que debe  garantizar la calidad de la educación en el Perú; contribuir al desarrollo descentralizado del país para  la mejora de la competitividad.
 De sus órganos operadores –Ipeba, Coneau y Coneaces– se espera un impulso para aplicar la nueva Ley Universitaria que el Congreso anuncia debatir en las próximas semanas y que contaría con la mayoría de votos para su aprobación, curiosa atingencia en un tema que debería tener respaldo unánime. 

“Los jóvenes solo ven a la educación técnica como una segunda opción frente a la privilegiada educación universitaria, cuando se sabe que el 46% de los profesionales egresados de universidades no encuentran trabajo y el 84% no escogió la carrera adecuada”, según un informe del Banco Mundial hecho para el Perú. 

La realidad educacional mantiene una sobreoferta de universitarios y una gran ausencia de técnicos, no obstante que la sostenibilidad del crecimiento del país depende del impulso de las carreras de tres años. En el Perú se necesitan 300,000 profesionales técnicos. 

Gabriel García Márquez, en una carta de navegación para la educación, escribió: Creemos que las condiciones están dadas como nunca para el cambio social, y que la educación será su órgano maestro. Una educación desde la cuna hasta la tumba, inconforme y reflexiva, que nos inspire un nuevo modo de pensar y nos incite a descubrir quiénes somos en una sociedad que se quiera más a sí misma. Que integre las ciencias y las artes a la canasta familiar, de acuerdo con los designios de un gran poeta de nuestro tiempo que pidió no seguir amándolas por separado como a dos hermanas enemigas. Que canalice hacia la vida la inmensa energía creadora que durante siglos hemos despilfarrado en la depredación y la violencia, y nos abra al fin la segunda oportunidad sobre la tierra que no tuvo la estirpe desgraciada del coronel Aureliano Buendía. Por el país próspero y justo que soñamos: al alcance de los niños.


Publicado: 22/04/2014
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