Jorge Zavaleta Alegre. Periodista
RUMBO A NUEVOS encuentros en Nueva York, El Cairo y Beijing,
las mujeres indígenas de las siete regiones del planeta caminan a su
conferencia mundial llevando la preocupación por los recursos naturales, que
incluye la cuenca amazónica, la más grande reserva ecológica del mundo.
La última semana de octubre se realizó en Lima la Conferencia
Global de Mujeres Indígenas. Asistieron 300 lideresas de África, el Asia
Pacífico, Europa, Asia, América Latina, Norteamérica y Rusia. Allí acordaron
fortalecer alianzas sobre las acciones de la ONU y el cumplimiento de los
Objetivos de Desarrollo del Milenio.
La cita global, en una ceremonia de espiritualidad, de amor a
la Tierra, produjo un amplio despliegue de multicolores cultivos nativos, como
una ofrenda a la naturaleza; se disfrutó de la música del grupo Pachacámac.
“De la Madre Tierra (Pachamama) recibimos la vida, que es
nuestra existencia vital, espiritual”, explicó Tarcila Rivera Zea, presidenta
de Chirapac, quien en 2011 fue elegida miembro del grupo asesor sobre la
sociedad civil de ONU Mujeres. Inauguró la cita la ministra de Cultura del
Perú.
El foro global mostró el universo audiovisual de los pueblos
indígenas en 22 películas que incluyen tradición, salud, educación,
alimentación, autonomía, participación política, violencia contra la mujer,
cuyo diálogo fue dirigido por los escritores Róger Rumrrill y Armando Arteaga.
Tibi Silvia, prestigiada voz de la comunidad de Yanamaru (Boa
Negra), provincia ecuatoriana de Pastaza, explica que el esquema de vida
occidental pone en peligro el universo del mañana. Afirma que las poblaciones
indígenas nunca tuvieron problemas en sus relaciones con las comunidades de
territorios peruanos.
Sitsima Xavante, del estado brasileño de Mato Grosso, es hija de Mario Furuna, primer y único
diputado nativo del Estado brasileño elegido en 1988.
En síntesis, señala: “Para mí el Partido de los Trabajadores
de Lula dio un énfasis sin precedentes en acciones sociales; Dilma Rousseff,
por ser economista, incide más en lo económico.”
Clemencia Herrera, de Colombia, La Chorrera, Amazonas, vive
en el resguardo más grande del mundo, con 6 millones de hectáreas. Es un área
legalmente reconocida por el Estado para desarrollar todas las actividades de
los pueblos indígenas. Hace 100 años fue el escenario de la explotación
violenta de las caucherías a cargo de la americana Peruvian Company.
La cita global plantea como tema sustancial formar mucha
gente que tenga conciencia de un trato territorial con enfoque diferente. Las
propuestas deben construirse de abajo hacia arriba y no al revés, y los
gobiernos deben revisar sus políticas.
Publicado: 03/11/2013
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