Jorge Zavaleta Alegre.
Periodista
La Tercera Cumbre de
Jefes de Estado y de Gobierno de América del Sur y de África (ASA) acaba de
concluir en Malabo, capital de Guinea Ecuatorial, con participación de
representantes de 63 naciones, incluyendo el Perú, cuya delegación estuvo
encabezada por la ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, Ana Jara.
El compromiso básico
del cónclave es fortalecer su Secretaría Permanente o Mesa Presidencial
Estratégica.
Tiempos modernos los de
hoy, si uno recuerda, por ejemplo, al presidente Theodore Roosevelt, quien
después de su expedición, en 1909, comparó África con "el Pleistoceno
tardío".
En aquellos tiempos
muchos de los países africanos solo tenían "popularidad" para los
safaris de adinerados personajes occidentales organizados en los campos que alojaban
manadas de elefantes y cebras, jirafas, leones, hipopótamos, leopardos.
La Segunda Cumbre de
ASA se realizó en la isla venezolana de Margarita; ahí aprobaron la Declaración
de Nueva Esparta.
De allí nace y crece la
necesidad de una relación directa Sur-Sur para aprender de manera conjunta la
protección de los recursos naturales y aumentar los intercambios en comercio,
inversiones, turismo, energía, transporte, infraestructura, ciencia y
tecnología.
El intercambio
comercial entre las dos regiones bordeó en 2011 los 40,400 millones de dólares.
Una frondosa literatura
nos muestra al África de tiempos pretéritos, como las Memorias de África, de
Isak Dinesen, seudónimo de Karen von Blixen-Finecke, publicadas en 1937, obra
llevada al cine con gran éxito.
Es una fotografía de la
vida colonial de lo que hoy es Kenia, país moderno defensor del desarrollo
sostenible; en ese tiempo la mano de obra era provista por
"squatters" o personas de una tribu local que garantizaban a los
propietarios el trabajo de la tierra, que en muchos casos había sido propiedad
de los campesinos, antes de que llegaran los colonizadores.
Brasil alberga la
población de razas africanas más numerosa del mundo después de Nigeria. La
integración ya no se detiene. En Sudáfrica, el grupo de economías emergentes
BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) se reunirá en marzo, y en mayo
se celebrarán los 50 años de la Unión Africana.
América Latina, al
participar en la Cumbre de ASA, fortalece el proyecto Sur-Sur y promueve que estas
dos regiones encuentren nuevos escenarios para plantear al mundo alternativas
con el fin de superar la crisis global, mediante una revolución intelectual,
cifrada en la ética, en la búsqueda de mayor equidad, apostando por la
educación y lucha contra la desnutrición.
África y América Latina
mantienen una antigua relación, desde la Colonia y el Virreinato. La cultura de
ambos se expresa con intensidad en el idioma, en la música, el arte, el
deporte. Los viejos condenados de la Tierra hoy encuentran en la historia
contemporánea un desafío conjunto.
Fecha:24/02/2013
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