Papel de Arbol

domingo, 6 de enero de 2013

EL PERU, MUSICA CLASICA Y OTROS SONIDOS. Cambio16,Madrid

Jorge Zavaleta Alegre.Cambio16-Madrid.-
La música clásica y popular es una sola. En los países desarrollados reina una educación musical integradora.

Las ciudades alemanas son referentes en el mundo. Sus compositores medievales,  renacentistas, del barroco, del clasicismo, del romanticismo o  del siglo XX,  continúan convocando numeroso público al igual que la música de las múltiples bandas de todo el territorio.
En el Berlín, nuevamente unido,  quienes asisten a la famosa Filarmónica, se confunden mayoritariamente   con los grupos musicales que actúan en plazas abiertas, en un ambiente festivo, entre fuegos artificiales, como las retretas  de los pequeños pueblos del Perú.
“Nuestros otros ritmos y sonidos: la música clásica en el Perú”,  de Armando Sánchez Málaga- Arequipa, 1929, egresado de la Hochshule für Musik de Múnich - es uno de los estudios más completos de América Latina que explica la necesidad de reorientar la educación en base a la premisa de las artes musicales, cuya riqueza es de una magnitud insospechada.
Sánchez Málaga, cuyo padre fundó el Conservatorio Nacional de Música del Perú, rescata el desarrollo de la música clásica tanto en el Virreinato como en la República, señalando las dificultades crecientes de incorporar la música como materia de formación primaria y secundaria que han afectado en la sensibilidad del educando.
Ediciones como el presente título, distingue en  fondo y  forma, la  proyección del Fondo Editorial del Congreso de la República, y es un llamada de atención para impulsar una línea de la historia de la música en el país, como una forma de apreciar el irreversible mestizaje cultural, proceso acelerado desde los sesenta, la década más rica en la historia de la humanidad.
La música tradicional que trajeron los españoles  se estrenó en la Iglesia, en la cerrada sociedad de la colonia y en la emergente república. Esa música se enriqueció  con la presencia de instrumentos de cuerda europeos como la vihuela, la guitarra y el arpa renacentista que generaron sus versiones locales en el charango y el arpa indígenas, como atestigua Hanacpachap, la primera composición polifónica coral compuesta en América, primera muestra del sincretismo cultural en el Perú de comienzos del virreinato.
Hanacpachap, traducida del quechua al español, dice: Alegría del cielo,/ miles de veces te adoraré,/ árbol que vas fruteciendo de las entrañas,/ esperanza de los hombres,/ apoyo del que busca aliento,/ del que te implora…
La práctica del  canto llano o Gregoriano, música concebida para una sola voz, sin armonía, sin acompañamiento instrumental, son paralelos musicales de las ideas del estilo románico. El arzobispado dictó normas específicas para preparar mejor a los cantantes y que no fuera  afectada por la adopción de otros géneros musicales.
Más tarde, a comienzos del siglo XX, la Iglesia en el Perú recogió  la preocupación vaticana, por la situación de la música sagrada en el mundo. Los compositores y los instrumentalistas se acercaron al teatro. Del barroco se acercó al romanticismo.
El Perú contó con excelentes organeros locales, especialmente cuzqueños desde el siglo XVI hasta mediados del XIX,  como era usual en España. La difusión la música sinfónica en el Perú comienza a fines del siglo XIX con la consiguiente  presencia en los conciertos de la nueva clase social dominante ávida de escuchar música antes reservada a la aristocracia.
 Sánchez Málaga recuerda  a Platón, quien  hace 2500 años  se preguntaba ¿acaso no descansa en la música lo más importante  de la educación  desde el momento que el ritmo y la melodía especialmente penetra y se impone en ella?
Además, el autor destaca los aportes de los grandes músicos peruanos que pasaron por el  Conservatorio Nacional de Música y por la Orquesta Sinfónica  Nacional, remarcando la visión integradora de la música.
Un caso notable es la lección de  José María Arguedas, cuya novelística se enriquece cuando describe en su paisaje sonoro instrumentos  el charango, el arpa, las guitarras  y los wakrapucus, géneros como el harawi y el huaino, y también el canto de las torcazas, el grito de los loros, el croar de los sapos, el sonido del agua y las campanas. 
“En Los ríos profundos”, JMA,   escribe frases como ríos, que cantan a la música más hermosa al chocar con las piedras y con las islas”; “Las mujeres cantaban el harawi de despedida, “Espinos de flores ardiente y el canto de las torcazas iluminaban los maizales”
Cantar es una manifestación instintiva del ser humano. El canto colectivo puede ser practicado desde la niñez, los músicoterapeutas lo recomiendan a la gente mayor. Es posible también que todos puedan tocar algún instrumento. Son bellos objetos que tienen algo mágico y que aún en silencio nos producen una atracción irresistible.

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