Jorge Zavaleta Alegre
Hace dos décadas, en
cumplimiento de la Convención Internacional por los Derechos del Niño, el Perú decidió
crear las primeras defensorías para atender las demandas personales y sociales
de este sector tan representativo en la estructura demográfica de un Estado.
Sin embargo, los acuerdos con las Naciones Unidas y las
diferentes leyes no fueron suficientes
para estimular su crecimiento.
En el presente año, las Defensorías del Niño y Adolescente suman
2,240 en todo el país, de preferencia en las municipalidades: 1,016 en
distritos y 190 en capitales de provincias, según el Ministerio de la Mujer y
Poblaciones Vulnerables, sector que lidera, en esta área, la concertación
multisectorial.
El crecimiento de Defensorías
y el mayor involucramiento de otras entidades, ha dado lugar a la
formación de la Mesa Interinstitucional, convirtiéndose en la red social más
dinámica y descentralizada, que expresa el potencial de las Defensorías y los
avances en el ejercicio de los derechos
de los niños y adolescentes, en armoniosa articulación con la sociedad civil y
la cooperación internacional.
Las Defensorías no solo son centros en los cuales se buscan
estrategias y decisiones para proteger a los menores de edad de los abusos de
los padres y del entorno en el que viven.
En el VIII Congreso de Defensorías que esta semana se realiza en Lima, con
visitantes de Colombia y otros países vecinos, podemos apreciar una cultura con
manifestaciones nuevas en la música, la pintura, los bailes, las artesanías, en
publicaciones, pinturas, obras de teatro, cine. Nos dan respuestas claras, de
rechazo contra el terrorismo y contra
los movimientos violentistas, clamando un Estado eficiente y más cercano a los
más desamparados.
Si bien los cambios culturales son parte de un proceso, en el caso de los
derechos de los niños no hubieran sido posibles sin el aporte de los Defensores.
Esta valoración está explícita en las experiencias del VRAE, seleccionadas
en un Concurso:
-La Defensoría Municipal de Río Tambo, en el VRAE, ha sido
reconocida por haber incorporado promotores defensores en 35 comunidades
nativas donde no había un servicio de esta naturaleza.
-En igual forma, la Defensoría del distrito de Río Negro ha encontrado
algunas soluciones a sus demandas. Con el apoyo del alcalde han conseguido la
clausura de establecimientos de venta de
licores donde se daban casos de
explotación de niños.
-Destacan también las Defensorías
de Puno y Cusco, donde han encontrado alternativas para que los niños no
participen en actividades productivas que no son propias de su edad, como la
elaboración de ladrillos.
Mención aparte merece
la Defensoría Municipal de Macará, con su experiencia en la
comunicación. El programa radial “La
Hora Familiar”, llega a los lugares más alejados del distrito y es un referente valioso para multiplicarse en
otras emisoras ya sea comunitarias,
municipales o comerciales, comprometidas con los derechos de la Infancia y Adolescencia que establece el Plan
Nacional 2021, inscrito en los Objetivos del Nuevo Milenio que comparte el Perú.
Siendo importante el número de Defensorías, la mayor
trascendencia está en la creciente participación de la sociedad. El mejoramiento
de este servicio permite que ahora el país tenga una de las redes sociales más
dinámicas y una clara percepción de los gobiernos locales, como semilla del
desarrollo sostenible.
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