Arq. Javier Sota Nadal*
Ex Ministro de Educación del Perú
Columinista Diario La Primera
En las últimas décadas se ha reafirmado la
conciencia que, desde la profundidad de los tiempos, somos un país diverso. La
conquista española pretendió homogeneizarnos
pero fracasó y eso que tuvo 300 años para hacerlo. La República, heredera
de ese proyecto, quiso avanzar en esa dirección,
pero sólo consiguió acentuar el carácter
de archipiélago cultural que nos
caracteriza. La precariedad a del aparato estatal que montó y desmonto cada
caudillo lo explica.
Antonio Raimondi, milanés, 24 años de edad, llega a Lima el 28 de julio
de 1850. Después de un período de preparación, emprende un viaje fantástico: Premunido de ciencia y pasión, viaja y nos describe los
departamentos de Arequipa (1863-64), Lima (1866), Junín (1866), Huancavelica (1866),
Ayacucho (1866), Amazonas (1868), San Martín (1869) y Loreto (1869).
Sus
cuadernos de viaje, los muestran desde
las perspectivas de las ciencias
naturales: geografía, flora, fauna,
producción, pueblos y caminos, ríos, lagunas que nutren y caracterizan cada
lugar. Esos textos, pueden ser considerados como la primera validación científica de una diversidad que es
estructural a nuestra existencia como peruanos.
He preguntado a Sara Beatriz Guardia -
cultora de la obra de Mariátegui - ¿Si
él Amauta habría planteado la cuestión del territorio como condición
estructural en la existencia y posibilidad de un Perú mejor?. Me contestó que,
directamente no.
Este rodeo sobre el estado de nuestra conciencia
sobre el territorio, viene a propósito de los sucesos de Bagua y Conga. Hasta donde llega mi saber, izquierda y derecha
nunca- hasta ahora- se plantearon
ideológicamente la cuestión ambiental
peruana. Obvio, como solemos ser copistas, calcamos que ni al capitalismo ni al
comunismo, paradigmas de la política
local, les interesaba la preservación
ecológica del territorio; al contrario, el industrialismo de uno y otro color, dictaban que allí, donde fuere
necesario económicamente, era lícito arrasarlo.
¿De dónde viene entonces la reciente conciencia ecologista de los líderes enfrentados en Cajamarca?. Ciertamente no de nuestra cultura política. Respondo,
maliciosamente, que viene de pura
conveniencia: han caído en la cuenta que la defensa de la naturaleza, hoy , como nunca antes, importa
al pueblo más que las utopías de progreso que les suelen prometer los partidos.
Pero
peruanos, vivimos aquí, y así como Antonio Raimondi no dijo que el Perú era un
mendigo sentado en un banco de oro - le
endilgaron esta frase huachafa - tampoco afirmó que nuestra diversidad permaneciera
impoluta de acción humana. He
escrito, con otros, que el proyecto
Conga, es el Rubicón del régimen pero,
querido/a lector/a, después de estos apuntes que te entrego, añado que,
también es Rubicón
del desarrollo regional.
Deseo como peruano que Conga vaya, pero
depende cómo vaya. Si va tomada de la mano por la democracia, aquella que se
define como diálogo y respeto de mayorías y minorías, irá dirigida hacia el
bienestar de todos y no solo de algunos. La democracia es la única forma
política capaz de superar positivamente
este juego dialéctico.
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