Arq. Javier Sota
Nadal, ex ministro de Educación del Perú
Columnista del Diario La Primera de Lima
Las imágenes
valen-comunican- más que mil palabras. La cobertura mediática de la captura de
“Artemio” se ha constituido en el mejor ensayo para testimoniar al Perú y al
mundo que nuestro país camina firme hacia un horizonte de democracia plena,
aquella forma política para la cual los
derechos humanos constituyen valores irrenunciables.
Hitler, como
Stalin y las dictaduras fascistas latinoamericanas, afirmó en su momento, que la vida de las personas podía y debía ser tomada
si es que con ello se facilitaba el camino para sus metas demenciales. El
marxismo – leninismo – maoísmo- pensamiento Gonzalo, llevó a la práctica entre
nosotros esta política de muerte cuando ya el mundo parecía estar curado de estas ideas de muerte.
Hoy estamos en
nueva etapa, la prensa entrevistó a los enfermeros que atendieron al terrorista
herido, ellos dijeron que su deber era atender al herido fuera quien fuere. La
policía nacional, que tantos muertos tiene que llorar por defender la patria,
lo recibió en una Base donde le
brindó primeros auxilios, después lo
traslado en un avión, y en una escena que para mi describe perfectamente la derrota
ideológica de Sendero, vimos como un enfermero en el avión que lo trasladaba a Lima le enjugó el sudor a Florindo Flores y este, con una ligero
movimiento de mano, agradeció ese gesto de humano, o lo que es lo mismo, aceptó
además de su derrota , la superioridad moral e ideológica de quienes en nombre
del Estado afirman la vida en contra de la muerte. La policía lo condujo a su
Hospital y allí le brindó protección y cuando estén seguros que el herido podrá
afrontar sin peligro los requerimientos de la justicia, será entregado a quien corresponda
tenerlo en un Estado de Derecho para ser juzgado por los horrendos crímenes que ha
cometido.
El Presidente
Humala, sobriamente, avaló este comportamiento humano y seguramente seguirá
dirigiendo las políticas de Estado contra los flagelos del terrorismo remanente
y el narcotráfico dentro de estos mismos causes democráticos.
Hace 20 años
nada de lo ocurrido habría sido visto. Probablemente los enfermeros hubieran
huido, la demencia de una guerra interna causada por Sendero hubiera desplegado
sus afiladas garras para matar a unos y a otros sin discriminación alguna, y
Sendero seguiría adoctrinando al pueblo- mesnadas según ellos- con las mismas ideas de Hitler diciéndoles que
la solución final pasa por la muerte.
¿Qué queda en
adelante?, Ciertamente seguir construyendo nuestra democracia, aquella que retomó V. Paniagua, continuaron A. Toledo, A.
García y ahora O. Humala y, así como parece ser cierto que en el plano
económico que es necesario construir
políticas económicas que fomenten la inversión y la inclusión social, con mayor
ahínco y decisión debemos fomentar la
plena vigencia de los derechos humanos. Esa dupla economía inclusiva + persona humana nos hará
grandes y con voz propia en el concierto
de naciones civilizadas.
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