Muchos son los que aún no han leído a Arguedas y guardan
devoción por su vida. Fue un Comunicador de Verdades. Su mundo de Arguedas es
un sueño presente de los migrantes del Ande.
José María Arguedas (Andahuaylas, Perú, 18 de enero de 1911 – Lima, 28 de noviembre
de 1969), un siglo después de su nacimiento es de los mejores escritores de
América Latina que ha contribuido a la necesaria integración social como única
posibilidad de ingresar a una civilización global y moderna.
Su obra poética,
literaria y antropológica, señalada por la crítica especializada sobre todo
internacional, tiene un valor inconmensurable de las culturas y que ha roto con la “utopía
arcaica”. La academia, muy cerca de las expresiones populares – artesanos,
cantantes, músicos, danzarines, escritores, humoristas, dirigentes vecinales -
revela resultados imprevisibles.
Inclusive, el mercado encuentra una veta para banalizar la rica creación - como ha ocurrido
con otros pensadores – y hablar de la
capacidad transformadora de los hombres y mujeres del Ande.
Felizmente, la revolución tecnológica de la comunicación, aprovechada por los sectores
populares, hace posible desentrañar varios misterios sobre Arguedas, que junto
con Vallejo, Ciro Alegría, Martín Chambi, Mariátegui, Mario Vargas, Manuel
Scorza y otros han aportado al conocimiento del Perú.
La obra de Arguedas, inseparable de la justicia social y la
paz colectiva en el Perú, constituye un mundo por descubrir. Rodrigo
Montoya, antropólogo y discípulo de
Arguedas, reconocido docente en las universidades del Brasil y otras muy
importantes; en los tiempos del
fujimorismo el BID fue mezquino en el Perú para promover la cátedra sobre
Cultura Peruana, así como el trabajo de Carmen Pinilla, de Alonso Cueto, Alfonsina Barrionuevo y otros intelectuales, bajo el
sofisma que provocarían debates políticos que se podían obviar, en tanto desde Washington su
departamento de relaciones culturales prefería convocar la pintura abstracta y
ocasionales charlas de intelectuales de ultramar menos “radicales”.
El libro de la investigadora Carmen Pinilla, que aparece casi
al cierre de los festejos en memoria del
primer centenario de nacimiento de JMA, es una ocasión para conocer más el Yawar Fiesta, Ríos
Profundos, Todas las sangres y otras novelas, no leídas por la gran mayoría,
pero que la sociedad las identifica de
manera intuitiva por ser parte de su mundo
real.
En un auditorio ocasionalmente
lleno, donde Luis Peirano, actor, cineasta, docente de la PUCP, y ahora Ministro de Cultura. el escritor Alonso
Cueto. Peirano a propósito de Arguedas, recordó el poema "Amar sin ser
querido" de González Prada:
Un dolor jamás
dormido,/ una gloria nunca cierta,/ una llaga siempre abierta,/es amar sin ser
querido./ Corazón que siempre fuiste/bendecido y adorado,/tú no sabes, ¡ay!, lo
triste/ de querer no siendo amado./ A la puerta del olvido/ llama en vano el
pecho herido:/ Muda y sorda está la puerta;/ que una llaga siempre abierta/ es
amar sin ser querido.
MISTERIOS DE ARQUEDAS
En esta ocasión,
algunos de los Misterios de Arguedas en la voz de Rodrigo Montoya Rojas,
-¿Porqué considera que
es más grande la presencia de Arguedas?
RMR. El primer misterio es la belleza y la calidad literaria
de su obra. Sin esa obra tan extraordinaria no habría tenido tanta repercusión.
Ilustración de July Balarezo |
Su obra no solo es buena por la investigación y recopilación
sino por la extraordinaria virtud de combinar el saber académico con su realidad,
de esa capacidad de circular con gran frecuencia en
mundos que no siempre se tocan. Hay académicos que conocen muy poco al
pueblo. JMA daba pequeñas y grandes conferencias en asociaciones de migrantes y
tenía la posibilidad de llevar la antropología a espacios que no son exclusivamente académicos, sino al
mundo de migrantes de Lima y provincias.
Esa actividad empezó como una defensa personal. Arguedas que
no era físicamente parecido a Manco Capac sino blanco de ojos casi azules, pero
profundamente despreciado por ser
serrano. Y por serrano, independientemente de la cara que tenía, por la manera
como hablaba el castellano, del serranito recién bajado, como en el mismo caso
de Rodrigo Montoya: serrano, queso, vicuña, guano, olluco, calificativos con una
fuete agresión.
La defensa comenzó a ser privada y personal, y luego JMA sufrió,
lo que para él no era un gran problema. El ser marginado, con un par de golpes
y un par de veintes que los profesores calificaban su rendimiento, ya estaba
resuelto.
Pero los indígenas que llegan a Lima, que no tienen el cabello
y los ojos azules y no pueden sacar 20 de nota, siguen con el problema
gravísimo al hablar el castellano. Para ellos, la marginación no es al empezar
los estudios de primaria o universitaria. La marginación es peramente.
JMA, a lo largo de su vida, hizo una defensa por la
diversidad de la cultura, por la capacidad de su gente, por el trabajo
combinado con la fiesta. Por otro lado, su queja y acción inmediata
siempre con la prensa y con un artículo,
era una militancia intelectual, no una militancia política, sino una militancia
en el sentido de reaccionar rápidamente frente a una agresión.
Fue un gran promotor de ideas. Reaccionaba con inmensa
alegría cuando algo particular estaba pasando, como por ejemplo, el envío de
una carta a Francisco Igartúa, de la Revista Oiga, solicitándole un espacio para un artículo
enviado de Chile, dos meses antes de su suicidio:
Dicho artículo, era una carta dirigida al presidente Juan Velasco
para agradecerle por la Reforma Agraria y para decirle que se sentía feliz, y que se alegraba tremendamente porque esa
tragedia del país comenzaba a ser superada y aunque esa reforma no había sido propiciada desde la izquierda, lo
importante era que los cambios se hicieran.
-¿Se puede decir que
practicó una militancia intelectual, y que es uno de los grandes argumentos sobre el valor de la obra arguediana?
RMR. Su trabajo fue la del gestor de la cultura. La Casa de la Cultura,
de la cual fue su director, concedió un carnet de identidad a cada uno de los
músicos y artistas. En la serenata por aniversario de Lima del 2010, se
presentó un conjunto de la comunidad de Santa Ana de Lucanas con una danza en
la que una señora de unos sesenta años bailaba y cantaba con una notoria vital
y que avivaba a Arguedas.
Después del gran carnaval, a eso de las 2.30 de la
madrugada, se le preguntó de cómo tenía ese recuerdo tan
vivo de Arguedas. Era evidente que no lo había leído. Ella contestó en quechua
diciendo que nunca se olvidaría de ese
señor llamado Arguedas porque él le dio a su papá un carnet de músico –
artista.
En un lugar, en un país tan hostil, que desde el Estado,
desde el poder, se le reconozca a una persona en su condición de artista, era
como una flor en un ojal. Y allí está el secreto del porqué a Arguedas se le
recuerda tanto en todo grupo musical de todas partes del Perú y por extensión a
todos los grupos teatrales.
Arguedas en la obra
reciente aparece con una cronología, fotografías y su propio
pensamiento. Es un acierto para deleite
del lector. Es como una versión de esa escuela académica francesa: Arguedas por
Arguedas.
-¿Cuáles son los
grandes temas que aborda Arguedas?
La realidad y la verdad. En un texto de 1996 de Abelardo
Oquendo, dice que Arguedas fue un comunicador de verdades. Le interesaba más lo
que había visto y lo que había vivido. Frente a una literatura de su gente,
creía conocer el mundo andino y no lo conocía. Su vida se confundió con el
pueblo. Su obra es esencialmente autobiográfica y no hay dudas y serias razones
para pensar así. También hay serias razones para pensar que no.
Arguedas tuvo la astucia y sabiduría para hacernos creer que
todo lo que estaba diciendo era la verdad que había visto y vivido.
-¿El caso Cayetana?
-Cayetana lo crió con su ternura en una casa hostil y ajena y
JME convenció a todos que Cayetana era
la cocinera de la casa hacienda y que ella era quien le daba de comer y quien
le hacía dormir en la batea que sustituye a una cama.
En otra lectura, se descubre que la señora Cayetana era un
personaje que combina la realidad y la
ficción. La señora tenía su casa y su perro. ¿Cómo era posible pensar que una
doméstica de una casa hacienda, cocinera, al mismo tiempo, tuviese su casa. En
los términos de la realidad eso no era factible. Arguedas nos hizo pensar que
así era.
Luego ha habido autores
que en una tesis terriblemente falsa se afirma que Arguedas era
monolingüe quechua, que aprendió el
castellano a los 8 y 10 años y que recién pudo hablar cuando llegó a la
Universidad de San Marcos. Versión que
no tiene ningún sentido. Los hijos de los mestizos hablamos castellano con los
padres y quechua o aymara con el “mundo de abajo”. Y somos bilingües naturales
porque no hemos realizado estudios, no hay una condición previa de monolingüe
primero, y bilingüe después.
-¿Realidad y ficción de
Arguedas?
RMR. La famosa Revolución de las Chicheras. Esta nunca se
produjo. En “Los Ríos Profundos” es un
tema central de la novela. Entre los chicos que fueron estudiantes de la época,
nadie afirma ni recuerda alguna rebelión de las chicheras. Arguedas insertó el
tema dentro de una historia personal y esta comunicación maravillosa con su
padre, para compensar la ausencia de la
madre.
Arguedas confesó más tarde
que su intención al escribir la novela había sido tocar un tema que podía ser importante después: una
rebelión andina que podría tener sentido. Un estudio indica que esa novela
tenía ese encargo, ese mensaje subliminal.
-¿Y la canción a Túpac Amaru?
RMR. Arguedas escribe un poema evocando a la historia y al
mito de Túpac Amaru, quien era un personaje histórico y una suerte de sacerdote
indígena, Arguedas valiéndose de esta figura mítica presenta la imagen de un
movimiento indio ocupando Lima. Los migrantes y los que están en proceso de migración tanto en Lima
como en resto del país son el mensaje, en serio, de que Arguedas estaría en la
historia del país y también en ese poema y en la novela “Todas las sangres”.
Arguedas escribe una historia, absolutamente, de su cabeza:
el gran conflicto minero y los hacendados modernos, junto con los comuneros. Es
una gran confrontación y todo el eje de esa novela. Arguedas no está contando
nada real, está imaginando el conflicto y resolviéndolo de una manera más
inesperada, porque no hay un personaje central, termina diciendo que
le preocupa la policía y describe un río de sangre. Solo quiso contar la
verdad, lo que habría visto y oído y su capacidad literaria pudo inventar
literalmente un mundo para mostrar de manera clara y precisa los conflictos que
la sociedad andina tenía.
Arguedas ha dejado una especie de precedente, de lo que más
tarde podría suceder. La estructura está, la cronología está, una gran parte de
los temas arguedianos están. Las fotos están. Falta esa biografía del país que
no soportó, que aceptó y que vivió alegrías y grande
dolores. Este país con sus errores, palabra arguediana, tendrá que aparecer en
una larga etapa de acumulación de
fuerzas al trabajo y estoy seguro que más temprano que tarde habrá una
biografía completa del sueño de Arguedas.
Leyenda foto:
Una exposición del archivo de la PUCP. José María Arguedas y
detalles inéditos sobre su trayectoria en el libro “ARGUEDAS, Perú Infinito”,
de la socióloga Carmen María Pinilla Cisneros. El Libro ha sido publicado con
el apoyo de la Dirección Regional Cusco
del Ministerio de Cultura.
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