Papel de Arbol

sábado, 27 de agosto de 2011

DIARIO LOS ANDES Y EL MODELO CHINO

http://www.losandes.com.pe/Opinion/20110825/54367.html
Siete ensayos sugerentes
Escribe: Jorge Zavaleta Alegre
Opinión - 25 ago 2011
Con el atractivo título “El Nuevo Expreso de Oriente”, en sugerentes “Siete ensayos del país emergente”, un periodista peruano e amplía las dimensiones del Modelo Dual, que Latinoamérica aún no lo asimila del todo, no obstante los sucesivos discursos oficialistas como parte del bloque Asia - Pacífico.

Jorge Minaya Vizcarra (Huaraz-Ancash), refuerza sus investigaciones en fuentes españolas y luego se traslada a China, para escribir darnos una mirada didáctica y objetiva, sobre todo para la Comunidad Andina que debería reflexionar más sobre la trascendencia de la unidad geográfica y cultural, como la esencia de un legítimo “desarrollo”.

El libro de Minaya - fruto de cinco años de activa participación en la política peruana y colaboraciones en la prensa de París y Pekín - es un esfuerzo a tomarse muy en cuenta, para comprender el “Modelo Chino”, que involucra a más de 1,300 millones de personas, 56 etnias con preeminencia de la Han, y con 14 países fronterizos. Una primera conclusión: El Gigante Asiático sigue conservando la esencia del pensamiento de Confucio (551-478 A.C.), como la matriz en el proceso mental de la civilización sina.

Confucio, definido también como un agnóstico, según las Analectas, “nunca habló de prodigios, hazañas de fuerza, trastornos o espíritus”. Remarcó que la humanidad hay que encontrarla en el prójimo. “No hagas a otro lo que no quieres que hagan contigo”. El gobierno es sinónimo de rectitud. Si el rey es recto, se pregunta: “¿Cómo podría atreverse nadie a ser deshonesto?”.

La sacralización de la élite moral y la percepción de superioridad de los chinos respecto a Occidente, se traduce, por ejemplo, en la célebre respuesta a Jorge III de Inglaterra, que en 1793, la corte de la dinastía Qianlong, le negó de plano la acreditación ante la Corte Celestial de un representante inglés al frente del comercio, “petición que es contraria a toda la dinastía, y no es posible considerarla siquiera…” y “no atribuye valor alguno a objetos extraños o ingeniosos “ni tengo empleo que dar a los productos manufacturados en vuestro país”.

En el Gran Salto Adelante, que lideró Mao, también estuvo vigente el ideario confuciano, de sacar de la pobreza a la población rural, mediante la rápida industrialización, como lo hacía la Unión Soviética. Pero, el macro estatismo y otros problemas financieros, condujo a una singular autarquía en un mercado interno, el más grande del planeta.

La tesis maoísta no cercenó el laboratorio de Taiwán, sino lo declaró como parte de “una república, dos sistemas”, al igual que a Hong Kong, aspectos que confirman la progresiva visión global del Gigante. El sistema administrativo, con organizaciones comunales interdependientes, es parte de esa trilogía del Partido Comunista, Ejército Popular de Liberación y Gobierno, que se diferencia, claro está, de la democracia occidental, que en las economías de América Latina, mantienen una presunta o simbólica separación de poderes.

Deng Xiaoping, siguiendo a Confucio, afirmó que “el poder mientras siga siendo el mismo y obedezca a los mismos, cuál es el temor de que esos mismos reformen económicamente China…“. Así se consolidó una postura de “cruzaremos el río sintiendo las piedras bajo el agua”, que traduce el sentir de los miles de cantones o comarcas. La China de hoy plantea, como afirma el Nobel Stiglitz el reto de un trabajo para abogar por un mundo sin pobreza. Hacer todo lo que posible en los países desarrollados a favor de los intereses e inquietudes del mundo subdesarrollado.

Los países del tercer mundo presentan dificultades muy superiores a las de los países más desarrollados, pese a la crisis que hoy aflige a gran parte del globo, es una reflexión que compartimos con el texto Jorge Minaya.





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